Lo de fondo en el circo mediático de Olson

Lo de fondo en el circo mediático de Olson 11 de octubre de 2025

Mariela Castro Flores

Chihuahua, Chih.

A estas alturas, si se consume medianamente información ya sabrá del ruido mediático que produjo el bulo legislativo de Carlos Olson, estridente figura antiderechos de irrelevante quehacer parlamentario, en el que por haberse aprobado en el pleno del Congreso estatal la adición al artículo XXVII de la Ley Estatal de Educación que, a la letra dice: “fomentar el uso correcto de las reglas gramaticales y ortográficas del idioma español” fue suficiente para que apenas concluyera la votación, declarara: “¡LO LOGRAMOS! CHIHUAHUA ES EL PRIMER ESTADO DEL PAÍS EN PROHIBIR EL LENGUAJE INCLUSIVO EN ESCUELAS” en su cuenta de X.

Nada más lejos de la verdad.

Medios locales y nacionales se han visto en la necesidad de rectificar luego que de que organizaciones como ADELA Alianza por la Defensa del Estado Laico y activistas, hicieran publicaciones que abrieron un diálogo con la sociedad y, sobre todo, con las comunidades escolares que de inmediato mostraron preocupación o -también hay que decirlo- celebraron lo que en primera instancia se malinformó sobre la supuesta prohibición.

Y es que es ese segmento de la población al que ultraconservadores como Olson apelan, a quienes les motiva la emocionalidad más allá de la razón y que, por ende su toma de decisiones, sobre todo las políticas, se rigen de esa forma y no por procesos críticos.

Sin embargo, frente a procesos tan complejos y la imposibilidad de agotarlos en la presente colaboración deseo referirme específicamente a la maniobra que siguió Olson y que le brindó reflectores de forma momentánea para luego ser exhibido en su intento de manipulación de la información: el manejo de estrategias comunicacionales diseñadas para redes sociales.

Habrá que comenzar aclarando que este paquete de “factos” surge como táctica en la reunión del Foro de Madrid, evento en el que bajo el lema: “En defensa de la libertad y la democracia en la Iberosfera”, emitió sus documentos básicos en los que abiertamente se manifiesta que “el comunismo es una seria amenaza para la prosperidad y el desarrollo”.

No solo lo pinta como amenaza, afirma que el narcotráfico le apoya ¿le suena?

Justo por su afirmación de que la libertad y los valores están amenazados se procedió a la conformación de una suerte de bloque de la ultraderecha no solo de carácter regional, sino una Internacional ultraderechista que comparte a la fecha postulados y líneas de acción para “combatir” a la izquierda.

Entre esas, estrategias comunicacionales profundamente efectivas capaces de lograr resultados casi instantáneamente lo que deja a la izquierda, grupos de defensa de derechos humanos y progresistas, sin capacidad de maniobra frente a los vertiginosos embates.

El primer paso es instalar en el imaginario colectivo el discurso conservador en el que se generan enemigos imaginarios como el dispositivo de la ideología de género o el comunismo.

La intención es explotar todas las emociones posibles: la alegría, el afecto, el miedo, el odio.

Así se logra el odio a la disidencia, a lo trans, el miedo a las y los migrantes, etc y se genera simpatías por personajes siniestros o de ideas impopulares pero que, en apariencia, son cercanos a la gente por la manipulación de ideas de carácter religiosas, porque comparten el mismo tipo de prejuicios o de plano, hacen bailecitos (como Maru con Julión o César Duarte en cada oportunidad, incluso en su regreso), por poner un ejemplo.

El doble juego de combinar miedo y simpatías reditúa en emocionalidades momentáneas y en intenciones de voto efectivas.

Y es que la ultraderecha instala problemas donde no los hay, por eso el lenguaje incluyente les resulta una sombra de amenaza.

Pablo Stefanoni en ¿La rebeldía se volvió de derecha? afirma que estos elementos son parte de la llamada “izquierda cultural” o la “guerra cultural”, concepto ampliamente difundido por Agustín Laje que es un símil que funciona de manera idéntica a la supuesta “ideología de género”, que dibujan enemigos y problemas imaginarios a los que hay que combatir sin tregua y aunque los riesgos son imaginarios, son muy efectivos para el objeto que fueron planteados.

Por otro lado, el sector de la sociedad que conecta con la ultraderecha se encuentra molesto con su gobierno por diversas razones, por eso escucha a quienes en tribuna o desde cualquier espacio de poder dice “lo que nadie se atreve” y las redes sociales resultan un perfecto escenario con este fin.

En ellas se alimentan dichos malestares con discursos de odio, con lo que se generan nuevos dogmas contrarios a todo tipo de disidencias y de derechos sexuales y reproductivos; de ahí que sean negacionistas de la ciencia y la historia, simpaticen con el libre uso y posesión de armas y nieguen incluso, el cambio climático.

Así logran fabricar una especie de sentido común digerible pero inquietante; sus líderes tienden a ser groseros, incorrectos, ofensivos, provocadores, mientras se ufanan de no simpatizarle a todo el mundo.

A los bulos, la inserción de discursos repletos de prejuicios que inflaman el odio y al posicionamiento de personajes estridentes, se adhieren los bots que imitan el comportamiento humano, ahora alimentados por la inteligencia artificial a los que se suman, los miles de empleados del gobierno estatal y municipal que se encuentran en obligación de reaccionar, comentar y compartir las noticias o declaraciones del conservador en turno.

En el desinflado y hasta el cansancio desmentido embate sobre el lenguaje incluyente, sería demasiado concederle un mínimo de crédito a Olson, si es que alguien lo considera capaz de pensar en una estrategia tan elaborada para posicionarse políticamente en el país tras dar un golpe político de esta naturaleza, o como se leía en redes: “un bukelazo”.

Y es que no es él, es un guión, es un manual de instrucciones para el odio, es la adhesión a un frente que tiene por objeto conservar el poder mientras se siguen enriqueciendo solo las élites.

La apuesta es al cansancio de quien pone el cuerpo y lo poco con lo que cuenta para seguir resistiendo mientras renueva consignas y en esos afanes, refresca aquella que proclama: ¡No pasarán!

@marielousalomé

Mariela Castro Flores

Politóloga y analista política especialistas en género y derechos humanos.