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Ovidio y Julio César, retrato de un régimen
Sin Retorno

Ovidio y Julio César, retrato de un régimen 6 de julio de 2025

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Sin duda que la crisis del Estado mexicano dirigido por la 4T en seguridad pública la develan los episodios, entrecruzados, de Ovidio Guzmán y Julio César Chávez Jr.

El intento de detención de Ovidio -el tío de mi hija, dice Julio César Jr.- que dio origen al primer «culiacanazo», a deshoras, sin preparación, sin las fuerzas adecuadas, negado por el presidente López Obrador, abortado después de un baño de sangre, detenido a petición de Ovidio a sus hermanos, dio pie a un más que prolongado lapso en el que Ovidio se retiró a su casa -en las afueras de Culiacán-, lugar en el que todos sabían que ahí vivía.

Y cuando se dice que todos, son todos, culichis, policías, soldados, políticos, narcotraficantes. Es decir, todos.

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«Ya me entregué. Ya paren todo, por favor. Ya tranquilos, ya ni modo… Ya no quiero que haya desmadres". Es Ovidio Guzmán el 17 de octubre de 2019. “Estaban en riesgo muchos ciudadanos, muchos seres humanos. Se decidió proteger la vida de las personas”. Es Andrés Manuel López Obrador al día siguiente al confirmar la liberación del hijo del Chapo». (Nota de Beatriz Guillén,  El País, 11/5/25).

En uno de sus primeros deslindes, probablemente sabedor que sus seguidores le perdonarían tan ‘minúsculo’ detalle, el presidente dijo que en esa decisión él no había participado, que a esa hora iba viajando a Oaxaca y que, por hacerlo en un vuelo comercial, no tuvo comunicación con los mandos de seguridad, ni los de las fuerzas armadas.

Semanas después, a pregunta expresa en la mañanera, admitió que él había dado la orden de liberarlo.

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Ovidio se fue a vivir a Jesús María, el pueblo en el que fue capturado el 5 de enero de 2023 a sangre y fuego, con un saldo de 29 muertos, entre ellos, 10 militares, acción festejada por el secretario de Defensa, Luis Cresencio Sandoval, que se quedó calladito en el primer culiacanazo. El era el responsable del fracaso y de haber llevado a los culiacanenses a uno de los días más trágicos y violentos de su historia.

López Obrador decidió entregarle al presidente Joe Biden un regalo, en medio de los crecientes señalamientos en la prensa norteamericana y los círculos del poder de esa nación que el principal responsable de la oleada de fentanilo en EU era México, cosa que nunca aceptó el tabasqueño.

El desmentido ha sido brutal; son cientos los decomisos y decenas de miles los detenidos, acusados por el gobierno de Sheinbaum de traficar con el fentanilo.

Ovidio fue capturado gracias a que ahora sí, las fuerzas militares llegaron en horas de la madrugada, bien pertrechados, con un operativo bien diseñado en el que se adelantaron a la previsible movilización de las fuerzas de ‘Los Chapitos’.

Ovidio vivió en Jesús María sin mayores problemas, sin ninguna causa que le imputara el gobierno de López Obrador, a pesar de la infinidad de delitos cometidos en el culiacanazo y de que frente a varios mandos militares el hijo de El Chapo dió la orden de que sus fuerzas cesaran ‘las hostilidades’

¿Y entonces?

Ahora, supuestamente indignada, la presidenta Sheinbaum le reprocha al gobierno de Trump haber fallado a su palabra de no pactar con ‘terroristas’.

Todo porque Ovidio se ha declarado culpable y entró al proceso de entregar información que involucre a otros detenidos -o no-, sean del Cártel, o no, y que llevará a una nueva escalada del conflicto entre mayos y chapos pues nada impedirá que, tanto Ovidio como Joaquín Guzmán López, hagan señalamientos en contra del ‘Mayo’ Zambada.

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La declaración de Ovidio ha desatado las especulaciones ¿A quiénes, del mundo de la política, señalará?

¿A quienes?

A cambio, Trump envió a Julio César, que tenía una orden de aprehensión desde 2023. 

¿Y la petición de extradición o de deportación que debió enviar la Fiscalía General de la República -la de Gertz Manero- al gobierno norteamericano desde entonces?

¿Porqué no lo hicieron?

¿Tampoco lo sabía el presidente López Obrador? ¿Gertz Manero le escondió esa orden de aprehensión de persona tan destacada?

Ahora nos sale la presidenta que ella no sabía, que se enteró igual que el resto de sus representados, por la prensa, a raíz del anuncio del gobierno norteamericano.

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¿En esas manos estamos? ¿Y la inteligencia de las fuerzas armadas y las de García Harfuch?

