Pésimo inicio de año

Pésimo inicio de año 2 de enero de 2017

Luis Javier Valero Flores

No podía ser menor la sorpresa al encontrarse aumentos a la gasolina, mayores a los anunciados por el gobierno federal, son hasta del 40%.

A la grave irresponsabilidad de Enrique Peña Nieto, se le suma la voracidad de los industriales y comerciantes de los combustibles, lo que desatará -ha desatado ya- la ira de millones de mexicanos y motivará las múltiples manifestaciones y acciones de protestas que a estas horas de la mañana se han presentado ya.

Inicia de este modo tan accidentado, tan negativo el año 2017, lo que sumada a la gran incertidumbre acerca de las verdaderas posturas que asuma el nuevo presidente norteamericano, Donald Trump, no sólo frente a los inmigrantes y minorías étnicas en Estados Unidos, lo que es de suyo extremadamente preocupante, sino las de carácter económico y de política industrial, particularmente en lo referente a la industria maquiladora, y hasta de la industria de transformación.

Para México, y especialmente para la franja fronteriza estos dos aspectos son esenciales, si Trump decide subsidiar a las empresas norteamericanas que trasladen sus plantas a Estados Unidos, ubicadas en el extranjero, en este caso, en México, a fin de que los salarios de los trabajadores no sea motivo para dejarlas en nuestro país, es posible que muchas empresas decidan hacer caso a la propuesta del inminente mandatario norteamericano.

No todas tendrán la posibilidad económica para modificar sus planes, tal y como lo ha hecho la empresa automotriz Ford.

Así, el año no se presenta bajo los mejores augurios, derivados de una, no errática política económica, sino perversa y entreguista, porque los verdaderos objetivos de la aplicada en el país, sobre todo a partir del gobierno de Miguel de la Madrid, no eran los declarados en los miles de discursos de los gobernantes, sino los que ahora vivimos.

La firma del Tratado de Libre Comercio se hizo después de que la política expoliadora, en materia comercial, ya se había aplicado; después de que la muy importante industria de transformación se había desmantelado (ejemplos de ello sobran, uno de ellos, el de la industria automotriz, en la que los vehículos armados en México deberían contener no menos del 60% de partes fabricadas en México, las que, por ley, deberían contener partes del tren automotriz, lo que daba pie a la existencia de fábricas de motores en México, nacionales.

Lo mismo ocurrió con el petróleo. Durante décadas los gobiernos abandonaron a Pemex, no construyeron una sola refinería en más de 70 años, dejaron que las muy poderosas plantas petroquímicas prácticamente se cayeran solas, sin mantenimiento, sin modernizaciones; dejaron de producir fertilizantes, para dejarle a las empresas transnacionales este mercado en México; designaron de directores a ex ejecutivos de esas mismas empresas transnacionales y los que no lo eran se convirtieron, ahora, en la época de la reforma energética, en elevados funcionarios de los consorcios petroleros extranjeros.

Por si fuera poco, fruto de esa reforma, las finanzas nacionales dejaron de percibir casi el 30% de sus ingresos, fruto de la renta petrolera, gracias a la entrega del petróleo al capital extranjero que se ha hecho.

A eso obedece este salvaje aumento al precio de los combustibles. Desatará la escalada de precios; la cuesta de enero será una de las peores y más dolorosas que hayamos tenido los mexicanos. A ella, para los fronterizos, podrán sumarse más desventuras.

¡Cuán lejos se encuentran los gobernantes de los desvelos, preocupaciones y reclamos de los mexicanos!

Es de tal magnitud lo que ahora vivimos que la renuncia de Jorge González Nicolás a la Dirección de Seguridad Pública juarense deberemos comentarlo después.

¡Buen día y feliz año a todos!

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario