
Chihuahua, Chih.
Era un buque marcado por el mal fario. Fue asaltado por piratas en 2014 en aguas de Indonesia y en el puerto de El Callao de Perú en 2022. En marzo de 2025 atracó en el puerto de Altamira para abrir la mayor hendidura en la estructura que desde diciembre del 2018 soporta el poder político en México.
El buque "Challenge Procyon", de bandera de Singapur y cargado con millones de litros de combustible declarados como aceites desembarcó en marzo pasado y el escudriñamiento de su carga no solo llevó al castigo de mandos navales, funcionarios públicos y "empresarios" aliados. También se descargó una sustancia que puede ser el lubricante del cambio o del enmohecimiento.
Desacralización. "Nada aqueja y atormenta tanto a la nación como la deshonestidad de sus gobernantes. Ningún otro mal ha dañado más a nuestro país, y con particular saña a Tabasco, como la corrupción política", escribió en 1995, hace 30 años, el entonces opositor Andrés Manuel López Obrador en su libro Entre la historia y la esperanza.
Tenía razón. Tabasco estaba descompuesto y era referente de la decadencia nacional.
"Pero a partir del petróleo todo se conjugó: la falta de principios, el mal ejemplo de los gobernantes nacionales, la abundancia de presupuesto público y la ausencia de oposición. Fue como si de pronto nos hubiese caído la maldición, de la que hablaban los indígenas cuando se descubrió el petróleo", refirió certeramente en la obra referida. Y el petróleo, y sus derivados, fueron también la maldición del sexenio anterior.
Otra vez Tabasco como epicentro de la corrupción nacional. Los veneros del petróleo como afluente y estímulo. El huachicol fiscal fue el delito afinado en el sexenio de los tabasqueños y recaló en sus policías y sus políticos la estrategia de distribución de la gasolina ilegal.
El severo golpe a una de las tantas cargas de combustible importado ilegalmente en el "Challenge Procyon" de parte del gobierno de Sheinbaum, corre el velo de las transas.
El huachicol fiscal es el enorme boquete de las finanzas públicas, la horadación de la antes inapelable zona de mando, de almirantes impolutos. Es más que una bofetada a las reuniones al amanecer del gabinete de seguridad federal. Nadie vio, nadie reportó, nadie insinuó. Y si lo hicieron, nadie actuó.
El golpe desacraliza. El pañuelo no era blanco.
El quiebre. La detención de un vicealmirante pariente del titular de la Marina en el sexenio anterior no es un golpe menor. Se trata del tirón más importante desde el gobierno federal acaso desde la detención del general Jesús Gutiérrez Rebollo acusado de ser socio del "Señor de los Cielos".
La detención del jefe del grupo criminal más pernicioso en el sureste del país, el jefe de "La Barredora", ligado a grupos políticos que gobernaron Tabasco y Chiapas hace un sexenio, no es tampoco el castigo a un carterista.
Es, por donde se le vea, un desafío a la estructura vigente. Zarandea la herencia.
Los golpes fortalecen a la Presidenta. Le revisten de la autoridad que le habían regateado y en términos de las finanzas públicas encuentra una mina que le habían saqueado. Es valentía, sin duda.
Pero se trata de la afectación de altos mandos de Fuerzas Armadas, "empresarios" afectados en sus negocios, políticos millonarios que se consideraban controladores de elecciones por los recursos frescos que manejaban, gobernadores que pronto se despiden y que llegaron al poder con el dinero del combustible registrado como aditivo. Los del rebozo de la añoranza y los lectores de la letanía que suponen que con la repetición del dogma purifican las almas y las nóminas. Si solo fuera un fantoche del Senado el asunto se salda con un meme.
La conjugación de esos grupos puede provocar una involución dado el enorme temor expandido tanto en Fuerzas Armadas, capillas políticas y grupos empresariales que ven más que amenazadas sus posiciones.
Es un momento delicado. Pero, evidentemente, mejor actuar que tapar o guardar silencio. Es mar abierto.
*Publicado por Reforma el 15 de septiembre de 2025