Chihuahua, Chih.
¿Qué prevaleció en las elecciones de ayer en MORENA para designar a los integrantes del Comité Estatal?
¿La búsqueda de acuerdos, de consensos, con los que ha actuado hasta la fecha el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar; o el de la confrontación interna y externa, a la que es tan afecto el delegado Juan Carlos Loera, ya sea contra Pérez Cuéllar o contra la gobernadora Maru Campos?
Presos de la tendencia marcada por el presidente López Obrador, los morenistas eligieron como sus dirigentes a los propuestos por dos grupos, los hegemónicos al interior del partido gobernante en Chihuahua.
A diferencia de una de las características de la izquierda socialista, los consejeros de MORENA no debieron optar entre dos grupos con una diferenciación programática, sino entre quienes se alinean a los dos principales funcionarios públicos morenistas en Chihuahua, el delegado federal, Juan Carlos Loera, y el alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar.
Eso se reflejó en todas y cada una de las votaciones, celebradas para elegir al presidente, secretario general y las 7 carteras que habrían de definirse: Sólo existieron dos candidatos para cada posición, los pertenecientes a esos dos alineamientos.
Así los “loeristas” se quedaron con la presidencia del Comité Estatal, con la sobrina del delegado, Brighite Granados de la Rosa, en tanto que los “crucistas” ganaron la presidencia del Consejo Estatal con Hugo González, (ex asesor de los diputados locales de Morena), además, el segundo cargo partidario, la Secretaría General, recayó en el también crucista, Omar Holguín, ex presidente del Consejo Estatal, ex director de Gobernación federal, con 41 votos.
Granados de la Rosa ganó con un total de 47 votos frente a los 43 de la exdiputada local y actual regidora juarense, Ana Carmen Estrada, de filiación crucista. Kevin Mares, será el nuevo secretario de organización y Luisa Rey de Formación Política; en Comunicación, Javier Zubía y en la de Mujeres, Valeria Cruz.
Aparentemente, y de acuerdo con las primeras declaraciones de Pérez Cuéllar, las votaciones fueron divididas y los resultados beneficiaron a uno y otro grupo.
En cambio, Loera de la Rosa, en un mensaje en las redes sociales, con la foto de la nueva dirigente, Brighite Granados, sin mencionar a ninguno de los recién elegidos, escribió que “El rumbo en Chihuahua para Morena será legítimo y con apego al Pueblo (sic). Tenemos presidenta de Izquierda”.
De esta forma, a pesar de que los nuevos principales dirigentes estatales de Morena sean de la más larga data al interior del morenismo, incluso fundadores, su arribo obedece al influjo de la oleada neomorenista que ha llegado avasallando la escasa estructura y formación política-ideológica existente, pues quienes los eligieron son fruto de la altamente cuestionada elección efectuada el 31 de agosto en la que, según denuncias de los mismos morenistas, prevalecieron el acarreo de votantes, con listas previamente elaboradas, chantajes y extorsiones a fin de que votaran por determinadas fórmulas (un hombre y una mujer).
Los fundadores y todos los miembros de las primeras etapas de Morena han sido arrasados, quienes hoy llegan a la dirigencia son el fruto de las acciones que durante décadas tanto rechazaron.
El pragmatismo llegó para quedarse en el partido de López Obrador. No podía ser de otra manera, esa fue la tónica imprimida al partido por su principal creador, hoy primer mandatario nacional emergido de la izquierda.
Ausente de este partido la discusión política, desde los tiempos de AMLO como presidente del mismo, en la que nunca fue sometida al escrutinio de los consejeros nacionales, ni la política en general del partido, ni sus estrategias; vamos, nunca se discutió en algún Congreso o Consejo Nacional la disyuntiva planteada desde su inicio por algunos de sus integrantes, la de continuar como “movimiento” o como partido, pero tampoco las posturas o posiciones frente a las coyunturas que se les presentaban.
Todo lo resolvía AMLO, y las reuniones del Consejo Nacional eran, solamente, la ocasión para transmitirles a los dirigentes estatales las “instrucciones” de lo que que deberían hacer en el siguiente período.
No podía haber discusión alguna, Morena nació para llevar a la presidencia de la república a su principal animador y a su único dirigente, quien hoy reside en Palacio Nacional, pero la ruta para llegar a ese lugar no implicó, nunca, la discusión de qué hacer al llegar al poder, eso fue determinación exclusiva del tabasqueño.
Lo que hoy ocurre es una etapa más de la plena continuidad del accionar de la izquierda que concibió la posibilidad -en los lejanos tiempos de fines de los 70’s y principios de los 80’s del siglo pasado- de unirse para derrotar al régimen del partido casi “único”, pero dejaron de lado la discusión el proyecto de país que habrían de concretar, en caso de acceder al poder.
Hoy MORENA transita de ese modo, presa del pragmatismo, que funcionará en la medida de que sus principales dirigentes -los reales, no los formales- puedan llegar a acuerdos, en lo general y en lo concreto, pero ausentes de tal práctica las tareas de largo plazo.
Los resultados denotan lo que se intuía, la cerrada competencia entre los dos grupos, prácticamente empatados, que lo superan al obtener entre 3 o 4 votos de los consejeros neutrales, lo que puede ser la tónica que se dará a lo largo de las definiciones que habrán de presentarse en los próximos años, especialmente en la de las candidaturas del 2024, en las que habrán de designarse candidatos a diputados federales, diputados locales, alcaldes, regidores y síndicos.
Pero, además, y no es poca cosa, definirán la postura de Morena frente al gobierno de Maru Campos, oscilante ahora entre la asumida por Pérez Cuéllar -la de la institucionalidad- y la de Loera de la Rosa -la de la confrontación, prácticamente en el lindero de las posturas estrictamente partidarias, a pesar de ser el representante del gobierno federal.
Desconocida en los ámbitos políticos más allá de Morena, Granados de la Rosa, por sus relaciones personales, familiares, se le podría etiquetar como la dirigente que intentaría transitar en la ruta trazada por Loera de la Rosa, de estrecha cercanía al ex gobernador Javier Corral, a contrapelo de las múltiples evidencias políticas de que el actual grupo gobernante en Chihuahua se siente cómodo con quienes formaron parte -cerca o lejanamente- de la administración del ex gobernador César Duarte.
¡Quien lo fuera a decir, que en el sexenio de Maru Campos, las posturas de su principal opositor, Morena, transitaran entre las filias a uno ú a otro exgobernador!
Y esa será la divisa del morenismo local, la obligación de tener que definirse ante cada encrucijada que se le presente, como la que ahora tiene en el Congreso del Estado, en el que, ante la decisión unánime de sus diputados para llevar a la presidencia del Congreso a Benjamín Carrera, posición que legalmente les corresponde, por demás que PRI y PAN argumenten que pueden evadir el señalamiento del texto constitucional que claramente señala la “prioridad” en la que deban distribuirse los cargos en el Poder Legislativo y que, tramposamente, pretenden escamotearle nuevamente a MORENA, como en tiempos de Corral, para nombrar a la neomorenista Adriana Terrazas, de larga militancia priista, al lado del juarense Enrique Serrano y del ex gobernador César Duarte.
Sin embargo, en un vuelco sorprendente, Terrazas -quien formó parte del equipo de Enrique Serrano, el ex candidato a gobernador priista en 2016, de quien fue su coordinadora de campaña- “indicó que aún no ha tomado una decisión sobre aceptar encabezar la mesa directiva” y expresó “le gustaría contar con al apoyo de su coordinador y de la bancada, sentir pertenencia y orgullo por el proyecto de la 4T”.
En cambio, Carrera, en lugar de lanzar un mensaje a las otras fracciones, en el sentido de que habría una conducción institucional en el Congreso del Estado, y que él la garantizaría, dijo que “… vieran qué bien se siente que ni el PAN ni el PRI te vean de su lado, es algo que les contaré a mis nietos”.
¡Se le olvida que resolvieron participar políticamente en este régimen de partidos políticos y no por la vía revolucionaria de destruirlo!
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Fuente de citas hemerográficas recientes: Información Procesada (INPRO)