Chihuahua, Chih.
LA TRIADA DE LA VIDA NACIONAL TRANSITA POR TRES VALORES A CUIDAR, ELLOS SON; EL AMOR Y ATENCIÓN REAL A LA INFANCIA, LA DEFENSA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA Y EL AMOR A MÉXICO.
Se dice fácil cuesta trabajo amar y servir a la infancia, por ello en estos tiempos de encono y pulseadas, es hora de leer más a Tolstoi y menos a Martín Moreno (conste que lo cito solo por eso de quemar en el zócalo a los adversarios ideológicos, locura al fin) y para dar pie al magistral cuento del Maestro León Tolstoi, que en este tiempo encendido de marchas y debate público nos enseña así, sobre;
"El poder de la infancia
-¡Que lo maten! ¡Que lo fusilen! ¡Que fusilen inmediatamente a ese canalla...! ¡Que lo maten! ¡Que corten el cuello a ese criminal! ¡Que lo maten, que lo maten...! -gritaba una multitud de hombres y mujeres, que conducía, maniatado, a un hombre alto y erguido. Éste avanzaba con paso firme y con la cabeza alta. Su hermoso rostro viril expresaba desprecio e ira hacia la gente que lo rodeaba.
Era uno de los que, durante la guerra civil, luchaban del lado de las autoridades. Acababan de prenderlo y lo iban a ejecutar.
"¡Qué le hemos de hacer! El poder no ha de estar siempre en nuestras manos. Ahora lo tienen ellos. Si ha llegado la hora de morir, moriremos. Por lo visto, tiene que ser así", pensaba el hombre; y, encogiéndose de hombros, sonreía, fríamente, en respuesta a los gritos de la multitud.
-Es un guardia. Esta misma mañana ha tirado contra nosotros -exclamó alguien.
Pero la muchedumbre no se detenía. Al llegar a una calle en que estaban aún los cadáveres de los que el ejército había matado la víspera, la gente fue invadida por una furia salvaje.
-¿Qué esperamos? Hay que matar a ese infame aquí mismo. ¿Para qué llevarlo más lejos?
El cautivo se limitó a fruncir el ceño y a levantar aún más la cabeza. Parecía odiar a la muchedumbre más de lo que ésta lo odiaba a él.
-¡Hay que matarlos a todos! ¡A los espías, a los reyes, a los sacerdotes y a esos canallas! Hay que acabar con ellos, en seguida, en seguida... -gritaban las mujeres.
Pero los cabecillas decidieron llevar al reo a la plaza.
Ya estaban cerca, cuando de pronto, en un momento de calma, se oyó una vocecita infantil, entre las últimas filas de la multitud.
-¡Papá! ¡Papá! -gritaba un chiquillo de seis años, llorando a lágrima viva, mientras se abría paso, para llegar hasta el cautivo-. Papá ¿qué te hacen? ¡Espera, espera! Llévame contigo, llévame...
Los clamores de la multitud se apaciguaron por el lado en que venía el chiquillo. Todos se apartaron de él, como ante una fuerza, dejándolo acercarse a su padre.
-¡Qué simpático es! -comentó una mujer.
-¿A quién buscas? -preguntó otra, inclinándose hacia el chiquillo.
-¡Papá! ¡Déjenme que vaya con papá! -lloriqueó el pequeño.
-¿Cuántos años tienes, niño?
-¿Qué van a hacer con papá?
-Vuelve a tu casa, niño, vuelve con tu madre -dijo un hombre.
El reo oía ya la voz del niño, así como las respuestas de la gente. Su cara se tornó aún más taciturna.
-¡No tiene madre! -exclamó, al oír las palabras del hombre.
El niño se fue abriendo paso hasta que logró llegar junto a su padre; y se abrazó a él.
La gente seguía gritando lo mismo que antes: "¡Que lo maten! ¡Que lo ahorquen! ¡Que fusilen a ese canalla!"
-¿Por qué has salido de casa? -preguntó el padre.
-¿Dónde te llevan?
-¿Sabes lo que vas a hacer?
-¿Qué?
-¿Sabes quién es Catalina?
