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Acoso, intolerancia, alcohol, drogas: Índices preocupantes
Sin Retorno

Agresiones sexuales en la juventud

Acoso, intolerancia, alcohol, drogas: Índices preocupantes 16 de octubre de 2022

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih

La denuncia de una familiar de una alumna del Colegio de Bachilleres, por una presunta violación a manos de un estudiante, del mismo plantel, además de dos episodios en los que, presuntamente, un estudiante de secundaria en cada caso,  amenazó con disparar en contra de sus compañeros (sin que, en estos casos haya confirmación oficial) y las respuestas gubernamentales al caso de los estudiantes de bachillerato han motivado una elevada, como justificada preocupación ante la evidencia de un desconocimiento superlativo de la realidad imperante entre los estudiantes de los niveles medio y medio superior.

La agresión sufrida por la alumna de bachilleres originó una inusual protesta de la mayor parte de las estudiantes del plantel pues las primeras reacciones de los funcionarios públicos -tanto educativos, como civiles- fueron las consabidas, en la búsqueda de atenuar el impacto social del hecho, además del olvido permanente de actuar con la aplicación de la perspectiva de género.

Además, los hechos mostraron que en estas materias, las de la prevención, formación y educación de las nuevas generaciones es indispensable usar, tanto el enfoque de la perspectiva de género como el de la tolerancia.

Y parte esencial, desterrar la misoginia y discriminación femenina, materia prima de los ataques sexuales que reportan, cada vez un mayor número de jóvenes estudiantes.

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Las frases lanzadas por las estudiantes del colegio de bachilleres son elevadamente ilustrativas: “Les indigna más un piercing que un abusador”, “Queremos estar seguras en la escuela”, “Es mi cuerpo, yo decido”, “Por una educación segura, sin miedo y equitativa”. (Nota de Alejandra Sánchez, El Diario, 12/10/22).

Ejemplo de la enorme intolerancia oficial es el hecho de que “… durante la manifestación, los directivos del plantel ‘no permitieron el acceso a la prensa ni tampoco quisieron hablar ante los medios de comunicación que estaban presentes”. (Ibídem).

La protesta cursó, además, con el apoyo de los padres y madres de familia que la atestiguaron: “… no podemos permitir que nuestras hijas no estén seguras dentro de su propia escuela; la chica que fue abusada les dijo a los directivos lo que había pasado, sin embargo, ellos les dijeron que estaba exagerando; cuando en realidad, eso es absurdo…”. (Ídem).

Y propusieron una parte de las medidas encaminadas a prevenir este tipo de violencia, como la de crear “una red de apoyo entre todos los planteles, así como la implementación de foros en donde maestros y alumnado participen activamente para prevenir cualquier tipo de situación y que se puedan tratar estos temas a una mayor profundidad”. (Ibídem).

Las quejas estudiantiles tenían -tienen- razón pues la Fiscalía del Estado confirmó la existencia de una investigación desde el pasado 3 octubre. Más de una decena de días después no hay resultados. 

Esto sucedía apenas unas semanas después de los escándalos ocurridos en el Colegio de Bachilleres, generados, primero, por el elevado costo de los uniformes obligatorios, que pretendía se usaran en todos los planteles el director destituido, Marco Licón Barraza; y luego, el del pelo -en el cual se pretendía obligar a los alumnos a traer el pelo corto-, que finalmente se resolvió en el sentido de “permitir” a los estudiantes que lo portaran de acuerdo con sus gustos personales.

Y es que inquieta la realidad develada por los jóvenes, mostrada a través de infinidad de estudios efectuados en los últimos años.

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“Al menos el 21% de estudiantes de secundaria y preparatoria en esta ciudad fueron golpeados o insultados durante los últimos doce meses del año, reveló el Diagnóstico en conductas autodestructivas y salud mental en adolescentes, que elaboró el Centro Familiar Para la Integración y Crecimiento A.C. (CFIC)”. (Nota de Luz del Carmen Sosa, El Diario, Juárez, 04/12/19).

Además, “el 29% de los menores entrevistados ha ingerido alcohol, el 12% ha fumado y un 8.5 ha consumido drogas”. (Ibídem).

Silvia Aguirre, directora de CFIC, afirmó que, por lo menos en Juárez, “la familia ha dejado de ser es el principal factor de protección para el menor y la escuela ha tenido que suplir esa función; sin embargo, la realidad es que los docentes están rebasados por la problemática”, y si tampoco la escuela se convierte en ese mecanismo protector, se preguntó la especialista, “entonces ¿Qué pasa con los adolescentes?”. (Ibídem).

