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Venezuela bolivariana, una gota de verdad en un océano de mentiras  2ª parte

Venezuela bolivariana, una gota de verdad en un océano de mentiras 2ª parte 8 de julio de 2017

Javier Félix Muñoz

Un país es como las personas que describe Juan Rulfo en sus novelas, pueden pasar muchos años y nada pasa, o bien, en poco tiempo, días o semanas, se pueden producir cambios que no fueron posibles en décadas.

Una definición de una auténtica revolución puede ser la que hace posible hoy lo que fue imposible ayer. En una revolución –cuando es verdadera– en semanas de actividad revolucionaria, se crean leyes, constituciones, instituciones que con el tiempo, producen beneficios al 99% de la población. Estoy seguro que un ejemplo de lo anterior lo veremos en Venezuela, a partir del 2 de Agosto en que entrará en funciones la Asamblea Constituyente, que será electa por voto universal, directo y secreto, el próximo 30 de Julio.

Convoca esta Asamblea Constituyente el Presidente Nicolás Maduro en uso de sus facultades constitucionales, Art. 347 y 348, de la Constitución Venezolana vigente, que dicen: Art. 347, “el pueblo de Venezuela es depositario del poder constituyente, la Asamblea Nacional Constituyente tendrá por objeto: 1. Transformar al Estado, 2. Redactar una nueva Constitución”, Art. 348: “La iniciativa de convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente podrá tomarla el Presidente o Presidenta de la República en Consejo de Ministros”.

Las fuerzas políticas que se oponen a la Revolución Bolivariana, con el disfraz de protesta pacífica y legal, en los hechos violenta e ilegal; las trasnacionales petroleras y sus aliados en Venezuela promueven un golpe de estado; están llamando a una “consulta popular” para el día 16 de Julio, sin fundamento constitucional y fuera de toda norma, pretenden con esto, crear las condiciones similares a Ucrania y Libia, para justificar una intervención militar extranjera, disfrazada de ayuda humanitaria, a un estado que la propaganda de la prensa comercial, sistemáticamente presenta, sin argumentos reales, como un estado dictatorial, siendo en verdad un estado democrático que en menos de 20 años, convirtió a Venezuela en el menos desigual de América Latina, cuando antes era el más desigual.

Los partidos políticos agrupados en la MUD, aliados de las empresas trasnacionales, desean rescatar la posición privilegiada de explotar las mayores reservas petroleras del mundo, 300 mil millones de barriles, tal como lo hicieron desde 1908 hasta 1998, en que triunfó la Revolución Bolivariana, y nombró presidente a Hugo Chávez.

En 1908, las transnacionales petroleras asociadas con los gobiernos de Inglaterra, Francia, Alemania e Italia –los más poderosos del mundo en esa época-, diseñaron y llevaron a la práctica un golpe de estado, contra el entonces presidente nacionalista Cipriano Castro, este golpe impuso como presidente al Gral. Juan Vicente Gómez, quien servil a los intereses de las empresas petroleras trasnacionales, les otorgó concesiones para explotar los hidrocarburos de Venezuela, altamente beneficiosas y ventajosas y por lo mismo, altamente perjudiciales a los intereses nacionales de ese país.

Las concesiones otorgadas en 1908 subsistieron con algunas modificaciones hasta 1998.

El intelectual venezolano Luis Britto García relata esa historia en la película: “La planta insolente”, dirigida por Román Chalbaud.

Toda asamblea constituyente es histórica, porque responde a las circunstancias precisas de ese momento histórico, la Asamblea Constituyente venezolana que será electa el 30 de Julio, será una revolución en la revolución, una oportunidad para hacer efectiva la soberanía popular, y atacar los últimos reductos de corrupción enquistados en algunas esferas de gobierno, en forma visible en la Fiscalía General Venezolana, su titular Luisa Ortega.

Un caudillo, un tirano impone acuerdos desde arriba, un líder histórico, democrático, convoca a toda la ciudadanía a ejercer su soberanía popular en forma directa, protagónica; las personas pasan, se mueren, las constituciones y sus instituciones viven en su pueblo, que las crea desde abajo para su beneficio, Venezuela, su pueblo organizado y movilizado, su presidente Nicolás Maduro, son un buen ejemplo de que no existen trasnacionales ni gobiernos imperiales capaces de vencer a un pueblo que se decide a ser libre, soberano e independiente.



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Javier Félix Muñoz

Analista y activista político