¿Dónde está la Revolución Mexicana?

¿Dónde está la Revolución Mexicana? 20 de noviembre de 2021

Leonardo Meza Jara

Chihuahua., Chih

Más que preguntarse por la “cuna de la revolución” en Chihuahua, hay que preguntarse por la mano que mece esa “cuna”.

I.- La idea de la “cuna de la revolución” es una metáfora que ha sido usada en el campo de la historia para construir identidad y para adjudicarle el reconocimiento de iniciadores del movimiento revolucionario a determinadas regiones, personajes y grupos. 

Estrictamente, no hay una “cuna de la revolución” mexicana, no hay una sola causa, ni un solo lugar, ni un solo grupo armado que se haya levantado en los inicios de la Revolución Mexicana. El levantamiento armado de 1910 en México se circunscribe a una pluralidad y una dispersión territorial y social, que resultan complejas. 

Esto queda claro en los dos aniversarios de la Revolución Mexicana que se celebraron en Chihuahua en días recientes, uno en Cuchillo Parado, municipio de Coyame del Soto, y otro en San Isidro, municipio de Guerrero (“Cuna de la Revolución, ¿Pascual Orozco o Cuchillo Parado?”, El Heraldo de Chihuahua, 20 de noviembre de 2021).

Hay usos ideológicos y políticos de la idea de la “cuna de la revolución” que se administran a conveniencia del poder en turno. La metáfora de la “cuna” indica los rastros de un "nacimiento", de un “origen” que se circunscribe a determinadas condiciones espaciales (lugar), cronológicas (tiempo), humanas (personajes y grupos) y circunstanciales. 

¿Por qué razones se lucha para que determinado territorio del estado de Chihuahua sea reconocido como “cuna de la revolución”? ¿Por qué razones en 2021 las autoridades estatales y municipales celebraron dos aniversarios del inicio de la revolución en Chihuahua, uno en Cuchillo Parado y otro en San Isidro? 

Hay usos ideológicos y políticos de la historia que requieren ser analizados a profundidad. 

Habría que preguntarse, por ejemplo: ¿Dónde está la Revolución Mexicana? ¿Qué ha sido de la revolución mexicana un siglo después?  

En el año de 1947, Daniel Cosío Villegas declaró el fracaso de la Revolución Mexicana en el ensayo “La crisis de México” (un fragmento de este ensayo se localiza en el siguiente link: http://www.memoriapoliticademexico.org/.../1946LCM.html).   

II.- La metáfora de la “cuna de la revolución” indica la presencia de un “origen histórico”, de un lugar, un tiempo y unos personajes en los cuales se deposita simbólicamente el inicio de una lucha heroica: la lucha revolucionaria. 

Pero, ¿qué quedó de la heroicidad de quienes se levantaron en armas en 1910, después de concluida la lucha armada? 

Esa heroicidad fue sustituida por luchas de poder que dieron lugar al caudillismo que Martín Luis Guzmán narra en “La sombra del caudillo”. 

Esa heroicidad fue suplantada por la formación de una nueva clase política que se benefició y enriqueció a lo largo del siglo XX. Esa heroicidad culminó en la malversación de los colores de la bandera de México, que quedaron registrados en el logotipo del PRI. 

Los aniversarios que celebran dos “cunas de la revolución” en Chihuahua, son la rememoración de una heroicidad que fue desplazada por el caudillismo, por una nueva burguesía mexicana y por la institucionalización de un partido político que quedó convertido en lo que relata la película “La Ley de Herodes” de Luis Estrada. 

La heroicidad que se celebra en los aniversarios de la Revolución Mexicana, es una heroicidad simbólica que apela a la nostalgia y el romanticismo de la historia nacional, una historia que está plagada de mitos, de luces y de sombras. 

III.- Lo que hay que analizar son los usos ideológicos y políticos que pretenden reconocer cierto(s) “orígenes” que quedan investidos de heroicidad y grandilocuencia discursiva. La búsqueda de los “orígenes” de los acontecimientos históricos apela a la construcción discursiva de los mitos fundacionales. Las formas de mitificar la historia construyen narrativas de un “origen” que se concibe discursivamente como “cuna” o de otra forma. 

En el ensayo “Nietzsche, la genealogía, la historia”, Michel Foucault plantea un alegato en contra de la historia que pretende encontrar un “origen” (“ursprung”). La búsqueda de un “origen histórico”, los discursos y los actos políticos que pretenden identificar una “cuna de la revolución” en Chihuahua, son procedimientos que resultan dudosos. 

Mirarse en el “origen” de la historia, es como mirarse en un espejo de manera plena y totalmente clara. 

Mirarse en un “origen”, en una “cuna histórica”, es mirarse reflejado en la completud identitaria e histórica de un espejo que es colocado ante los ojos de presente. ¿Pero, la Revolución Mexicana se completó? ¿Acaso los logros de la Revolución Mexicana fueron plenos y claros después de 1917? ¿O más bien, hay una incompletud de la Revolución Mexicana, una falta de plenitud y de claridad que se manifestaron a lo largo del siglo XX y que llegan hasta el siglo XXI? 

El espejo sobre el cual nos miramos reflejados en los “orígenes” de la Revolución Mexicana no es un espejo enterrado, tal como lo plantea Carlos Fuentes (“El espejo enterrado, 2018), sino un espejo quebrado, un espejo fisurado que refleja la incompletud de la historia. 

Lo que queda de la Revolución Mexicana no es la imagen de la completud que se refleja en un “origen”, en una “cuna” geográfica o de otra naturaleza. 

Lo que queda de la Revolución Mexicana son las fisuras de un espejo quebrado sobre el cual nos seguimos mirando todavía. 

Es necesario, entonces, analizar no la completud simbólica que se deposita sobre la idea del “origen” o la “cuna” de la Revolución Mexicana, sino analizar la incompletud histórica de una revolución que fracasó a lo largo del siglo XX. Es aquí, que se hace necesario hacer un análisis de la idea de “revolución” y del campo semántico al cual pertenece este concepto.

Los liberales y los positivistas mexicanos usaron el concepto de “progreso” para apuntalar el proyecto del país después de 1867. Los científicos hicieron uso del concepto de “evolución” para acompañar al proyecto de gobierno de Porfirio Díaz. 

Durante el siglo XX, el concepto de “revolución” se volvió el eje del proyecto de país. Con el arribo de López Obrador al poder, se vuelve crucial el concepto de “transformación”. 

Los cuatro conceptos (“progreso”, “evolución”, “revolución” y “transformación”) forman parte de un mismo campo semántico y un mismo campo utópico que denotan su incompletud y sus fisuras.

Lo que hay que analizar es lo que está detrás de la incompletud del “progreso”, de la “evolución”, de la “revolución” y de la “transformación”, que una y otra vez se han convertido en promesas históricas y utópicas. 

La historia no se refleja en la completud de un espejo histórico, sino en lo faltante, en lo incompleto de un espejo fisurado. 

Desde la perspectiva crítica, es necesario colocar la mirada sobre las fisuras de la historia que se hunden hacia un abajo sobre el cual hay que escarbar…