Chihuahua, Chih.

El asesinato del panista Hiram Apolo Contreras ha confirmado, además de la profundidad de la crisis delictiva en el estado, la evidente incapacidad del Fiscal César Augusto Peniche y la del casi despedido Oscar Aparicio, Comisionado de Seguridad.

A unas cuantas horas del asesinato, sin pista alguna -por lo menos pública- que pudiera llevar a su esclarecimiento, el Fiscal Peniche se apresuró a declarar que había sido una “confusión”, en el vano intento de atenuar las repercusiones de carácter político, pero en ese intento develó la profundidad de la crisis de seguridad.

Luego, en el afán de confirmar esa versión, informaron que en virtud de que la víctima andaba dando vueltas en la zona en donde lo ejecutaron, porque andaba “perdido” buscando delegados del PAN -para invitarlos a votar por él en la próxima y no cancelada elección de la dirigencia local-, en una zona en la que apenas un día antes se había realizado un decomiso de drogas, lo confundieron.

¿Qué no se dan cuenta del mensaje que enviaron los funcionarios?

Lo que le están diciendo a los chihuahuenses es que cualquiera puede ser confundido; que existen zonas de Juárez en las que, en la práctica, los criminales son los que gobiernan; que las corporaciones policíacas sólo son “dueñas” del terreno que pisan y si esa es la realidad, entonces lo que deben hacer es imitar a los gobiernos norteamericano y canadiense y recomendarnos, a los chihuahuenses, qué zonas, de qué ciudades de la entidad no podemos transitar y en qué horarios, PORQUE NOS PUEDEN CONFUNDIR CON ALGUN DELINCUENTE DE LA BANDA RIVAL A LA DUEÑA DEL TERRITORIO EN EL QUE TRANSITAMOS.

Y eso si hacemos caso a declaraciones tan desatinadas ¿Cómo puede una autoridad, medianamente capacitada, salir a declarar que no saben quienes son los asesinos pero sí afirmar que el asesinato fue producto de una confusión?

No es el único factor de desazón en este caso.

El compañero de fórmula de Hiram Contreras, Héctor Hernández, hizo una declaración estremecedora: dijo que Hiram había hecho “mención de que recibió una llamada en la que le dijeron: nosotros nos encargamos de que ustedes no lleguen” al comité municipal. (Nota del Staff, El Diario de Juárez, 09 de Diciembre 2018).

Pero esa declaración fue desestimada de entrada, luego el fiscal informó que sería llamado Hernández a fin de que la ratificara, en lo que debió ser desde el principio una conducta profesional, eficaz, de los encargados de la procuración de justicia.

Eso, por desgracia, es lo ausente en Chihuahua y el problema crece con los días. El fin de semana anterior, en Juárez se presentaron 19 asesinatos y 11 en el más reciente.

Ante ello sólo hay pálidas declaraciones -en redes sociales- del gobernador Corral a quien, dice, le “ha causado una gran tristeza el asesinato de Hiram Apolo Contreras, panista y servidor público ejemplar”, al tiempo que informa que la “@Fiscalia_Chih realiza un operativo exhaustivo para que no quede impune este condenable hecho”.

En tanto que los nuevos dirigentes panistas en el estado, Rocío Reza y José Luis Cisneros, como si dirigieran un partido ajeno al gobierno, declararon que exigían “enfáticamente” el esclarecimiento del asesinato de Hiram Contreras.

Son dirigentes del partido en el gobierno, tienen una responsabilidad compartida, forman parte del grupo gobernante, el mismo que da muestras cotidianas de su incapacidad para hacerle frente al baño de sangre que les ha llegado muy cerca, el mismo que, por las declaraciones de Peniche, puede llegarle a cualquier chihuahuense.

¡Híjole!

Y esa responsabilidad ya empiezan a compartirla los nuevos gobernantes en el ámbito federal, ciertamente son menos de dos semanas, pero el crimen no descansa y urge detenerlo.

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