Israelíes y palestinos: una historia sin final

Israelíes y palestinos: una historia sin final 14 de mayo de 2021

Publicado por The New York Times, 14 de mayo de 2021

Elda Cantú*

Chihuahua, Chih.

La frágil convivencia en una de las zonas más conflictivas del planeta se hizo añicos con los nuevos enfrentamientos entre palestinos e israelíes de esta semana.

El conflicto ya se anticipaba debido a la batalla en la corte por desalojar a seis familias del barrio Sheij Jarrah, una disputa local que se convirtió en símbolo de los esfuerzos por expulsar a los palestinos de ciertas áreas de Jerusalén.

La tensión se desbordó cuando las autoridades de Israel hicieron un operativo en la mezquita de Al-Aqsa, un espacio sagrado en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Desde entonces, Hamás y otros militantes palestinos han intercambiado ataques con Israel y hay agresiones callejeras entre vecinos. Se reportaban hasta el jueves 83 muertos en Gaza —entre ellos 16 niños— y en Israel al menos seis civiles fallecidos, incluido un menor.

En la ciudad de Gaza, los vecinos respondieron con una mezcla de júbilo y temor a los cohetes lanzados en respuesta a los bombardeos aéreos de Israel. Irán es parte de la respuesta.

Thomas Friedman, antiguo corresponsal en el Medio Oriente, explica en las páginas de Opinión la gravedad de la situación y la importancia de una generación de jóvenes palestinos hartos, sin un liderazgo unificado y que se organizan a través de TikTok.

Y aunque el operativo en la mezquita puede señalarse como el origen de la más reciente ola de violencia, es difícil anticipar un final. Esta dificultad me ha hecho pensar en una reflexión del profesor Refaat Alareer en un ensayo reciente.

Él dice que en Gaza, la costumbre dicta que al contarle un cuento a los niños, los padres terminen con una rima: Toota toota, khalasat el hadoota. ¿Hilwa walla maltouta? (La historia ha terminado, ¿fue agradable o no?). Alareer dice que los chicos suelen responder que no, para que les cuenten otro cuento. Esta semana, sin embargo, en medio del fragor de los bombardeos, sus hijos respondieron “nerviosamente, al unísono: hilwa, ‘agradable’. No querían más”.

*Senior News Editor, Latinoamérica, de NYT.