PRI: “El 2016 quedó atrás”
Sin Retorno

PRI: “El 2016 quedó atrás” 31 de julio de 2017

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

La foto es emblemática de lo que ha sido el PRI: A mano alzada, los integrantes del Consejo Estatal de ese partido “eligieron en votación abierta” a Omar Bazán, único candidato registrado, como nuevo presidente estatal en Chihuahua.

Ahí estaban casi todos, con las notables ausencias de la senadora Lilia Merodio, el ex candidato a gobernador Enrique Serrano, el senador, ausente por problemas de salud, Patricio Martínez y…. César Duarte.

Pero ni falta hacía que se aclarara que no estaba presente, en espíritu ¡Vaya que sí estaba en la asamblea de los priistas de todo el estado!

Guillermo Dowell, dirigente saliente, lo dijo casi a manera de exorcismo: “El 2016 queda atrás”.

Y ya, fue toda la reflexión realizada por quien dirigió al tricolor en la peor de sus aventuras electorales en Chihuahua. Fue un episodio que queremos olvidar, dijo, cuando en toda la entidad sólo se oyen las frases en las que se describen las condiciones en que el priismo, encabezado por César Duarte, dejó a Chihuahua.

Omar Bazán se inauguró con un discurso pretendidamente triunfal: “Somos el gobierno, los panistas son la oposición, porque no saben gobernar y porque nosotros somos gobierno en el país. Ellos son la oposición”.

Y cometió un gravísimo error, o a lo mejor así lo querrá usar. Dijo que la pretensión del gobierno de Corral acerca de la solicitud de la reestructuración de la deuda, era para endeudar aún más a Chihuahua y que, a lo mejor, quería el dinero para perseguirlos a ellos -los priistas-.

Pero éstos no acaban de aceptar que fue su compañero de partido, que, pese a todo, tiene sus derechos de miembro del PRI intactos. Duarte puede presentarse a cualquier acto partidario y podrá ejercer esos derechos libremente.

Bueno, pues la administración de Duarte endeudó a Chihuahua a un nivel que no se puede adquirir más deuda. Pueden, eso sí, alargarse los plazos para pagarla, cosa que si lo hace Javier Corral será su tumba política, pero el hecho fundamental es que Chihuahua ya no puede pedir nuevos créditos.

Ya no puede aumentar su deuda, ni la directa que está garantizada por las participaciones federales, ni la de las cuotas carreteras, éstas están comprometidas hasta más allá del año 2030.

¡Ah, pero vende bien, en el discurso del nuevo dirigente priista, tratar de alzarse como el crítico del endeudamiento de Chihuahua! ¿Dónde estaba cuando su compañero lo hacía a manos llenas y gastaba el dinero sin control ninguno?

De ahí la indignación que despierta, cuando llaman a los priistas -y por extensión a los chihuahuenses- a olvidar el 2016.

Claro, para ellos sólo importa una cosa, la derrota electoral, no por las causas de ella, sino porque fueron expulsados del ejercicio del poder y del uso del presupuesto público.

¿Dónde está el ejercicio crítico, puntual, del gobierno de César Duarte?

¿Dónde, la petición de perdón a los chihuahuenses por los excesos cometidos?

¿Dónde, así sea tímida, la petición de algún militante, -distinguido o no- de iniciar una investigación al interior del PRI para sancionar la conducta de los militantes que ejercieron indebidamente cargos públicos en el gobierno de César Duarte y de éste mismo?

Y no con con ánimo revanchista, sino para que este partido salde cuentas con la sociedad chihuahuense que es, finalmente, la agraviada, y no, como muchos priistas piensan, su partido y ellos mismos.

¿Dónde, la evaluación de ese partido sobre el endeudamiento de Chihuahua y su ejercicio?

No, para ellos el problema se limita a su estrepitosa derrota y a la siguiente elección que, piensan, será como antes, con algunos problemas, pero, como antes, que regresarán, que la sociedad les devolverá el gobierno.

Lástima, porque si así piensan, y nada nos induce a lo contrario, se encontrarán de bruces con la terca realidad político-electoral de hoy, cuyo reflejo lo realizan los resultados de la última encuesta efectuada por la presidencia de la república.

En ella, el PRI, su partido, se encuentra en el tercer lugar de las preferencias electorales y el principal problema observado por los mexicanos es la corrupción.

Y todo ello, en el peor año de violencia homicida, este 2017 es peor que el 2011 de Calderón y los actos priistas, y la renovación de sus dirigencias sigue siendo igual que antes.

Como dirían en el rancho, en su salud lo hallarán…

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario