Chihuahua, Chih.

El día de hoy -o mañana, según concluya la sesión de la Suprema Corte de Justicia de la Nación- puede convertirse en una de las jornadas más aciagas para el gobierno del amanecer.

No sólo está asediado por las bandas criminales -y con él toda la sociedad chihuahuense- sino que, como fantasmas realmente existentes, sus errores y sus defectos, como funcionarios en particular y como grupo gobernante, se les están revirtiendo de la peor manera.

La Corte seguramente concluirá el análisis de las controversias constitucionales presentadas en contra de los actos de la mayoría parlamentaria panista en el Congreso del Estado, en plena sincronía con el titular del Poder Ejecutivo, y resolverá, como ya lo hizo la semana anterior, en que estos poderes violaron gravemente el orden constitucional al quitar arbitrariamente al presidente del Poder Judicial, primero, y luego, destituyendo al Consejo de la Judicatura del Tribunal Superior de Justicia de Chihuahua, algo que no pueden hacer con, simplemente, cambiando a su antojo las leyes.

Lo realizado por el gobierno del amanecer los ha llevado a convertirse en el hazmerreír de la clase política, del mundo de la abogacía, de la academia jurídica, de los círculos universitarios, de los integrantes de todos los tribunales del país, de los jueces, etc.

La Corte le ordenará al gobierno de Chihuahua que cesen en sus funciones los actuales integrantes del Consejo de la Judicatura y le ha lanzado la más severa de las resoluciones, manifestada en que por primera ocasión, desde que México es independiente, el máximo tribunal del país cesa en sus funciones al presidente de un tribunal superior de una entidad.

Y eso significa la peor de las críticas al desempeño del gobierno de Javier Corral.

La recibe justamente cuando lo asuela un inusitado ataque criminal.

No es coincidencia que un comando ataque a los integrantes de uno de los círculos de seguridad del fiscal general, Julio César Peniche, al fraccionamiento en el que reside; y que un nuevo comando ataque, a su vez, a miembros del círculo de seguridad del gobernador Javier Corral, cuando jugaba golf, en lo que son, a todas luces -y es una especulación, obviamente- sendos mensajes de los grupos criminales.

Las informaciones de los gobernantes son un mar de contradicciones.

En el ataque contra los guardias de Peniche presentaron dos versiones el gobernador Corral y el comisionado Oscar Aparicio y en el del ataque a los escoltas del gobernador, primero dijeron que no eran guardias del gobernante y luego debieron aceptarlo.

No fue la única contradicción. En una primera versión sostuvieron que se había presentado un enfrentamiento, pero las huellas de la balacera desatada contra el vehículo de los elementos evidencian lo contrario.

¿Qué pretendían los sicarios, en ambos ataques, al disparar en contra de elementos que estaban lejos, muy lejos de agredir al fiscal o al gobernador, suponiendo que esos fueran los objetivos?

¿Así como así le disparan los sicarios a los policías?

No, po’s no.

Y si deseáramos la confirmación a algunas de las especulaciones, ahí están las declaraciones del fiscal Peniche, esto dijo ayer:

“No hay arreglos ni acuerdos con los delincuentes como existieron en años anteriores”. (Nota de la redacción, El Heraldo de Chihuahua, 8/IV/18).

No tendríamos porqué desconfiar de sus palabras, el problema es que el actual fiscal se desempeñó como Delegado estatal de la PGR en Chihuahua entre noviembre del 2010 y agosto del 2015.

Las preguntas, hasta saltan: ¿Se refiere a esos años, los del sexenio de Duarte? ¿Y sabiendo de esos arreglos, porqué no los combatió y llevó ante los tribunales a los funcionarios que los pactaban?

O ¿Se referirá a otros años, en los que no estaba en Chihuahua, sino en las oficinas centrales de la PGR, cuando se desempeñaba como Director Adjunto de Desarrollo Humano de PGR y titular de la Unidad Especializada en Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita y Falsificación o Alteración de Moneda de la SIEDO entre 2008 y 2009?

¿Qué pasó entonces?

¿A esos años se refería?

¿Porqué no actuó?

Ni siquiera hay que agregar más palabras.

Sobran.

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