Chihuahua, Chih.
Quien lo iba a creer. Quienes han descalificado, humillado, maltratado e incumplido a los maestros de manera persistente desde la puesta en marcha de la llamada Reforma Educativa, ahora los felicitan por su desempeño. Vaya Paradoja.
El gobernador del Estado y los candidatos a presidentes de la República, se tomaron la molestia de hacer un reconocimiento público al magisterio con motivo del día del maestro, que por cierto, se conmemora desde hace un siglo.
El martes pasado en el Teatro de los Héroes, el titular del Ejecutivo, reconoció, no el trabajo de los profes del gis y el pizarrón, sino “el papel de las dirigencias sindicales en la Sección 8, sindicato que tiene el deber y derecho de hacer los planteamientos y exigencias que señalan las carencias que impidan su desempeño”.
Reconoció la época de “oscuridad e incertidumbre” que enfrenta el magisterio, pero adujo-- para justificar ambos fenómenos--, que el gobierno tiene que actuar “dentro del marco de la Ley y en la posibilidad de los recursos públicos”.
Aseveró -ojo con esta frase- que “no hay demanda que no podamos analizar, en la medida en que cada parte haga su labor con responsabilidad”. El mensaje es claro. Con ustedes sí negocio, con los maestros no.
Esa actitud explica el por qué los maestros de la Sección 42 en el Centro de Convenciones rompieron el protocolo y no aplaudieron a líderes sindicales y mandatario estatal cuando subieron al presídium.
Por lo que hace a los candidatos de las coaliciones que disputan la presidencia de la República, lanzaron a través de Twiter, reconocimientos y promesas para atraer el apetitoso voto de los maestros del SNTE que cuenta con un millón 600 mil agremiados, lo que lo coloca como el sindicato mas grande de América Latina.
Anaya les dijo que de ganar la elección promoverá programas de dignificación magisterial; transformará integralmente las escuelas normales vinculándolas con las universidades y las promoverá como semilleros para la implementación del modelo educativo. Implementara escuelas de licenciatura bilingüe y dará estímulos económicos para que las y los mejores docentes atiendan las zonas mas marginadas.
Meade, por su parte, promete que en caso de ganar, “aumentará de manera significativa” el salario base de los maestros.
López Obrador se compromete a fortalecer la educación pública, gratuita y de calidad en todos los niveles escolares; proveer de alimentos a las escuelas primarias de zonas pobres y marginadas; otorgar una beca mensual a todos los estudiantes de preparatoria o nivel medio superior; fortalecer las escuelas normales y la Universidad Pedagógica Nacional; Cancelar la reforma educativa y detener las afectaciones laborales y administrativas que han afectado al magisterio nacional; elaborar un Plan Educativo que mejore la calidad de la enseñanza con la participación de maestros, padres de familia y expertos; respetar la autonomía e independencia del magisterio; impulsar la educación indígena y finalmente suspender las cuotas escolares.
Como bien dice mi amigo el Coco Reyes: “Está bien, pero está mal”.
Las políticas educativas deben dejar de ser lluvias de ensayos inconclusos, con competencias administrativas y laborales como las enunciadas por los aspirantes a los Pinos. Se requiere de un real análisis y congruencia que dé sustento al proyecto de Nación para las nuevas generaciones.
La educación en todos sus niveles debe ser concluyente no sólo en lo que se refiere al conocimiento, la tecnología, la investigación científica. También debe serlo en el rescate de la dignidad, derechos y valores humanos, la libertad, la democracia, la soberanía nacional, la paz y la sana convivencia de los ciudadanos.
Para lograr esas metas, es condición obligada, rescatar el sistema educativo de las mafias sindicales, políticas y empresariales que lo tiene cautivo y orientado a sus intereses, tanto en lo que se refiere a su funcionalidad como también en los programas educativos que bajo el pretexto de mejorar la “calidad educativa han impuesto, a su conveniencia.
Hay que hacer valer la rectoría del Estado en la educación pero no con propuestas que como señalamos líneas arriba, son lluvias de ensayos inconclusos.
Premisa fundamental para mejorar la educación en México es el acatamiento de los principios establecidos en el Artículo Tercero Constitucional como el acceso de todos a la educación, la gratuidad y obligatoriedad de la educación básica, el laicismo, libertad de cátedra, autonomía de las Universidades y demás instituciones de educación superior.
La política educativa debe ajustarse a esos principios. No a los intereses sindicales, políticos y de negocios que han causado un enorme daño a la educación en nuestro país.