Chihuahua, Chih.
“Cuando se abre una flor, es primavera en todo el mundo”
Jodorowsky  
 
– «Papá, Cuéntame un cuento, uno cortito. Te juro que es el último.» 
– «Bueno», dijo algo pensativo Martín, que trabajó en el hospital 48 horas seguidas. Y es que por culpa de esta pandemia, casi no ha estado en casa. 
– «¿Te cuento el del dragón? Ese que te da mucho miedo.» 
– «No papi, ese ya no me da miedo. Cuéntame el del coronavirus.» 
Hubo un silencio, o dos… o tres. 
– «¿Y? No te sabes uno del corona…?» Insiste el niño. 
– «Basta que es hora de dormir y papá tiene que descansar», dijo Silvia algo molesta. Nunca le gustaron los cuentos de terror ni el encierro. 
– «Ufa. Yo quería que algún superhéroe le de unas buenas piñas al maldito y que lo devuelva a China así podemos volver a ir a la plaza, al parque y…» 
– «Pero que chiquitín más violento, te voy a dar tu merecido…» 
– ¡Martín! ¿en serio? ¿cosquillas? Así no se va a dormir nunca. 
Martín besó en la frente a su pequeño y lo observó desde la puerta un minuto, o dos… o tres. 
– «¿Comiste algo en estos dos días? ¿o seguís con ese nudo?» Pregunta Silvia preocupada.
«Unos chilaquiles», dice Martín un poco, la mueca de una sonrisa. 
– «¿Y, está fea la cosa no?» 
Hubo un silencio, o dos… o tres. 
– «Te serví un plato de tu comida preferida. Ven. Come algo.» 
Martín sigue en el pasillo. 
– «¿Tuviste cuidado? Mirá que dicen que es muy contagioso…» 
– «Basta Silvia. Prefiero dormir», dijo Martín. «Mañana hablamos. Te espero en la cama.» 
 
Salud y larga vida 
 
Profesor por Oposición de la Facultad de Derecho de la UACH 
@profesor_F