Chihuahua, Chih.
La “flacura” de una caballada depende de los ojos que la miran. Es posible que cada par de ojos vean de manera distinta a una misma caballada. La idea de la “flacura” de una caballada, tiene que ver con los intereses que están detrás de los ojos que la perciben de esa forma. Son los ojos y la intención de la mirada lo que define las cualidades de una caballada.
Rubén Figueroa calificó de “flaca” a la caballada presidencial que Echeverría destapó en el proceso de selección del candidato del PRI en 1976. Pero, ¿cuál era el calibre de los ojos de Rubén Figueroa al emitir un juicio como ese? ¿Cuáles eran las intenciones de este político dinosaúrico, que se atrevió a poner en tela de juicio a una serie de nombres que se destaparon para la elección del candidato presidencial del PRI al terminar el sexenio de Echeverría? Tal vez, si alguno de los nombres que se destaparon en aquel entonces le hubiera convenido a Figueroa, el juicio que hubiera emitido a este respecto sería diferente.
Cuando las razones para mirar y valorar la condición de una caballada son ideológicas y políticas, las posibilidades de emitir juicios al respecto entran a un territorio de suma conflictividad. ¿Dónde inician y dónde terminan los límites de lo que se entiende como la “flacura de una caballada”?
Llama la atención el artículo escrito por Gabriel Zaid en el periódico “Reforma” en días recientes (“La caballada”, 27 de mayo de 2018). Es un artículo confesional e intimista en términos ideológicos y políticos. ¿Cuáles son las razones por las cuáles Gabriel Zaid calificó de “flaca” a la caballada de los candidatos a la presidencia de México en 2018 (Andrés Manuel López Obrador, Ricardo Anaya, José Antonio Meade, El Bronco y Margarita Zavala)?
Los ojos de Grabriel Zaid son demandantes, siempre lo han sido. El filo de la pluma de Zaid en los artículos que escribe en el periódico “Reforma”, en la revista “Letras Libres” y en otros espacios, es incisivo. Pero en este artículo en específico, lo que se refleja es una impotencia política. ¿Hasta dónde le alcanzan la pluma y el voto a Zaid en lo que resta del proceso electoral en curso?
La frase con la cual Zaid cierra su artículo es derrotista: “Votaré por el que llegue en segundo lugar en las encuestas, aunque sea Anaya.” El poeta y ensayista asume que votará por un candidato perdedor. En estos días surgen cada vez más indicios del posible triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial. El artículo de Zaid es uno más de estos indicios.
Desde luego que la postura derrotista de Gabriel Zaid va más allá de la percepción de una “caballada” y de la sola elección presidencial del 2018. Este escritor es parte del grupo de intelectuales de “Letras Libres”, que son los continuadores del proyecto que dejó como herencia Octavio Paz. Los integrantes de “Letras Libres” son los continuadores de lo que Heriberto Yépez refiere como el “pazentrismo”.
Uno de los puentes que unen al PRI con el PAN, que le dan forma al PRIAN, son las jugadas de escritura de los pazentristas. En los artículos que se publican en la revista “Letras Libres” puede ser rastreado el ideario del prianismo. Los pazentristas han entregado el tributo de su pluma lo mismo a priistas que a panistas.
Desde luego que el voto de Zaid que va proyectándose en su preferencia hacia Ricardo Anaya, tiene que ver con esta lógica. Los pazentristas pueden votar lo mismo por el PRI que por el PAN, aunque no lo confiesen. El hecho de votar por un candidato de izquierda como López Obrador les da urticaria. Aunque la postura ideológica y política de los integrantes de este grupo recomienda una “izquierda moderna”, una izquierda socialdemócrata que desde la tercera vía, evite romper con las prebendas del neoliberalismo. Los pazentristas pugnan por una izquierda bonsái, una izquierda que haya sido cortada y achicada lo suficiente como para dejar de ser izquierda.
El pazentrismo se ha construido en los callejones y los sótanos que se abren entre el poder intelectual y el poder político. Los integrantes más notorios de este grupo son Enrique Krauze, Gabriel Zaid, Roger Bartra y Christopher Domínguez Michael. Alrededor de ellos hay un amplio número de escritores y artistas que han sido beneficiarios de las jugadas de este grupo que ha dominado al mundo intelectual en México.
Los pazentristas luchan por colocar sus nombres y su obra en el canon de la literatura. A su vez, luchan por posicionar al neoliberalismo (léase PRI o PAN), como el rumbo a seguir –aunque hay algunas excepciones entre sus filas-. Queda claro que los pazentristas también luchan por posicionar candidatos o proyectos de gobierno. Hay suficiente evidencia para afirmar que los pazentristas son los más acérrimos críticos del populismo en México y en América Latina.
El artículo publicado hace días por Gabriel Zaid es un síntoma derrotista del pazentrismo en las elecciones del 2018. El título de este artículo debió haber sido: “El pazentrismo derrotado”. Ante el posible triunfo de Andrés Manuel López Obrador, a los integrantes de este grupo de intelectuales les van quedando dos opciones: o siguen manifestando su inconformidad por un proyecto político de izquierda encabezado por López Obrador, o se pliegan al proyecto de gobierno lópezobradorista. En las semanas y meses venideros esta definición se dibujará de alguna forma.
Lo que es previsible de antemano, es que este grupo de intelectuales no estará dispuesto a dejar un lado los privilegios económicos y de poder que han mantenido por décadas. Este grupo buscará permanecer en la hegemonía de la ciudad letrada en México. La declaratoria intimista de Zaid en la inclinación de su voto, que también puede leerse como un berrinche ante la adversidad electoral, es una primera muestra de la toma de postura de los pazentristas ante lo que puede venir después del 1 de julio.
A los pazentristas les da urticaria la izquierda. Pero eso no es problema para ellos, algún ungüento habrán de inventarse ante la necesidad de convivir con un gobierno que les resulta ideológica y políticamente incómodo.
Tal vez, López Obrador estará aliándose con los pazentristas, de la misma manera en que ha tejido acuerdos con los empresarios o con los militantes del panismo y el priismo. De ganar López Obrador, no resulta lejana una foto en la que aparezca el tabasqueño al lado de Enrique Krauze, los dos sonrientes y lo suficientemente cercanos como para no estar alejados. Las conveniencias de los grupos de poder se construyen sobre la marcha…