Juárez tirasup
La izquierda, la derecha y la ética de la lucha social

La izquierda, la derecha y la ética de la lucha social 22 de julio de 2020

Leonardo Meza Jara

Chihuahua, Chih.

Desde hace tiempo sostengo la tesis sobre la “impura esencia de la izquierda”. Esta tesis, que se circunscribe fundamentalmente a la izquierda partidista, deriva en dos premisas: 

A) Desde 1980 hasta la fecha, lo que ha tenido lugar son un conjunto de mecanismos de terrenalización de la izquierda que optó por la ruta electoral. La izquierda se ha vuelto terrenal, se ha electoralizado, y de esta forma ha extraviado su aura de fascinación ideológica y política.

La historia reciente de la izquierda partidista está atravesada de manera sustantiva por un conjunto de variables electorales que han dado lugar a una problematización expansiva e intensiva. 

Esta izquierda se volvió mundana en sus formas de saltar de un proceso electoral a otro, en sus maneras de condicionarse y administrarse electoralmente. 

B) A su vez, desde 1980 han tenido lugar conjunto de transformaciones conceptuales (respecto a las ideas) y fácticas (respecto a los hechos) de la izquierda partidista. 

Tanto las trasformaciones conceptuales como las transformaciones fácticas de esta izquierda, le han abierto las puertas a un pragmatismo que resulta sumamente complicado para la vitalidad de esta fuerza política. 

Tal parece que la vitalidad de la izquierda partidista depende trágicamente de la variable del pragmatismo. Con el aumento del pragmatismo, ha aumentado la vitalidad de la izquierda partidista en México. 

En caso de que disminuyera el pragmatismo, se estaría generando una disminución de la vitalidad de esta fuerza política. 

Tanto los puntos A como B se relacionan con una serie de virajes ideológicos, políticos y éticos de la izquierda partidista en México.  

Este es un territorio que resulta sumamente extraño para la izquierda. 

En otros artículos me he referido al concepto de “extrañeza”, respecto a la manera en que la izquierda se terrenaliza (A) y respecto a la manera en que la izquierda se transforma conceptual y fácticamente (B). 

A su vez, lo tocante a los puntos A y B tienen que ver con un conjunto de convergencias entre la izquierda y la derecha que van más allá de lo ideológico, y que se instalan en los hechos, en la realidad política misma. 

¿Cuáles son los territorios en los cuales la izquierda y la derecha convergen más allá de lo ideológico, en los hechos mismos de la política? 

¿Cuál es la historia reciente de las convergencias fácticas entre la izquierda y la derecha? 

Planteo cuatro posibles respuestas:

Las luchas por la democratización, que en 1986 dieron lugar a la formación del PANSUM, una alianza entre el PAN y el PSUM para defender el voto posterior a las elecciones fraudulentas. Aunque las luchas por la democratización han dado lugar a convergencias y diferencias entre la izquierda y la derecha. 
Las luchas contra la corrupción. La bandera de la lucha contra corrupción le ha servido lo mismo a la izquierda que a la derecha. Javier Corral usó esta bandera para posicionar su candidatura en 2016, y la sigue usando hasta la fecha. 
López Obrador y Morena también han usado esta bandera para posicionarse políticamente, tal como sucede actualmente con el caso Emilio Lozoya.

- Los mecanismos electorales de las alianzas. Un ejemplo de ello es la alianza del corralismo con una parte de la izquierda chihuahuense. Otro ejemplo, es la alianza de Morena con el PES, y con un conjunto de panistas y priistas. Estas alianzas han dado lugar a desdibujamientos ideológicos y políticos, tanto de la izquierda como de la derecha. 

Las maneras de ocupar y/o desocupar los espacios de la lucha social. En las últimas décadas hay una historia de ocupación y desocupación de los espacios de la lucha social, que está atravesada por un conjunto de variables que resultan complejas. 
En las maneras de ocupar y/o desocupar los espacios de la lucha social, por parte de la izquierda partidista y por parte de la derecha, resaltan dos tendencias que son contrastantes:

C) Por un lado, está la participación genuina en la lucha social apuntalada en una ética política que resulta solvente. Hay formas genuinas de impulsar y participar en el movimiento social, que tienen como fundamento una ética participativa, solidaria y consecuente con las luchas populares. 

D) Por otro lado, está la participación pragmática en la lucha social. Hay quienes han usado al movimiento social como plataforma para posicionar un nombre, un grupo político o un partido. Esta manera de usar a la lucha social tiene que ver con intereses que buscan la obtención de beneficios presupuestales, y con intereses que tienen como objetivo un posicionamiento electoral o el acceso a cargos públicos. 

Tanto la izquierda como la derecha han usado pragmáticamente a la lucha social, se han montado sobre la lucha social, con fines que resultan cuestionables. 

Desde luego que la lucha social posee componentes impuros, terrenales. Pero esto no da lugar a que pierda su condición genuina como forma de hacer política desde abajo, que se sujeta a una ética de medios y fines. 

La lucha social es uno de los últimos reductos ideológicos y políticos de la izquierda, que se conecta a profundidad con la sustancia histórica de los debates marxistas. 

A partir de los puntos C y D, surgen un conjunto de interrogantes, que tendrían que responderse empíricamente, con evidencias basadas en hechos concretos:

¿Porqué razones en la historia reciente, la izquierda partidista y la derecha han ocupado o desocupado los espacios de la lucha social? 

¿De qué maneras la izquierda partidista y la derecha ha ocupado o desocupado estos espacios? 

¿Con qué intenciones, la izquierda partidista y la derecha han ocupado o desocupado estos espacios?  

¿Las formas en que la izquierda partidista ha ocupado o desocupado los espacios de la lucha social, han sido más genuinas o más pragmáticas? 

¿Las formas en que la derecha ha ocupado o desocupado los espacios de la lucha social, han sido más genuinas o más pragmáticas? 

¿Hay diferencias y/o coincidencias en las formas en que la izquierda partidista y la derecha, han ocupado o desocupado los espacios de la lucha social? 

Más allá de las formas en que se han ocupado o desocupado los espacios de la lucha social por parte de la izquierda y la derecha, a veces de manera más genuina (C), a veces de una forma visiblemente pragmática (D), hay una ética de la lucha social que amerita ser resguardada. 

Me refiero a lo sustantivo de la lucha social en sí misma, a un conjunto de premisas de la lucha social cuyo fundamento es una ética política de la que escasamente se habla y se debate. 

Hay una ética de la lucha social, cuya base reside en el concepto sustantivo de la “justicia social” y en el concepto de “pueblo”.  

Esto último nos lleva a un debate sobre la ética política en la izquierda, que en México tiene como referente de primera línea al libro “20 tesis de política” de Enrique Dussel (2006). 

En este libro, cuyo autor es uno de los principales intelectuales de Morena, se abordan con amplitud los conceptos de “potentia” y de “potestas”,  a partir de los cuales se construyen formas de gobierno que empoderan al pueblo y a los movimientos sociales. En la tesis 16 del libro de Dussel se afirma: 

«Los movimientos sociales, los partidos progresistas críticos, liberadores, deben saber aprender a actuar con inferioridad de fuerzas (físicas, mecánicas, coercitivas), pero contando con el poder que viene “de abajo”, del pueblo… Es esencial que la praxis de liberación parta del pueblo, se mantenga en su elemento, movilice desde dentro y desde abajo al actor colectivo histórico del pueblo” (P. 121). 

En la tesis 20 de este mismo libro se afirma: 

“Cuando un representante honesto de la comunidad política, del pueblo, es delegado para el ejercicio del poder institucional (un puesto gubernamental)… es siempre necesario considerar si las instituciones sirven en verdad para satisfacer las reivindicaciones de la comunidad, del pueblo, de los movimientos sociales. Si no sirven hay que transformarlas” (P. 151).  

Las críticas que pretenden descalificar de manera generalizada e insidiosa al movimiento social de los agricultores que han defendido el agua de las presas en Chihuahua, son un síntoma doliente de la amnesia histórica y de la ausencia de ética política en la izquierda de Morena.

Leonardo Meza Jara

Maestro, analista político.