Casi incendiado medio país a causa de las protestas con motivo del salvaje aumento a los precios de los combustibles -y de la energía eléctrica, aunque en este caso menor-, el presidente Peña Nieto lo declaró “inevitable”, a pesar del extendido rechazo popular, mayor al que la mayoría de los medios de comunicación “tradicionales” han informado y del cual las redes sociales han dado cuenta.
De un presupuesto de casi 4.9 billones de pesos, Peña Nieto le achacó a los 270 mil millones de pesos que percibirían por la vía del IEPS -motivo del incremento, ya que asciende a casi 6 pesos por litro- la preservación de la “estabilidad económica del país” en su mensaje del día de ayer.
En un entorno de disminución de los precios internacionales adujo que el aumento se “desprende del incremento internacional en el precio de los hidrocarburos”.
¿Cómo interpretar la “molestia y el enojo” de un presidente si estos sentimientos no se traducen en políticas públicas que colmen la ira popular?
Y en lugar de comprender a la sociedad, le pidió a ésta la comprensión necesaria pues las consecuencias serían “aún más dolorosas para el país”, con lo que, en lugar de atenuar el encono, lo incrementará y posibilitará que en los próximos días las acciones de rechazo se escalen y aumente el número de personas que se sumarán a lo que es visto, ya, como una burla al pueblo de México.
No anunció acciones represoras, pero fue enfático al afirmar que “el gobierno no permitirá que haya quienes, al amparo de esta inconformidad, pretendan cometer tropelías”.
Con una diferencia de horas, el mandatario estatal, Javier Corral, había emitido su propio pronunciamiento en el que, básicamente, le pidió a los manifestantes “no afectar a terceros” y a desalojar las alcaldías, las instalaciones de Pemex, las casetas de peaje, las oficinas de recaudación de rentas y las carreteras, “para no caer en desabasto de gasolinas en la ciudad y en el aeropuerto y el libre tránsito en las carreteras”, cosa que, a diferencia del ámbito nacional, se atajó, al firmar con las organizaciones promotoras de las acciones en Chihuahua, un convenio para que éstas permitan el acceso a la ciudad de los trailers que las transportan.
Corral fue preciso al sostener que impedirían las manifestaciones violentas, o las que “afectaran a terceros”, fórmula mágica que ha servido, tanto para reprimir, como para simular que se efectúan acciones represivas, pero que, hasta el momento de la elaboración de estas notas, no se tenían antecedentes, al contrario, la presencia de los policías antimotines ha sido eso, precisamente, presencia, pues lo han hecho desarmados y sin equipo, cosa que, aparentemente, puede ser distinto en las instalaciones de Pemex de la ciudad de Chihuahua, a las que, se supone, han ingresado armas para proveer a los elementos que debieran custodiar y que se comprende debido a que son del interés de la seguridad nacional.
Por todo lo anterior, sorprende que, tanto en varios medios de comunicación, como en las redes sociales -por supuesto, no todos los emisores- se sostuviera, y hasta corriera el rumor por los medios “normales”, de que Corral desalojaría a los manifestantes.
En ese tenor es que debería ubicarse el gesto del panista que, al momento de la lectura del posicionamiento (ciertamente tardío), atrajo a Víctor Quintana, Secretario de Desarrollo Social, mediante un leve “jalón” de brazo. Atentos como son, los dos, a las señales políticas, enviaron una muy importante a los liderazgos sociales, la de que el mejor representante del activismo social chihuahuense en su gobierno estaba cercano a él.
Por ello no había sustento, nuevamente, en los rumores aparecidos ayer por la mañana, en el sentido de que tanto Quintana, como Lucha Castro (Asesora de Corral), y Martín Solís, Director de Fomento Agropecuario, y hasta antes de la toma de posesión de Corral, el más visible liderazgo de El Barzón chihuahuense, habían renunciado al gobierno, de lo cual no hay dudas que sucediera si las acciones represivas fueran desatadas por la administración de Javier Corral.
Así, el futuro inmediato está cargado de una tremenda incertidumbre, la que podría resolverse si, como se advierte, el rechazo ha crecido y obligará a Peña Nieto a recular.
En medio de todo esto, a Peña Nieto se le ocurre nombrar a Luis Videgaray como Secretario de Relaciones Exteriores ¡Increíble!
¡Y como mejor argumento aduce que con él habrá mejores relaciones con EU. Sí, con Trump, y éste, todos los días, presiona para que las plantas fabriles regresen a su país!
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