Pasan los años y lo que fue uno de los peores azotes de Juárez, cuyo reflejo más visible era la fase extrema, el asesinato de mujeres, aún sigue presente y, quizá, en magnitudes mayores.
De acuerdo con el “Primer Informe de Hallazgos de Casa Amiga, la dinámica de la violencia contra las mujeres en Juárez, 2013-2016”, la violencia hacia las mujeres en Juárez se ha acrecentado, a juzgar por el número de casos atendidos diariamente por esta institución, señera en el país en su género, fundada por una de las juarenses más distinguidas de la segunda mitad del siglo XX a la fecha, Esther Chávez Cano, quien la defendió contra viento y marea.
La tragedia se incuba en el hogar pues los esposos son los principales agresores de las mujeres víctimas. (Nota de Luz del Carmen Sosa, El Diario, 27/VII/16).
Son de espanto las cifras presentadas. Durante los últimos tres años, cuando Juárez “dejó de ser considerada la ciudad más peligrosa del mundo para convertirse en el modelo exitoso por la rápida recuperación de la seguridad”, Casa Amiga atendió a 18 mil 950 víctimas de la violencia contra la mujer. (Ibídem).
“Es decir, 15 mujeres llegaron diariamente a pedir ayuda a Casa Amiga por sufrir algún tipo de agresión”. (Ibídem).
El estudio echa por tierra una gran cantidad de consejas alrededor de la violencia ejercida en contra de las mujeres en el antiguo Paso del Norte: Son los esposos y las parejas los principales agresores y, con mucho, los esposos (constituyen el 55.5% de los agresores) superan a los que no habían legalizado su unión (que son el 28.3%), lo que contradice uno de los principales argumentos esgrimidos en contra de las uniones “libres”.
No, quienes acudieron ante el juez -casi 6 de cada 10- para legalizar su matrimonio, se sintieron facultados para ejercer el máximo del dominio sobre sus esposas, hasta el grado de la violencia, fundamentalmente la física, aunque no solo, lo que hace de Juárez una ciudad que “no garantiza una vida digna y segura para la mujer”, de acuerdo con el estudio, presentado por la investigadora y activista, Julia Monárrez Fragoso.
Otra de las falacias construidas en este tema es que la mayoría de las víctimas no vinieron de fuera, el 56.2 por ciento proviene del estado de Chihuahua, sobre todo de Juárez, Chihuahua capital y Parral; de Durango el 17% (cifra empata con la de la composición de la población estatal, ese porcentaje de los residentes en Chihuahua proceden del vecino estado); de Coahuila 9% y 7% de Veracruz.
Asimismo, apareció otro dato aún más preocupante, el de la disminución de la edad de las agredidas, al pasar de los rangos de entre 25 a 45 años de edad, al de entre 18 y 39 años y confirmarse el perfil mayoritario de las víctimas:
Casi 4 de cada 10 sólo habían concluido los estudios básicos y la mayoría dedicadas a las actividades domésticas en su hogar, lo que acrecienta su indefensión pues devela “las pocas oportunidades académicas y laborales que tienen las mujeres en Ciudad Juárez… y la falta de políticas públicas para atender este problema”, como aseveró Lidia Cordero, la Directora de Casa Amiga.
Y efectivamente, la ausencia de esas políticas se refleja, también, en los aspectos más generales de los índices delictivos, en los que Chihuahua ocupó el primer lugar en la comisión de homicidios a lo largo de los últimos cinco años, en los se presentaron 12 mil 701, de acuerdo con los estudios del INEGI, lo que ubicó la tasa de homicidios en 70 por cada 100 mil habitantes, en tanto que la tasa nacional fue de 19. (Nota de Alejandro Salmón Aguilera, ahoramismo.mx, 25/VII/16).
Si bien los años de mayor incidencia fueron en 2011 y 2012 (de los ahora analizados) pues en el primer año se registraron 4 mil 500 y en 2015 mil 541 -una disminución del 65.7%- lo cierto es que los homicidios presentados en Chihuahua superan la media nacional y son más que los ocurridos en 2007, último año previo al del baño de sangre sufrido por los chihuahuenses.
Bueno, pues de acuerdo con cifras de la Fiscalía General del Estado, alrededor del 40% de los homicidios no tuvieron relación con el crimen organizado, lo que nos lleva, de nuevo, al escenario inicial de la presente entrega, tenemos un grave problema en la sociedad chihuahuense, el que no se ha enfrentado, ya no adecuadamente, no, no se ha enfrentado, los feminicidios y las agresiones a las mujeres son una de las más espantosas caras de esa realidad.
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