Dan tumbos frente a las relampagueantes acciones de Donald Trump que, muy amigo se declara de la presidenta, pero que en cada acción la exhibe como una mandataria a la que sorprende con frecuencia y la hace quedar en ridículo con asuntos que debieran ser del conocimiento y control presidencial.

Los ‘golpes’ son semanales.

Apenas la semana anterior los norteamericanos sorprendieron a los de la 4T con la revelación de que 3 empresas financieras mexicanas estaban señaladas de lavar dinero del narcotráfico.

Pero resulta que la presidenta sí sabía y seguramente, por querer ocultar el hecho de que la empresa de Alfonso Romo -cuando este la dirigía-, Vector, había efectuado operaciones para empresas fachada de Genaro García Luna, se dijo sorprendida y, de inmediato, salió en defensa de las instituciones financieras, cuando éstas aún no daban a conocer sus puntos de vista.

Horas después, el gobierno mexicano informaba que las había ‘intervenido’.

El golpe estaba dado, especialmente a la credibilidad gubernamental pues la acción norteamericana develaba la ineptitud del gobierno mexicano en la detección del lavado del dinero por el crimen organizado.

Más. 

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Resulta que la Unidad de Inteligencia Financiera -sí, la dependencia dirigida por Pablo Gómez Alvarez, que nunca detectó las irregularidades de la empresa Aras- sabía, desde el año pasado, del involucramiento de Romo en esas operaciones.

¿Nadie le informó a la presidenta sobre ello? ¿Ni Gómez Alvarez, ni Gertz Manero?

Del mismo modo ¿Cómo es posible que nadie le informara que la presencia de Julio César Chávez-padre en Palacio Nacional, en marzo de este año para difundir la campaña de prevención a las drogas, tenía un riesgo, pues el hijo tenía una orden de aprehensión?

¿Porqué se quedó callado Gertz Manero?

No, no eran casualidades las que unían -y unen- a los Chávez con los Guzmán. 

El mismísimo junior del boxeador lo difundió en sus redes sociales, «el ratón es tío de mi hija; Ovidio, lo conozco y es buena persona; siempre me ha tratado bien». El vínculo, se ha difundido extensamente, es que Julio Jr. se casó con la viuda de Edgar Guzmán, hermano de Ovidio.

Ahora fue señalado por el gobierno norteamericano, más allá de la orden de aprehensión de la FGR, de ser parte del ‘Cártel de Sinaloa’.

¿Nadie, del extenso equipo de seguridad pública de la presidenta Sheinbaum, sabía de estos antecedentes, suficientes como para evitarle lo que ahora ocurre, que en las redes sociales, las fotos de ella y el boxeador más destacado de México sean de las de mayor circulación?

Alegato tan extendido tiene una explicación aún más grave que lo aquí relatado: La reciente aprobación de un conjunto de reformas en seguridad pública, en telecomunicaciones, en registro de personas y datos; en el crecimiento de las de por sí ya extensas facultades de las fuerzas armadas, que le facultan al Estado mexicano a entrometerse más en la vida de los ciudadanos, con normas que violan diversos derechos humanos y que trasgreden infinidad de normas internacionales firmadas por el Estado Mexicano.

Pues bien, ese órgano militar al que se le ha entregado el monopolio de la seguridad pública, es el mayormente develado como ineficaz en los episodios que unen a Ovidio y Julio César.

Nadie supo nada como para informarle a Claudia de lo que hoy constituye uno de los peores escándalos en esta materia y que se da, luego de que en 10 meses de la guerra de ‘Mayitos’-‘Chapitos se ha asesinado a cerca de mil 600 personas, no obstante la presencia de 10 mil elementos de las fuerzas armadas en Culiacán y sus alrededores.

El gobierno hace agua por todas partes en la seguridad pública. 

Transcurrido un sexenio de existencia de la Guardia Nacional, la fuerza y extensión de los grupos criminales crecen a pesar del incremento de detenciones de presuntos delincuentes y los  aseguramientos de armas, equipo, laboratorios y drogas.

Es de tal dimensión lo efectuado hasta ahora que, en el sexenio de Claudia Sheinbaum, el número de detenidos, acusados de participar en la delincuencia organizada es, casi, el 10% del total de los presos en los penales de todo el país.

¿Será esa la ruta adecuada? 

Nadie, desde el gobierno, ha formulado el análisis necesario para saberlo, en tanto, se incrementaron las facultades gubernamentales para tener acceso a los datos de las personas, por más que despotrique la presidenta que su gobierno no espía.

En tanto, nos quedamos con las postales de los hijos de El Chapo y Julio César.

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Columna de Plata de la Asociación de Periodistas de Cd. Juárez (APCJ)

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Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario