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Juntos

Juntos 26 de junio de 2023

Carlos Elizondo Mayer-Serra*

Chihuahua, Chih.

En las elecciones intermedias del 2021, la coalición Va por México (PAN/PRI/PRD) obtuvo 19.5 millones de votos; Juntos Hacemos Historia (Morena/PT/PVEM) 21 millones. Electoralmente no son tan distintos. MC obtuvo 3.5 millones. Si la oposición va junta en el 2024 podrá hacer historia.

En 2021, sin Va por México el gobierno habría podido ganar la mayoría constitucional en la Cámara de Diputados. Si MC hubiera participado en la coalición opositora, probablemente hubieran obtenido la mayoría absoluta en la Cámara. 

No habríamos visto la reciente avalancha de leyes inconstitucionales.
En 2021, MC obtuvo el 7 por ciento del voto emitido y el 4.6 por ciento de los diputados, es decir 23, y de ellos solo 7 de mayoría. En el 2018 fue en alianza con el PAN y el PRD, y con el 4.4 por ciento del voto ganó 28 diputados. Los partidos chicos ganan más curules yendo juntos. El reto es preservar su identidad.

La coalición gobernante obtuvo en el 2021, 42.8 por ciento de los votos para la Cámara de Diputados. Su coalición fue muy eficiente para ganar curules, consiguieron el 52 por ciento.

Los votos de los partidos en una coalición no son una mera suma aritmética, pero en una elección presidencial, con una buena selección de quien encabece a la oposición, los votos se multiplican. Por lo contrario, la regla aritmética de la división es implacable. Hoy nadie puede ganarle a la alianza gobernante si no cuenta con el apoyo de los tres partidos de Va por México. Hacerlo sin MC será mucho más complicado.

En política casi siempre hay que optar por el mal menor. Es por el que siempre he votado. Nunca lo he hecho por un candidato que va rezagado en las encuestas. Hacerlo, dado que en México no hay segunda vuelta, es tirar el voto a la basura.

En el 2006 AMLO no fue pragmático. Le hubiera bastado con sumar a Alternativa Socialdemócrata y Campesina, que traía una candidata propia, Patricia Mercado. No quiso ni hablar con ella. Ahí perdió.

Luego cambió. Aunque el 8 de agosto de 2016 AMLO dijo que Morena iría solo a las elecciones del 2018, acabó aliándose con los partidos ideológicamente más distantes, el PT y el PES. Tras la elección, necesitó ampliar su coalición para tener mayoría constitucional. Lo hizo con el PVEM, el máximo representante de los vicios del poder contra los que supuestamente luchaba Morena. Hoy, gracias a ellos, tienen la mayoría legislativa en la Cámara de Diputados.

Mañana, la coalición Va por México presentará las reglas para seleccionar su candidato o candidata, aunque aún no se le puede llamar así porque sería ilegal. Si el adversario vive en la simulación, es difícil no hacer lo propio. El proceso electoral comienza el 4 de septiembre y deben terminar su selección, al igual que Morena, a finales de agosto.

Necesitan presentar un mecanismo incluyente, que no deje fuera a nadie que tenga credibilidad y tracción electoral, pero que pueda evitar las disidencias y los golpes internos. Se ha filtrado que se pedirán 150 mil firmas lo cual me parece una mala idea porque incentiva la corrupción y el clientelismo.

Han decidido no usar sólo encuestas, para diferenciarse del gobierno y también para entusiasmar al votante. Además, si las encuestas terminan dentro del margen de error, en la oposición no hay "dedo" que lo resuelva. Por ello, habrá elecciones primarias combinadas con encuestas.
Importa mucho quién resulte candidato o candidata presidencial de la oposición, ya que esta elección impacta mucho el voto legislativo. Importa mucho encontrar una persona atractiva electoralmente, capaz de crear esperanza con un proyecto modernizador e incluyente, capaz de atender temas como la seguridad, el medio ambiente, los derechos de las mujeres y competente para diseñar políticas públicas para realmente aprovechar los vientos a favor del nearshoring.