“Yo participo, yo voto, yo exijo”: una buena idea de la COPARMEX

“Yo participo, yo voto, yo exijo”: una buena idea de la COPARMEX 19 de marzo de 2021

Hernán Ochoa Tovar

Chihuahua, Chih.

“Los políticos son siempre lo mismo: prometen construir un puente aunque no haya río”

Nikita Kruschev (ex Presidente de la Unión Soviética (1953-1964)

Un problema al cual se enfrenta la política actual (no sólo la mexicana, sino la del mundo entero) es a la brecha existente entre la elaboración de propuestas y el cumplimiento de las mismas. Ejemplo de esto es que determinado candidato puede llegar a una región y prometer que, de ser favorecido con el voto ciudadano (sic), conseguirá “las perlas de la virgen” como se dice coloquialmente. Empero, si muchos de esos personajes resultan vencedores en las contiendas, olvidan sus palabras y, aquellas personas que insulsamente creyeron en ellos, pasan a ser parte de la estadística oficial. De tal suerte que lo esgrimido por el finado Nikita Kruschev ¡hace más de sesenta años¡ no es algo aventurado; sino que es moneda corriente en estos tiempos de vorágine y demagogia (si mal no recuerdo, algo similar a lo narrado por Kruschev le pasó al ex candidato presidencial priista, José Antonio Meade, al calor de los comicios del 2018).

Esta “amnesia burocrática” ha llevado a que, con justa razón, muchas personas expresen su desencanto de la política, y esta actividad ha ido cayendo en el descrédito. 

Quizás por esto, una parte de la sociedad civil desea elaborar mecanismos para forzar a los políticos a que cumplan con sus palabras, y no se conviertan en meros instrumentos retóricos para resultar vencedores en las elecciones de la forma que sea. 

Aunque en el pasado ya han surgido algunas iniciativas que gravitaban en este sentido, este año, una parte de la patronal (la COPARMEX) ha ideado una interesante iniciativa titulada: “Yo participo, yo voto, yo exijo”; idea en la cual este organismo empresarial busca entrevistar a los pretendientes a algún cargo de elección popular. Esto no es tan novedoso, pues ya se han realizado ejercicios semejantes en procesos electorales pasados. Empero, lo que sí resulta sumamente actual, es que la patronal busca, mediante el mecanismo en mención, forzar a los aspirantes a cumplir sus promesas de campaña a través de compromisos concretos; de tal suerte que la ciudadanía pueda darle seguimiento a las ideas iniciales.

A este respecto, José Medina Mora Icaza, a la sazón Presidente de la COPARMEX, afirmó, en entrevista con Luis Cárdenas en MVS Noticias, que algunos de los temas que pretenden abordar con los eventuales candidatos son los referentes al estado de derecho (comprometerse a mejorar las condiciones en el sistema de justicia y rendición de cuentas), crecimiento económico y educación. Aunque en este último apartado, pudiese existir una idea nebulosa de la misma (Medina Mora habló de la denominada educación de calidad, vocablo que, aunque es meritorio y deseable, puede tener muchos asegunes, según plantea el pedagogo argentino Ezequiel Ander-Egg), creo que la meta, en términos generales, resulta pertinente.

Hasta ahí todo bien. 

Sin embargo, el escribiente también le encuentra claroscuros a la propuesta. Es pertinente que se obligue a los candidatos a cumplir lo que prometen, y no profieran impecables obras de poesía apoyados sobre el podio o el templete; pero ¿cómo pretenden llevarlo a cabo? ¿A través de contratos de compraventa o utilizando el garlito judicial o el descrédito mediático, a todo aquel que ose fallar a su palabra enfundada? 

Si ello fuere así, se antoja delicado y poco operativo. Recordemos que el ex Presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018) se hizo célebre -tanto en su gestión como gobernador del Estado de México, como en su posterior gestión de ocupante de la primera magistratura de la nación- por “firmar compromisos y cumplirlos”. 

Peña Nieto utilizó mucho esta herramienta, como catapulta en su carrera por la presidencia. Decía que “había prometido un camino y anunciaba que lo estaba cumpliendo”. Posteriormente, en su intento por llegar a Los Pinos, en 2012, Peña Nieto le agregó, a la propuesta anterior, la idea de “signar sobre notario sus compromisos”. 

Empero, el desencanto que paulatinamente prevaleció durante ese sexenio, nos lleva -con justa razón- a mirar más las sombras que las luces de aquella larguísima gestión; en la cual, quedan dudas y suspicacias acerca de si, en efecto, el ex Presidente cumplió con las obras cumplidas, o si sus propuestas terminaron siendo “llamarada de petate”. Por los resultados obtenidos de la pasada administración, me inclino a pensar lo segundo.

Ora que, hablando del actual ocupante del Palacio Nacional (el Presidente López Obrador) percibo que sí desea cumplir sus compromisos de campaña. Prueba de ello es que la austeridad republicana ha operado como mantra; y ha combatido -por lo menos en retórica- el boato y el enriquecimiento gubernamental. Sin embargo, ciertos analistas refieren que resulta complejo cuantificar y verificar las metas trazadas; llegando algunos de ellos a proferir, que se han esgrimido imprecisiones al calor de la “Mañanera”. 

No obstante, a pesar de esta disonancia existente entre el cotejo intelectual -del círculo rojo- y el sentir popular; se percibe una diferencia de opiniones, pues, aunque para los primeros, pueda haber lagunas discursivas entre lo “prometido” y lo “cumplido”; para gran parte de la población, el mandatario sí está cumpliendo. De ahí sus altas tasas de popularidad, que han sobrepasado el 50% (y han llegado a arañar el 80 en sus momentos más buenos) a lo largo de estos primeros dos años de gobierno obradorista.

Volviendo a lo anterior, el cumplimiento de promesas de campaña es una idea fundamental, que debieran tener en mente todos los políticos, de todos los institutos en contienda (esto trasciende la tradicional división de izquierdas, derechas y centro). Resulta lamentable que, por demagogia, los políticos engañen a la gente, con ideas irrealizables, en aras de conseguir votos. Llegó el tiempo de apelar a la sensatez. 

Si vamos por ese camino, encuentro plausibles los encuentros que pretende realizar la COPARMEX, pues permitirán a los aspirantes contrastar sus ideas, de cara al electorado; y, si alguno no quisiera acudir (ya ha ocurrido en el pasado, si bien no en Chihuahua, sí en otras latitudes de la nación) su silla se quedará vacía, y los votantes podrán atestiguar aquella escena. En el mismo tenor, conmino a que las personas se interesen en política. A pesar de la inherente polarización, y del aciago panorama que nos invade con esta pandemia interminable; considero que está en nosotros determinar quienes son los mejores, para así llevarlos a ocupar las posiciones en disputa. Está en nosotros. Es la base de la democracia.

 


BUSCAPIÉS

Marco Bonilla, aspirante a la alcaldía de Chihuahua por la coalición PAN-PRD, ha dicho que construirá una campaña de propuestas. Su adversario morenista, Marco Quesada, se ha expresado en consonancia. Por el bien de todos, que así sea. 

Las guerras sucias son una mala idea que terminan produciendo efectos contraproducentes, en un electorado ya de por sí descontento y escéptico.

Hernán Ochoa Tovar

Maestro en Historia, analista político.