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Sin Retorno

Van tres 12 de enero de 2023

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Con una cada vez mayor frecuencia los episodios en los que los elementos de la Guardia Nacional reaccionan de acuerdo con los parámetros militares aumentan.

Luego de casi 4 años de haber sido creada para sustituir a la antigua Policía Federal, para convertirse en la policía “confiable”, que el país necesitaba, según las palabras del presidente López Obrador, con las que argumentó su creación, lo que hoy vemos es que de la capacitación policiaca que se les daría a los integrantes de la nueva agrupación no hay ni asomo.

No sólo por la increíble lentitud con la que se capacitan a los integrantes, se supone que solamente un poco más del 20% del total la han recibido, sino por los hechos.

De lo anterior da cuenta el episodio sucedido el 1 de enero en las inmediaciones de Jiménez, en el cual fueron abatidos dos jóvenes por elementos de la Guardia Nacional.

Con ellos, el número de chihuahuenses abatidos en confusas situaciones asciende a tres. 

Todos recibieron los disparos terminales completamente inermes. 

En el último de los eventos, con una saña difícil de aceptar en cualquier persona, mucho menos cuando quienes la utilizan son elementos de las agrupaciones encargadas de velar por el respeto a la ley.

Pueden argüirse infinidad de cosas, pero el asunto debió ser de la competencia inmediata de la Fiscal General del Estado, debido a que fueron dos homicidios, que como todos son del orden común, pero que al ser los presuntos responsables, integrantes de una corporación federal y, además, por utilizar armas reservadas al uso de las fuerzas militares, este asunto debería ser de la competencia del ámbito federal y en este momento del proceso, de ninguna manera de la Guardia Nacional, sino de la Fiscalía General de la República.

Las muertes de Mauro Miguel R. S., de 24 años y de Luis Fernando M. B., de 20 años, ambos con domicilio en Jiménez, se suman a la de Jessica Silva, caída bajo las balas de la Guardia Nacional, luego del enfrentamiento entre agricultores y la corporación cuasi militar en la Guerra de La Boquilla del 2020.

En ambos eventos hay un patrón: Los elementos de la GN no recurrieron a la disuasión, como es su obligación; al contrario, obraron como lo hacen todas las corporaciones militares, utilizando el máximo de sus recursos para ABATIR al presunto responsable de los supuestos delitos que han esgrimido en los dos incidentes.

El sucedido en las inmediaciones de Jiménez es absolutamente inaceptable.

Aceptando la versión de la GN, consistente en que los jóvenes no se detuvieron en el retén instalado y que al huir dispararon en contra de los militares, lo que obligó a estos a repeler el ataque y luego de algunos kilómetros por la carretera con rumbo a Torreón, los disparos de los mílites causaron que el chofer de la camioneta se saliera de la carretera y se detuviera -en ese momento, un tercer ocupante de la misma la abandona y huye-, pero una vez detenido el vehículo de los jóvenes fueron sometidos a una salvaje, brutal, desmedida descarga de proyectiles de los militares.

Si así fueron los hechos, si los jóvenes huían de un retén -seguramente temerosos de ser detenidos pues según la versión oficial el vehículo había sido robado en 2021- y pudieron haber disparado ¿Porqué no perseguirlos y efectuar disparos disuasivos, como lo hacen todas las corporaciones policiacas respetuosas de los protocolos policiacos y luego detenerlos?

La conducta de los militares -al lanzar decenas de disparos, en la idea de que nadie quedara vivo después ellas- despierta todas las suspicacias del mundo ¿Acaso no deseaban que los jóvenes dieran su versión de los hechos y que se informara de la evidente conducta ilícita de los uniformados?

¿O, por otro lado, que pudieran develar algunas de las explicaciones del porqué esa zona de la entidad -el tramo Jiménez a Parral- ha sido permanentemente, en los últimos 10 años, escenario de cruentos enfrentamientos?

A los hechos se suma un factor más, la extremada, airada respuesta de la población, que haciéndose eco de los familiares, afirman que en la camioneta abatida no se encontraron ni armas ni droga. Lo que corrobora uno de los militares en uno de los videos profusamente difundidos: “No traían nada, güey”, al dirigirse a uno de sus compañeros.

Aparentemente los asesinados carecían de antecedentes penales.

Ya poco importa, en las cuentas de la GN en Chihuahua son 3 sus víctimas fatales, en condiciones de una franca ilegalidad.

*Columna de Plata-APCJ: 2008, 2015, 2017 y 2022

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Fuente de citas hemerográficas: 

Información Procesada (INPRO). https://www.inpro.com.mx

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario