Aranceles y nuevo orden comercial

Aranceles y nuevo orden comercial 8 de abril de 2025

Serafín Peralta Martínez

Chihuahua, Chih.

Finalmente, el presidente de Estados Unidos Donald Trump, cumplió su amenaza, tan previamente comentada, de imponer aranceles o impuestos recíprocos a todas las mercancías que entren a su país por vía de importaciones. 

Es la consecuencia directa de la elección de Donald Trump, quien dejó muy claro que impondría aranceles radicales en el contexto más amplio de promesas contundentes de venganza errática contra sus enemigos, ahora durante un segundo mandato.

La amenaza de más aranceles, que ya había declarado que impondría, por fin llegó (el 3 de abril como lo había anunciado) y, a un total de 50 países en el mundo, con los que mantiene relaciones o intercambios comerciales. 

Donald Trump impuso tasas o impuestos arancelarios recíprocos, a pesar de que, con algunos de ellos, se han firmado tratados de libre comercio (14 tratados con 20 países).

Los efectos de esta política proteccionista se sintieron de inmediato. Incluso, unos días antes cuando el presidente Trump anuncio que impondría aranceles en general a todos los países del mundo, los mercados financieros (es decir, las acciones de las empresas que cotizan en las distintas Bolsas de Valores: Nueva York, Tokio, Londres, México, entre otras) reaccionaron con pérdidas.

De acuerdo con el New York Times, los índices de la bolsa de Nueva York se desplomaron por segundo (3 y 4 de abril) día consecutivo, con una pérdida acumulada de más de 6 billones de dólares: incertidumbre, especulación y pérdidas en mercados accionarios, es lo que ha propiciado Trump con sus aranceles.

¿Por qué está llevando a cabo este tipo de política en su comercio exterior el presidente de los Estados Unidos?.

La respuesta que ha dado el presidente Donald Trump, es que el intercambio comercial que mantiene Estados Unidos con varios países, son sus desequilibrios comerciales que, en muchos casos, su saldo de balanza comercial es deficitaria; es decir, es más lo que compran que lo que venden en el mercado exterior. Y lo peor, es que lo que venden en diferentes países les cobran altos aranceles y, lo que compran de esos países Estados Unidos no cobra nada de arancel o de impuestos.

Esta es la principal razón, pero detrás de ese desequilibrio comercial está lo que Trump sostiene que, “desde hace tiempo el país ha sido estafado por otras naciones y, los aranceles que ahora se está imponiendo son la respuesta para rectificar décadas de un trato injusto que ha cerrado fábricas, diezmado comunidades y perjudicado a los trabajadores: no podemos hacer lo mismo que hemos estado haciendo durante los últimos 50 años”.

Sin embargo, visto desde el punto de vista de la propia inercia de expansión del capitalismo, del que Estados Unidos es el principal promotor, muchos países se han desarrollado y lo siguen haciendo, gracias a las empresas trasnacionales gringas que se han establecido bajo el cobijo o la protección del beneficio fiscal (el no pago de impuestos). 

Así emergió China al capitalismo, pero ya desde antes y con el apoyo de las empresas transnacionales se desarrolló Singapur, Corea del Sur, Hong Kong y Taiwan, y claro, su desarrollo económico lo han logrado gracias a la presencia de empresas norteamericanas.

¿Es correcto lo que está haciendo el presidente Donald Trump?.

Por principio de cuentas, habría que decir que estas medidas arancelarias que está imponiendo el presidente de Estados Unidos, a nadie le han gustado, por considerar que son acciones arbitrarias de un gobierno caótico y destructivo del orden comercial mundial.

Si bien el propio presidente Trump ve en estas medidas el pretexto para impulsar una mayor producción nacional de bienes y servicios "comerciables", también mantiene la idea de que “finalmente Estados Unidos vuelva a ser grande, más grande que nunca. Los empleos y las fábricas volverán con fuerza a nuestro país, y ya lo están viendo. Impulsaremos nuestra base industrial nacional. Abriremos mercados extranjeros y derribaremos las barreras comerciales”.

Suena bien, pero lo peor está por venir, se mantendrá la incertidumbre porque los países afectados, responderán imponiendo aranceles a los productos importados de Estados Unidos, factores que propiciará un fenómeno inflacionario por la interrupción de mercancías, que por nuevos aranceles las cadenas de suministros no podrán atender, o si lo hacen, suministrarán a precios más altos, cuya transferencia irá directo al consumidor en el mercado estadounidense

La idea de Trump es que las empresas que se regresen a su país de origen, tengan un beneficio o una protección arancelaria, que equivale a la exención del pago tributario durante un periodo específico.

Puede ser que las corporaciones multinacionales puedan decidir cerrar plantas de producción en el extranjero y trasladar la producción a su país. 

Esto requiere una gran inversión inicial de recursos económicos, porque para construir la infraestructura de plantas productivas o de nuevas fábricas, dichas empresas tendrán que enfrentar altos costos de traslado y de producción, por lo que esta opción no parece ser viable en el corto plazo.

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Con esta política arancelaria, que está llevando a cabo Trump quiere un auge manufacturero sí, pero en cambio, con la guerra de aranceles, que impone y le imponen, está alimentando una recesión global y causando una parálisis en la cadena de suministros al interior de su país.

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Donald Trump ha detonado una guerra arancelaria y será asombroso presenciar lo que viene.