Chihuahua, Chih.
Ciudad Juárez, Chih.-México por primera vez en su historia tendrá a dos mujeres disputando la Presidencia de la República; con todos los pronósticos a favor Claudia Sheinbaum fue elegida cómo la sucesora del ocupante de Palacio Nacional, mientras a su vez la senadora Xóchitl Gálvez fue la elegida para liderar el FAM.
En medio de un proceso electoral interno plagado de irregularidades, según aseveró el equipo de campaña de Marcelo Ebrard se pronostica una salida del ex canciller hacia alguna otra plataforma política, en este caso analistas apuntan a que podría migrar a Movimiento Ciudadano, liderado por Dante Delgado un antiguo aliado del también ex jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal.
Un eventual arropamiento de MC hacía Ebrard, no haría más restar votos hacia la oposición y no lograría una ventaja avasalladora frente a Sheinbaum o Gálvez.
Cabe recordar que Ebrard ya había pasado por las filas de MC y fue el único partido que salió en su defensa, tras una supuesta persecución política emprendida por el gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto.
Tras la pérdida de fuero y de su candidatura por medio de una diputación de representación proporcional se exilió en la capital parisina.
En un principio por su cercanía era considerado el ‘favorito’ del presidente para convertirse en el candidato oficial, sin embargo la figura de Sheinbaum hizo sombra sobre la del ex canciller.
Comenzó a aparecer en actos públicos con el presidente, se engrosó a la maquinaria propagandística y mediática, se destinaron recursos públicos destinados a fortalecer la imagen de la candidata y se realizaron giras ‘informativas’ por todo el país al igual que las que realizaba el presidente en sus años de campaña.
Si bien no se trató de un ‘dedazo’ clásico a la usanza de la vieja liturgia priísta, el proceso de selección de candidato resultó por demás confuso e inverosímil hasta cierto punto, sin embargo es clara la ventaja que tenía la candidata respecto a sus demás contrincantes y más con la maquinaria del Estado operando a favor de la candidata.
Ebrard se juega el todo o nada, si se queda en Morena se haría con el Senado según lo estipulado con los acuerdos previos durante el proceso de selección de candidato y podría configurar a su grupo político como uno de los más sólidos del sexenio entrante… pero si se va, causaría un cisma mayúsculo dentro de las filas de su partido y no tendría posibilidades de ganar la elección presidencial bajo cualquier otro sello político.
La suerte del ex canciller está echada; el próximo lunes se definirá el rumbo de uno de los ajedrecistas del poder político con miras a la próxima elección y se determinará si fortalecerá o debilitará a la oposición o a sus ex correligionarios.