-¿La vecina? ¡Claro!
-Bueno, pues..., ve a su casa y quédate ahí... hasta que yo... hasta que yo vuelva.
-¡No; no iré sin ti! -exclamó el niño, echándose a llorar.
-¿Por qué?
-Te van a matar.
-No. ¡Nada de eso! No me van a hacer nada malo.
Despidiéndose del niño, el reo se acercó al hombre que dirigía a la multitud.
-Escuche; máteme como quiera y donde le plazca; pero no lo haga delante de él -exclamó, indicando al niño-. Desáteme por un momento y cójame del brazo para que pueda decirle que estamos paseando, que es usted mi amigo. Así se marchará. Después..., después podrá matarme como se le antoje.
El cabecilla accedió. Entonces, el reo cogió al niño en brazos y le dijo:
-Sé bueno y ve a casa de Catalina.
-¿Y qué vas a hacer tú?
-Ya ves, estoy paseando con este amigo; vamos a dar una vuelta; luego iré a casa. Anda, vete, sé bueno.
El chiquillo se quedó mirando fijamente a su padre, inclinó la cabeza a un lado, luego al otro, y reflexionó.
-Vete; ahora mismo iré yo también.
-¿De veras?
El pequeño obedeció. Una mujer lo sacó fuera de la multitud.
-Ahora estoy dispuesto; puede matarme -exclamó el reo, en cuanto el niño hubo desaparecido.
Pero, en aquel momento, sucedió algo incomprensible e inesperado. Un mismo sentimiento invadió a todos los que momentos antes se mostraron crueles, despiadados y llenos de odio.
-¿Saben lo que les digo? Deberían soltarlo -propuso una mujer.
-Es verdad. Es verdad -asintió alguien.
-¡Suéltenlo! ¡Suéltenlo! -rugió la multitud.
Entonces, el hombre orgulloso y despiadado que aborreciera a la muchedumbre hacía un instante, se echó a llorar; y, cubriéndose el rostro con las manos, pasó entre la gente, sin que nadie lo detuviera"
Esto es amar a un niño, uno solo y probarlo, no usarlo.
DEFENDER LA ESCUELA PÚBLICA
Sería y es sencillamente, pensar, luchar y salvaguardar ese bien superior que transformó nuestras vidas, EN LA EDUCACIÓN PÚBLICA he trabajado 42 de los 45 años que este mes recién transcurrido ha cumplido la Universidad Pedagógica Nacional, lo he hecho EN ELLA Y CON ELLA PARA TRANSFORMAR EDUCANDO a quienes en Chihuahua han sido como lo pretendemos los maestros a quienes así en el sentido amplio y humano les llamo los verdaderos hombres y mujeres de Estado, preocupados por las generaciones futuras, que desde la trinchera de la educación honraremos a los viejos maestros José Vasconcelos, Rafael Ramírez, Narciso Bassols, Lauro Aguirre y Jaime Torres Bodet entre otros y seremos garantes de que este bien superior se mantenga para los que más lo requieren, SÉPASE Y RECUÉRDESE, ayer fuimos nosotros, los hijos del obrero y campesino es hoy por otros, que reclaman la educación pública y que son quienes nos sucederán en la tarea de la vida, ¡ni un paso atrás en la defensa de este bien de todos!
MÉXICO EL BIEN SUPERIOR
NO hay ninguna lealtad superior en la cadena social de la vida de nuestra federación, que la lealtad con el bien que supera las facciones, los partidos, las lealtades menores, el bien superior es MÉXICO.
Que nadie se engañe jugar contra México es estar en el error, solo basta recordar como lo haré aquí a la delegación mexicana que visitó el castillo de Trieste en 1963 para ofrecer a Maximiliano el archiduque de la Casa de los Habsburgo la petición de los monarquistas mexicanos para que este se ciñera la corona mexicana y ocupara el trono de México. El resto lo conocemos por la historia, que da vueltas y tiene ciclos.
EXPRESO A MANERA DE COROLARIO QUE; UNA VEZ MAS, ¡EL CONSERVADURISMO NO PASARÁ!