Juárez tirasup
#LuchandoContraElEstigma

#LuchandoContraElEstigma 3 de julio de 2023

Mariela Castro Flores

Chihuahua, Chih.

La marcha del pride o el orgullo LGBTTIQ+ este año reunió a mas de 20 mil personas en el centro de la ciudad. 

Integrantes de la comunidad, familiares, amigues y personas solidarias se reunieron para mostrar su apoyo y exigir el alto a la discriminación, respeto a sus derechos y en esta ocasión, el motivo de la congregación, fue motivado para visibilizar los impactos negativos en la salud mental de las personas con una orientación sexual, identidad y expresión de género diversa motivadas por el prejuicio y estigma que vienen por vivir o expresarse fuera de la hegemónica heteronorma, desde la disidencia sexual y que le condiciona a toda persona a la eventual aceptación y desarrollo en la sociedad.

Sumado a que el poco cuidado desde el estado y los grandes estigmas que al tema de la salud mental acompañan; cuando se pertenece a la diversidad sexo-genérica, la intersección viene a agravar la situación, ya que el estigma genera incluso -desde las y los profesionales de la salud- una precarización de los servicios, intromisión médica o réplica de prácticas discriminatorias por ignorancia, desconocimiento u odio, llanamente.  

Esto, con altos costos para la vida de las personas que lo padecen traduciéndose a la imposibilidad de vivir con estabilidad emocional.

En nuestro país, uno de cada diez jóvenes se sienten en la obligación de esconder o limitar su orientación sexual o identidad de género precisamente para evitar acoso, hostigamiento y discriminación, esto, según lo reporta la organización especializada Tu Mente Sana, clínica especializada en el cuidado de la salud mental de las poblaciones LGBTTTIQ+ con especial enfoque en las adolescencias y juventudes; afirma, sus principales padecimientos son por falta de aceptación de elles mismes o de sus familias, así como la violencia en el entorno escolar o laboral y se presentan con mayor regularidad estrés, depresión, aislamiento, abuso de sustancias, deserción escolar o incluso, altas tasas de suicidio.

Desde luego que a los datos anteriores les acude una brecha de género: las personas más vulneradas son las mujeres lesbianas, bisexuales y mujeres trans ya que padecen mayores afectaciones en su salud mental con respecto a los hombres gays y trans, como la ansiedad y la depresión por la supuesta “ambigüedad” que les impone la sociedad y que les obliga a padecer mayor estigmatización. 

Las personas con género no normativo padecen un mayor estrés por períodos más prolongados de tiempo, lo que les genera incluso estrés postraumático porque desde la infancia su entorno no les entiende ni les reconoce como identidades válidas.

La atención a la salud mental se ha convertido -por fortuna- en un tema recurrente por comenzar a socializarse la necesidad de su atención y la exigencia de que los gobiernos y sociedad hagan lo propio desde corresponde para todas las personas; sin embargo, cuando se intersecciona la orientación sexual, la identidad de género, la raza, el origen étnico, la clase social, edad, todo se complica, en especial por la LGBTIQfobia generalizada que impide acceso a los servicios públicos de salud y que se atienda desde una perspectiva adecuada, con personal médico que no la padezca o al menos, que la tenga consciente a la hora de atender.

De acuerdo a la Encuesta Nacional sobre la Diversidad Sexual y de Género (ENDISEG) 2021, INEGI, en nuestro país 1 de cada 20 personas se reconocen como parte de la población LGBTTTI+, de ellas, 908.6 mil conforman la comunidad trans en un 34.8% son transgénero y 65.2% son de identidad no binaria, género fluido o agénero; de las que manifiestan una orientación sexual e identidad de género diversa y trans, un 11% son de adscripción indígena, un 5.2% son hablantes de lengua indígena y un 3.9% se autoidentifican como afrodescendientes. 

Algunas se dan cuenta de su identidad y orientación sexual y/o de género en la primera infancia: un 43.4% antes de los 7 años para la orientación sexual y un 62.4% para la población trans y no binaria; de los 11 a los 17 años un promedio de entre un 25% y 27% han padecido discriminación por su forma de vestir, sus gustos e intereses, su forma de hablar y expresarse, sus modos y manera de comportarse.

Con los anteriores datos, es clara la muestra de que no solo en lo sexual e identidad de género hay diversidad. Por otro lado, no podemos dejar de lado el aspecto político en la entidad: a pesar de las cuotas rosas y arcoíris, el cupo laboral trans no está garantizado, la representación en órganos deliberativos sigue estando guardada para personas gays o lesbianas que cumplen con una expresión de género heteronormativa excluyendo a las personas trans y a pesar de que el municipio de Chihuahua encabezado por Marco Bonilla se rige por una “perspectiva de familia”, el pasado 1 de julio en la Marcha, a pesar de haber miles de familias presentes, negó las posibilidades logísticas para la realización del evento a pesar de que desde Gobernación Municipal se otorgaron los permisos para la realización del mismo.

Se sabe que su perspectiva es conservadora, se sabe del odio de esta administración municipal a la diversidad, de sus discursos de simulación y que negaran en el primer cuadro el mínimo servicio de energía eléctrica para boicotear el evento, así lo demuestra.

Por eso se hace necesario combatir el estigma, porque por el mismo, son los prejuicios los que nos gobiernan.

@MarieLouSalomé

Mariela Castro Flores

Politóloga y analista política especialistas en género y derechos humanos.