La misma encuesta reportó que el 26.4% de los jóvenes reportó haber sido maltratados al menos una vez al año; “15.1% dos veces al año; el 19% una vez por mes, el 16 una vez por semana y el 24% más de dos veces por semana”. (Ibídem).

¡40 de cada 100 jóvenes eran maltratados cada semana antes de la pandemia!

Ocurren cosas semejantes en Chihuahua y el resto del estado: “El 43.8% de casi cuatro mil niños y adolescentes de ambos sexos manifestaron que sufrieron violencia de tipo psicológica, el 21.7 física y 7.9 por ciento sexual en el ámbito escolar, según los resultados de la Encuesta sobre Prevalencia de Violencia Familiar y Sexual en el Estado de Chihuahua, realizada entre cerca de 400 personas y con base en datos independientes”. (Nota de Manuel Quezada Barrón, El Diario, Chihuahua, 25/07/19).

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La investigación de campo y los hallazgos obtenidos por el Fideicomiso para la Seguridad y Competitividad Ciudadana (FICOSEC) se hicieron entre jóvenes y adultos de ambos sexos, en los municipios de Chihuahua, Ciudad Juárez, Delicias, Cuauhtémoc, Parral y Nuevo Casas Grandes.

“Los varones tienen el porcentaje más alto como víctimas de la violencia en el ámbito escolar con el 28.2% de las respuestas, siendo el 16.7% de las mujeres quienes respondieron haberla sufrido en ese espacio. 

De quienes han recibido algún tipo de violencia en la escuela, el 28.9% dijo que fueron burlas, el 25.6% comentó que insultos, el 18.6% recibió gritos, el 12.7% mencionó que golpes, un 8.3% comentó que padeció burlas por Facebook o whats app; mientras que hostigamiento o amenazas, el 7.9%”. (Ibídem).

Todos sostuvieron “que son sus mismos compañeros (hombres) quienes les han agredido con mayor frecuencia, con el 62.5% y 62.1%”.

“A su vez, el 21.2% de los niños y adolescentes y el 23.8% de adultos y jóvenes dijeron que han recibido agresiones de las mismas alumnas, mientras que el 10% en ambos grupos dijo que ha sido agredido por sus profesores/as”. (Ibídem).

La mayor parte de los encuestados informaron que en la primaria es donde más agresiones sufrieron -el 85.4%- y poco más de la mitad -50.9% de jóvenes y adultos- señalaron que fue en secundaria.

(Consulta en: http://observatoriochihuahua.org/productos/encuesta-sobre-prevalencia-de-violencia-familiar-y-sexual/).

Un año antes de la encuesta anterior, un estudio del “Centro de Actualización del Magisterio efectuado con mil 309 alumnos de secundaria, de entre 12 y 15 años de edad”, arrojó que “el verbal es el principal tipo de acoso, con un 35%, seguido del gesticular, con un 27 y del físico, con un 14%”. (Nota de Verónica Domínguez, El Diario, Juárez, 15/10/18).

En 2014, la Encuesta Nacional de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencial (ECOPRED), reveló que Ciudad Juárez es una de las ciudades con los mayores porcentajes de casos de bullyng  con el 26.8%.

Del mismo modo, la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes de 2014 demostró que “el 17% de los estudiantes de quinto y sexto año de primaria, ha probado el alcohol o lo consume”, a su vez, ese porcentaje crece con los estudiantes de “secundaria y bachillerato, en los cuales la proporción crece al 53%”, ¡uno de cada dos estudiantes!   y 15 de cada 100 lo hacen excesivamente. (Nota de Salud Ochoa, El Diario, Chihuahua, 12/08/18).

El consumo de mariguana es menor, pero se mostraba en niveles preocupantes pues el 3% la consumía a los 12 años; “el 11% a los 14 años, 18 a los 16 años y 29% a los 18 años”. (Ibídem).

En el mismo año de ese estudio, otro, éste de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ubicó a México en el primer lugar en acoso escolar. (Nota de la redacción, El Heraldo de Chihuahua, 22/01/18).

Todos lo sabemos, el acoso sexual se escala, hasta terminar, como desgraciadamente sabemos y sufrimos, en la violación y/o el feminicidio.

Urge una política educativa -y formativa- global, a la voz de ¡Ya! para enfrentar este problema, ahora en las escuelas, cuyos beneficios veríamos y disfrutaríamos en el conjunto de la sociedad, en lugar de actuar solo reactivamente ante cada caso en particular.

Bastante hemos transitado de la época de “Las Muertas de Juárez”, a “Las Muertas de Chihuahua” y luego a la de los feminicidios.

¿Hasta cuándo empezar?

*Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017 y 2022

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Fuente de citas hemerográficas: Información Procesada (INPRO)

https://www.inpro.com.mx

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario