Chihuahua, Chih.
En la Semana del Humanismo, organizado por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Chihuahua, el Doctor José Luis Jáquez (Director de Palabra propia) convocó a los periodistas Adriana Ruiz, Luis Froylán Castañeda, Rodrigo Ramírez y el autor a abordar, el 22 de octubre, los temas de Situación y retos del periodismo. Crisis y retos del periodismo en Mexico.
.¿Se han democratizado los medios?¿Hacia dónde vamos en materia mediática?
Aquí la intervención en ese evento.
Buenos días, le agradezco a José Luis Jáquez la invitación y a ustedes su presencia.
Nos encontramos en medio de una auténtica revolución de los medios de comunicación.
Se da al tiempo que persisten los viejos sistemas de dominación. Ciertamente la sociedad ha arrancado enormes jirones de poder a la clase política, pero esta aún, merced al enorme rezago económico, someten a amplias capas de la población más marginada, por un lado, y por el otro, gracias a las cada vez más sofisticadas maneras de manipulación -que estimulan el mercantilismo, el individualismo, la incultura y la violencia- tienen, aún, un amplio consenso en las capas medias de la población.
Tal situación pareciera haberse interrumpido -ojalá que no momentáneamente- con la llegada de López Obrador a la presidencia. No sé si esto continúe, si la interrupción de gobiernos absolutamente comprometidos con lo expresado en las primeras frases sea a largo plazo, lo cierto es que se abre un momento coyuntural que puede incidir en cambiar el viejo sistema de dominación en el país. Y esto tiene relación directa con los medios de comunicación, sin duda alguna.
En los últimos años hemos visto como los medios de comunicación cambiaron. Porque también lo hicieron sus lectores, radio escuchas y televidentes y apareció, avasallante, la internet y sus diversas plataformas, a las que denominamos “redes sociales”, las que poseen un inmenso poder, que pareciera no tener límites.
En la medida que cambiaba todo en materia de medios de comunicación, aparecían y se fortalecían los portales digitales, de todo tipo de información y de todas las especies: Noticias, búsqueda de placeres -de todos los tipos- portales de redes sociales, revistas; de juegos electrónicos, de búsqueda de empleos, etc.
De ahí que la información proporcionada por los periodistas también cambió. La inmediatez casi acaba con el periodismo de investigación; la crónica es una rara avis y con mucha frecuencia palidece frente a la cultura de la imagen -la foto y el video-; las entrevistas impresas disminuyen, son reemplazadas por las de multimedia y la nota informativa en muy pocas ocasiones podrá llenar los requisitos que tenían las del periodismo del pasado.
Al mismo tiempo, el control gubernamental, o el de los poderes fácticos y el de los más poderosos empresarios continúa ejerciéndose, de manera diferente, pero esencialmente igual: Controlar la información, bloquear la impertinente, incentivar la que se desea, etc.
Y los mecanismos son los mismos de antes; el poder económico, en el caso de los poderosos, y el manejo discrecional del presupuesto público de comunicación social y hasta del resto del presupuesto de los entes públicos por la clase política.
Se hace para favorecer una forma de informar, una forma de pensar, a un grupo de poder y para descalificar a los adversarios y se hace en un entorno extremadamente violento, en el que las fronteras entre los delincuentes y los aparatos policiales y militares están muy difuminadas -y hay ejemplos demoledores de esto, el de la batalla de Culiacán y la entrega de Ovidio Guzmán es uno de ellos- y la penetración del crimen organizado en todos los niveles de gobierno, de los tres poderes, es inimaginable.
El crecimiento de los cárteles no es un fenómeno distanciado de quienes han ejercido el poder. Para llegar a los niveles en que estamos debieron crearse y fortalecerse infinidad de redes, relaciones, empresas, complicidades, corruptelas, omisiones y colusiones a todos los niveles del poder.
A semejante enredijo le estorba el ejercicio libre y crítico del periodismo, quizá ahora más que en los “dorados” años del país del régimen del partido hegemónico, o del partido casi único y hasta ahora, el de la alternancia, incluida la presente etapa, la de la 4T.
Somos, la clase periodística, un estorbo para los hombres del poder; nuestras preguntas, nuestros cuestionamientos son materia extremadamente ácida para los políticos, de todos los colores.
Así, atrapados a varios fuegos, los periodistas ejercemos nuestro oficio entre la pretensión de informar verazmente, de opinar “asertadamente”, de “cronicar”, hasta con picardía algún evento de la clase política; de elaborar un reportaje que informe de todos los aspectos de un fenómeno, de un hecho, de un proceso.
Para ubicar esta nueva realidad, de acuerdo con una investigación del equipo de GRD Multimedia, más del 70% de la población se informa a través de las redes sociales y/o los portales, es decir, por internet, a través de los aparatos móviles (celulares, tablets, computadoras, lap top’s, etc.).
En Chihuahua, el porcentaje de ciudadanos que acceden a los portales digitales y las redes sociales es de los más altos del país, las estadísticas establecen que el 41.8 por ciento de los hogares cuentan con equipo de cómputo e Internet, por lo que aún hay un rezago importante, pero, en 2017, de acuerdo con el Inegi, el 72.2% de la población de seis años o más utilizaba el teléfono celular.
El crecimiento del número total de usuarios, en el país, que sólo disponen de un celular inteligente creció de 60.6 millones de personas a 64.7 millones de 2016 a 2017. También se incrementó de 89.0% en 2016 a 92.0 por ciento en 2017 el número de usuarios que se conectan a internet desde un celular inteligente.
Más. De los usuarios de celular inteligente, 36.4 millones instalaron aplicaciones en sus teléfonos: el 92.1% instaló mensajería instantánea, el 79.8% herramientas para acceso a redes sociales, el 69.7% instaló aplicaciones de contenidos de audio y video, mientras que 16.0% utilizaron su dispositivo para instalar alguna aplicación de acceso a la banca móvil.
No sólo eso, la mayoría de las personas “ven”, máximo, 5 segundos alguna página o algún portal; si se detienen más tiempo, será para compartir lo que “vieron”, sin detenerse a “mirar” su contenido, mucho menos a analizarlo.
Esto es, que se cumple con lo que es una máxima de la enseñanza, que los usuarios, tienen como principal herramienta, para informarse, las imágenes, muy por encima de los textos.
De ahí el éxito de los “memes”, además, por supuesto, del inmenso ingenio de los mexicanos, que podemos editorializar con una imagen cualquier cosa.
Ahora bien, es cierto que las redes sociales constituyen la principal fuente de información para la mayoría de las personas, pero deberá tomarse en cuenta que los medios de comunicación “tradicionales” son la principal fuente de noticias de las redes sociales, que en ellas se reciclan, circulan, comparten, modifican, aumentan o deforman.
Lo que fortalece a los periodistas pues se necesita a los profesionales de los medios para informar, procesar la información, sintetizarla, investigarla, etc.
Para ejemplificar lo anterior tomemos el caso del gobernador Corral, quien realizó infinitos esfuerzos, a partir de su toma de posesión, para desacreditar a los medios de comunicación.
Fue una ofensiva feroz, salvaje, pues contaba en esos momentos con la simpatía de la población. A todos nos descalificó, nos tachó de duartistas, sin parar mientes que algunos hicimos esfuerzos para abrir espacios a la oposición, en momentos en los que hacerlo era casi ponerse al pie del cadalso conducido por los gobernantes que encabezaba César Duarte.
Bueno, pues se le acabó a Corral ¿Dónde se informaban, ahora, los chihuahuenses? Sí, mayoritariamente en las redes sociales, sólo que, si nos detenemos tantito en la fuente de la información de ellas, son los medios de comunicación tradicionales los que la proveen mayoritariamente.
Corral se equivocó en muchas cosas, pero en una fue determinante, en desestimar el peso de los medios de comunicación “tradicionales”.
Claro que para que eso ocurriera tenía que haber sustento, esto es, que hubiese una mala gestión de gobierno, que la hay, pero acrecentada por la percepción ciudadana, la que se manifiesta, hasta salvajemente en los mismísimos espacios del gobernador Corral, en sus páginas de Facebook y Twitter.
Sobre este mismo personaje se puede apreciar otro fenómeno.
En la etapa previa, durante el duartismo, el canal 28 de televisión se convirtió en un innegable espacio para la oposición, que se acrecentó cuando el senador Corral les consiguió el apoyo de la fundación Telmex. Durante ese lapso los ratings de la televisora se fueron a las nubes, pero a la llegada de Corral al gobierno fueron cayendo drásticamente, pues prácticamente se convirtió en el canal de televisión del gobernante pues perdió su empuje crítico, se alienó y en la relación del gobierno del amanecer con esta empresa -y en otras- apareció nítida la concepción de Javier Corral sobre los medios de comunicación, la libertad de expresión y el uso de la publicidad oficial.
Vistas así las cosas, es evidente que los medios de comunicación tienen frente a sí un enorme reto, que no les compete exclusivamente a ellos, es, fundamentalmente, de la sociedad, si ésta no asimila que el desarrollo de la democracia pasa necesariamente por el fortalecimiento de los medios de comunicación, y no sólo del entorno individual de las redes sociales de cada uno de nosotros, entonces pasaremos, casi sin obstáculo, a una regresión democrática.