Chihuahua, Chih.
Lo que ahora ocurre en el Congreso del Estado no tiene parangón. Asentar tal cosa implica haber tomado en cuenta los excesos realizados en el pasado, que no han sido pocos, ni menores, pero lo que ahora hacen los actuales diputados es, de veras, inmenso.
De entrada, la nómina creció un inconmensurable 50% ¡En tan solo dos años!, al pasar de 400 a 600 empleados.
Luego, a pesar de los reiterados discursos del grupo gobernante de haber impulsado y realizado una política de plena austeridad presupuestal, el gasto para el 2020 se incrementó en 100 millones de pesos más, que representa alrededor del 25% ¡Una cuarta parte de incremento, de un año a otro y que es un 40% superior al gasto ejercido en 2016, el último de César Duarte!
No tienen llenadera -ni modo de dejar pasar tan esclarecedora expresión popular- pues los diputados recién recibieron ¡El colmo! Un ¡Bono de productividad!
Si ya tal hecho es altamente criticable, el monto lo magnifica de un modo escandaloso pues asciende a la sorprendente cantidad de mil 700 pesos!
Si hubiese sido al revés, que fuera de decenas de miles de pesos, indignaría por la voracidad sin límites mostrada por todos los diputados, de todos los partidos, pero el hecho de que el bono de productividad ascienda a un monto menor a los 2 mil pesos los retrata de cuerpo completo.
Dispuestos a aprovechar hasta más allá de los límites el último de los centavos que les otorga desempeñarse como diputados, muestran, quizá, su peor cara, la de la extrema mezquindad y la de la total incongruencia, de muchos de los diputados, que llaman, exhortan, exigen sea aprobada la máxima austeridad gubernamental, pero no son pocos capaces de alzar la voz, oponerse y renunciar, en el peor de los casos, a los innumerables privilegios de la clase política, a la que parecen sumarse con singular alegría.
Porque hay otro aspecto. El de la explicación otorgada para el estratosférico incremento al presupuesto del Congreso. Argumentan que es para pagar los impuestos de los diputados, entre ellos, de manera señalada el del Impuesto Sobre la Renta.
Sí, para evitar que los señores diputados paguen ISR, como cualquier ciudadano, ellos mismos aprueban aumentar el presupuesto que les permitirá eludir el pago de impuestos.
Así, a los múltiples arrimadijos que reciben los diputados, que al final del año suman cientos de miles de pesos para cada uno, súmele la exención de impuestos que reciben. ¡Ah, y como no hay que dejar ni una sola, po’s también el bono de productividad!
¡Viva la república, gritan eufóricos los diputados de Chihuahua! ¡Y más en las fiestas navideñas!