Chihuahua, Chih.

Ciudad Juárez, Chih.- Lo que acontece en Brasil, es importante para comprender el estallido social que ha venido recorriendo al continente desde finales de la década pasada.

Un fenómeno de malestar ciudadano, así como de retrocesos democráticos han marcado la pauta en Latinoamérica y en las economías más desarrolladas, al menos desde antes de la llegada de Trump al poder en 2016.

Una nueva oleada de regímenes híbridos, e incluso autoritarios y despóticos, pero sujetos a la fuerza a ciertas normas democráticas, han marcado la nueva realidad democrática de este siglo. 

Un caso interesante es la situación brasileña. Uno de los “motores” del desarrollo latinoamericano.

Es en la tercera democracia más grande del mundo, donde el presidente Bolsonaro ha gobernado siguiendo las directrices del nuevo populismo, al estilo del exmandatario Trump.

Mientras se encuentra acorralado por la oposición política y excolaboradores de su gestión, por negligencia ante la contingencia sanitaria, así como por escándalos de corrupción.

Bolsonaro, decidió apostar todas sus cartas, para evitar ser llevado a juicio político.

Precisamente fue en esta misma semana, con motivo del Día de la Independencia de Brasil, que decidió movilizar a sus simpatizantes, así como a funcionarios de gobierno afines y a miembros de la policía militar y grupos extremistas a marchar contra los poderes legislativo y judicial de esta nación.

Un caso que recuerda a la experiencia estadounidense, cuando el pasado 6 de enero, centenares de simpatizantes del expresidente Donald Trump tomaron las instalaciones del Capitolio.

Además Bolsonaro, amenazó a los responsables del poder judicial y aseguró que no abandonará la capital, solo hasta que fallezca.

Palabras, que deberían de ser tomadas con seriedad, ya que ningún estadista que se considere a sí mismo demócrata, debería de expresarlas y más con aquel nivel de convencimiento.

El diario de circulación nacional brasileño Jornal do Brasil escribió un duro editorial: “No sabemos dónde puede terminar todo esto. Pero conocemos muy bien la situación en la que nos ha colocado Bolsonaro: un país desmoralizado Internacionalmente, con la economía al mando de un incompetente, creciendo a cero, con la tasa de paro más alta de la historia, etc). 

La democracia de Brasil costó demasiada sangre derramada, y se requirió sacar a las cúpulas militares del poder para lograrlo. Mismas que ahora amenazan con volver de la mano de un exmilitar con delirios de grandeza.

Lo que acontece en Brasil, sin dura que afectará a toda la región.

El bolsonarismo tiene en sus manos el detonador.