Chihuahua, Chih.
El presidente López Obrador ha metido al país en una controversia más, que es totalmente ociosa.
En aras de defender su decisión de traer a territorio nacional a 500 médicos cubanos -¡qué bueno que vengan!- para sustituir a los médicos mexicanos que en su visión no desean ir a los peores lugares para ejercer la medicina, lanzó un desusado y mentiroso ataque a la UNAM y, con ello, al total de las universidades públicas que actuaron de la misma manera de la que el presidente acusa a la mejor institución educativa de México.
El presidente acusa a los universitarios de no haber actuado solidariamente en la pandemia.
La respuesta de la UNAM es de antología: Si decidimos retirar a los estudiantes de pregrado de los hospitales y de la atención a los enfermos de COVID fue obedeciendo los lineamientos de los funcionarios de Salud del gobierno federal!
Lo mismo ocurrió con los estudiantes de Medicina de todas las universidades, incluidas las de Chihuahua. Además, los estudiantes de postgrado actuaron como si fueran médicos titulares.
Lo hicieron a pesar de contar con las peores condiciones laborales del gremio médico y muchos, con los elevados niveles de inseguridad.
De acuerdo con el Insabi, para julio de este año “todas las unidades médicas de primer nivel” contarán con el personal necesario, lo que incluye a los especialistas.
El problema estriba en que los salarios a que accederían éstos últimos en el sector público no colman las aspiraciones de quienes ya cursaron 9-10 años de preparación profesional, para acceder a un salario de alrededor de 19 mil pesos en un hospital de la Secretaría de Salud. (Nota de Alejandra Pérez, El Heraldo de Chihuahua, 4/IV/22).
Por ello, sostiene el Secretario de Salud del Estado, Felipe Fernando Sandoval Magallanes, que esa es la principal explicación para que los especialistas no acudan a las convocatorias del sector público. “Lo que ganan en un mes ellos, en el sector público lo pueden ganar en 10 días en la medicina privada”. (Ibídem)
La otra explicación son los elevados niveles de inseguridad existentes en las poblaciones rurales de Chihuahua a los que se enfrentan los profesionales egresados de la Uacj y la Uach.
“Actualmente, el IMSS-Bienestar cuenta con 63 pasantes de medicina en hospitales de Guachochi, Valle de Allende y San Juanito, provenientes de la UACJ y la Universidad Autónoma de Chihuahua (UACH), de acuerdo con datos de la institución. Sin embargo, el verdadero peligro lo enfrentan los pasantes de las Unidades Médicas Rurales instaladas en pequeños poblados de la Sierra de Chihuahua”, que no cuentan, ni con el equipo, ni los insumos necesarios para atender a la población. (Nota de Alejandra Gómez, El Diario-Juárez, 23/VII/21).
Es de tal gravedad que en julio del año pasado, “médicos pasantes de la UACJ protestaran para exigir que la universidad solicite ante la Secretaría de Salud plazas para servicio social en zonas donde no se registren altos índices de violencia y, por lo tanto, no se ponga en riesgo su vida”. (Ibídem).
Contra ellos se lanzó el presidente ¿Por qué?
Ante los dichos presidenciales de que no hay médicos que quieran ir a laborar en los lugares más pobres y aislados, se ha levantado una verdadera oleada de indignación, sustentada en las cifras duras, reales, esgrimidas por prácticamente todas las organizaciones de médicos en el ámbito nacional.
En México, “el salario para el personal médico especializado puede ir de los 16 mil 768 a los 46 mil 702 pesos, mientras que para un médico general la remuneración puede variar de 13 mil 190 pesos a 40 mil 14 pesos, según el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria A.C (CIEP)”.
Los dichos presidenciales acusan un absoluto desconocimiento de las condiciones en que debe laborar un profesional de la Medicina.
¿A qué vienen los médicos cubanos -que para el caso, lo mismo pudieran haber sido norteamericanos, chinos o alemanes-? ¿En qué rama son especialistas, si es que lo son, si la fase aguda de la pandemia ya pasó y, por lo tanto, el requerimiento de mano de obra médica de alta especialidad ha disminuido?
¿De ser especialistas, a qué unidades hospitalarias serían enviados, en las que pudieran desempeñar adecuadamente su trabajo? ¿Están equipadas esas unidades hospitalarias?
Ahora bien, si son médicos generales, aparece la contradicción.
En el último examen para ingresar a estudiar una especialidad, acudieron cerca de 50 mil médicos que habrían de disputar solamente menos de 5 mil lugares, en los centros hospitalarios bajo la cobertura de las facultades de Medicina de las universidades.
Además, exigen ser dotados de los insumos necesarios para desempeñar su profesión.
¿No hay médicos mexicanos que deseen irse a las zonas marginadas? ¿Y si son especialistas, a qué unidades hospitalarias o de atención médica especializada los enviarían?
Algo le ocurre al presidente.
Ahora se inventó un nuevo frente, con un gremio de los más golpeados por la pandemia y la estrechez económica y, además, uno de los que más respaldo social tienen.
Más inexplicable resulta, desde el punto de vista electoral, tema al que el presidente dedica horas inmensas de su tiempo y preocupaciones, que haya lanzado tal ataque a la institución educativa que mayor prestigio tiene.
La UNAM cuenta con más de 300 mil estudiantes y arriba de los 40 mil trabajadores y académicos ¿Se imaginan cuántos egresados de ella se sintieron agraviados por las frases presidenciales?
Flaco favor le hace a su precandidata favorita, la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, y a su partido.
No son halagadores los pronósticos electorales en el centro del país para el partido en el gobierno.
¿Lo sabrá el presidente?
Son las consecuencias del ánimo beligerante.
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Fuente de citas hemerográficas recientes: Información Procesada (INPRO)