Chihuahua, Chih.
“Todos compartimos el mismo espacio físico pero distintos espacios mentales.
Cada loco con su mundo.”
Jodorowsky
La Cuarta Transformación está configurada como un proceso de desmantelamiento de la modernización corrupta de Carlos Salinas de Gortari. Eso creo que todos los que se interesan en la política de México lo tienen claro.
Lo que no todos tienen claro es si Salinas promovió en serio el libre comercio y la democratización del país, o si hubo más de simulación que de una auténtica vocación modernizadora.
El expresidente, no se puede negar, articuló una élite de empresarios e intelectuales para darle continuidad a su proyecto. Y créanme, es una élite poderosa. No vemos a Carlos Salinas, pero se deja sentir a través de articulistas y columnistas, por ejemplo. Los gobiernos posteriores a su mandato, incluyendo el de Ernesto Zedillo, exceptuando el actual gobierno, fueron gobiernos de esos pasos a la modernidad desalmada, extendiendo la desigualdad y despertando al México Bronco.
Por eso la pregunta del título ¿Dónde está? Acaso no resultaría sano que defendiera su proyecto, más ahora que le quitaron su pensión y la seguridad militar que se le dispensaba. Sería tonificante para la opinión pública verlo metido en los debates actuales. Quién le creé a sus testaferros? Los que disparan desde varios medios y grupos de interés a la nave de la 4T.
Uno de los tentáculos que extiende Salinas de Gortari es el árbitro electoral, que se estableció para controlar los procesos electorales, completamente aislados de cualquier irrupción popular, garantizando acuerdos cupulares -se acuerdan de las “concertacesiones”.
El aparato gubernamental que antes controlaba los procesos electorales se descompuso en 1988, se le enterró junto con las cenizas de las boletas electorales incineradas y se fundó el IFE, todavía bajo el control de Gobernación en 1990, hasta 1996 que se reconstituyó como organismo “autónomo” y tiene su continuidad en el actual INE.
Una estructura tecnocrática, distante de la ciudadanía. Qué fue en el fondo el INE, una mesa de acuerdos entre los partidos con el visto bueno del presidente. El arreglo elitista se quebró en las elecciones federales del 2018. La ciudadanía salió de nuevo a votar, con la fuerza suficiente como para no dar margen a la malversación de los resultados. De ahí la fuerza de la 4T, de ahí la resistencia de los intereses afectados.
Si Carlos Salinas no está presente para defender su proyecto a través del PRI porque no lo considera conveniente. Si sus testaferros no están en disposición de constituirse en una fuerza política ¿Lo estarán para promover un Golpe de Estado? O, alternativamente, la opción es el proyecto de partido que está tramitando Felipe Calderón.
Habría que preguntarle a Calderón, a lo mejor el sí sabe dónde está Salinas.
Salud y larga vida.
Profesor por Oposición de la Facultad de Derecho
@profesor_F