Chihuahua, Chih.
"Hoy finalmente estamos terminando la pesadilla del TLCAN", declaró el presidente estadounidense Donald Trump en una ceremonia dentro de la Casa Blanca, el pasado miércoles 29 de enero, tras más de tres años de controversia, desde que la renegociación del Tratado de Libre Comercio comenzó a discutirse en la campaña electoral del año 2016, que llevó al polémico presentador televisivo y empresario neoyorquino a la presidencia del vecino país.
Cabe recordar que la renegociación del tratado comercial comenzó a discutirse al menos desde el verano de 2015, fecha en la que Trump comenzó a tejer la estrategia que lo llevaría a la presidencia de la primera economía mundial (título que disputa con una China que se encuentra pisándole los talones).
Muy lejano queda en la memoria aquel tratado firmado en 1994 y más lejano se pierde entre los recuerdos, aquel comienzo de las primeras rondas de negociación en 1991, con nuestros vecinos del norte, Estados Unidos y Canadá.
Del antiguo TLCAN queda solamente la estructura por no decir esqueleto y aún sobrevive el proyecto de integración regional entre las naciones de América del Norte, entre las que se encuentra nuestro país.
El populismo de líderes impredecibles y explosivos como Trump, no pudo enterrar al proyecto de cooperación e integración del entonces TLCAN (hoy TMEC), como le hizo creer a sus miles de seguidores y votantes, provenientes principalmente de las regiones agrícolas y zonas escasamente pobladas del vecino país, como también de las que cuentan con menores recursos económicos.
La firma del nuevo tratado comercial demuestra que el proyecto trumpista se vió forzado a ceder y a reconocer la importancia estratégica de conservar a sus principales socios económicos como a la vez a sus vecinos fronterizos, mientras se enfrasca en una guerra comercial e ideológica que no podrá ganar, como es el caso de la guerra económica con China.
En un mundo globalizado, los acuerdos y tratados comerciales son de principal importancia, tanto que de cancelar o dar por muerto cualquier acuerdo comercial previamente firmado, traería consecuencias severas para el resto de las naciones como para la propia economía doméstica, en el caso estadounidense.
En el evento del pasado miércoles asistieron cerca de 400 invitados pero ninguno del Partido Demócrata, partido que fue clave en aprobar el nuevo acuerdo comercial gracias a su mayoría en la cámara baja del Congreso.
En la tribuna con el mandatario estadounidense hicieron acto de presencia legisladores estadounidenses, líderes agrícolas y empresarios, pero no hicieron acto de presencia pesos pesados de la oposición demócrata como Richard Neal o la legisladora y la mujer más poderosa de los Estados Unidos, Nancy Pelosi.
El nuevo acuerdo comercial firmado primero por México y después por los Estados Unidos, espera ansiosamente la aprobación del acuerdo por parte del Parlamento canadiense, para finalmente lograr la consolidación del proyecto entre las tres potencias regionales.
Por su parte el presidente López Obrador declaró qué "Aunque queda Canadá, van a apresurar el procedimiento, lo dijo el primer ministro, esto nos va a ayudar mucho y nos coloca en una situación muy favorable para que siga creciendo la inversión extranjera y la creación de empresas".
También el presidente de la nación hispanohablante más extensa del mundo, aseguró la creación de un gabinete concentrado en inversión a cargo del empresario y funcionario público Alfonso Romo.
El TMEC o USMCA por sus siglas en inglés, fue aprobado primero por el congreso mexicano el 12 de enero de 2019 y después aprobado por el Senado estadounidense el 16 de enero de 2020, para su posterior firma por parte del ejecutivo estadounidense, hasta su aprobación el pasado jueves por parte del mandatario Donald John Trump.
Afortunadamente este nuevo tratado comercial trae consigo buenos augurios por parte de las tres naciones, como a su vez por académicos, especialistas y consultores.
Según un pronóstico del Grupo Financiero Ve por Más (Bx+), el nuevo tratado comercial influirá positivamente en toda la región trayendo consigo inversión económica y buenas noticias en sectores clave como lo son la minería, la construcción y la industria de manufactura entre otras.
Enhorabuena, solo falta esperar a nuestros vecinos canadienses y a esperar lo mejor de este nuevo acuerdo comercial, no todo son malas noticias en momentos de incertidumbre económica y política a nivel mundial.
