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Una golondrina no hace cultura

Una golondrina no hace cultura 29 de octubre de 2022

Mariela Castro Flores

Chihuahua., Chih

Una perla más de atraco al estilo de la más pura tradición duartista -en prácticas y agravios- instaladas en el actual gobierno, que da continuidad a los peores vicios para el despojo de recursos públicos con fines poco claros contra la ciudadanía, se ha orquestado: la puesta en escena “tipo Broadway” que está próxima a estrenarse llamada la Golondrina y el Príncipe de Alberto Espino. 

El tema tiene diversas aristas, pero la corrupción y el tráfico de influencias es el más ominoso contra la ciudadanía chihuahuense ya que, se suma al largo rosario de abusos que contra la sociedad se han venido entretejiendo con una clara diferencia: ya es por demás evidente lo que hacen y la forma en que operan los fraudes presupuestales puestos en marcha.

Las placas mas caras del país, los uniformes de escuela pública de nivel medio superior obligatorios con un único proveedor y que luego del ruido mediático, lo único que se logró fue que se regresara el dinero a quien lo hubiera adquirido si así lo deseaba, sin que hubiera investigaciones, ni sanciones para quienes sin licitación otorgaron el contrato que, a toda vista, era excesivo y ventajoso para las cuestionadas autoridades del COBACH y el proveedor elegido. 

Es decir, tan solo con dos ejemplos y ahora el despropósito de sustraer recursos públicos de uno de los presupuestos mas esquilmados tradicionalmente, raya en la indecencia y la perversión.

Los datos son escandalosos; ni siquiera las grandes puestas en escena en el Teatro Telmex producidas por OCESA de teatro musical son tan costosas: Los Miserables y Rent no superaron los 20 millones y sus temporadas duran cerca de 1 año con al menos 10 presentaciones por semana; Wicked, El Rey León y Aladino duraron dos años con funciones diarias, tampoco superaron la cifra récord que se pretende para cada una de las apenas 12 funciones que alcanzan la absurda y exorbitante suma de 3 millones 333 mil pesos cada una. 

Ahora se sabe que los socios beneficiados son Alberto Espino y Federico Elías, consentidos de la actual administración panista, desde que la actual gobernadora fuera alcaldesa.

¿Cuál será el objeto social de un montaje de esta naturaleza, sus alcances y objetivos alcanzados? 

La Golondrina y el Príncipe, es una puesta teatral derivada del cuento de Oscar Wilde llamado “El Príncipe Feliz” que básicamente se trata de un príncipe de vida cómoda y lujosa al que no le preocupaba nada, convertido en majestuosa estatua bañada de oro y piedras preciosas que domina la ciudad; sin embargo, en su actual condición, es infeliz porque solo puede ser testigo mudo e impasible de la miseria ajena que se agrava con la llegada del invierno; cuando a efecto de la migración una golondrina se refugia a los pies de la escultura, que al notar su profundo pesar, accede a ayudarle arrancándole pequeños pedazos de oro y gemas para llevarlos a quien más los necesita. 

Una lección de amor y generosidad, podrán decir los panistas que se “educaron” en “valores” en universidades privadas que cuentan con una batería de estos contenidos de origen religioso para su “educación artística”.

Estos proyectos político-culturales que tanto desprecian el cuidado y promoción del patrimonio cultural popular en una clara intención de diluir el repertorio estético, identitario e ideológico ya institucionalizado o sus manifestaciones emergentes, contraculturales o independientes autogestivas, tienen un objetivo político deliberado: eliminar el sentido crítico con grandes producciones que sofoquen manifestaciones permanentes y diversas que generen cobertura y que en sentido amplio, contribuyan a los objetivos de una política pública en materia cultural que garantice los derechos culturales de la población puesto que, ejercer derechos tiene por detrás una ciudadanía activa que los conoce y los exige.

De modo previo, el Festival Internacional Chihuahua, que ya venía viendo una disminución en su programación y líneas de acción como tener un país, un estado de la república y un municipio invitado, una edición alterna dedicada a las infancias y una iniciación en su apertura protagonizada por naciones originarias del estado e invitadas naciones hermanas, este año se vio extinto así como su homólogo a cargo del municipio que solo vio una penosa “estampida” en alusión de la cultura “vaquera” que solo generó pena ajena y dichos de supuesta “satisfacción” solo por sus organizadores.

A lo anterior se sumó la cancelación de la Feria del Libro en su edición local y la de la Frontera Norte, a pesar de ser eventos ya acreditados y con público cautivo no solo de la entidad, también de otros estados. 

Todo, con el pretexto de que “no hay dinero”, lo que también generó que creadores y artistas, si deseaban participar y mantenerse en la escena, tuvieran que cubrir sus viáticos para participar, por ejemplo, en el Muestra Estatal de Teatro.

La promoción y gestión de la cultura como política social ha sido instrumentalizada históricamente en proyectos políticos conservadores y de ultraderecha -centralizando la administración cultural en las grandes ciudades- articulando una perspectiva que reconoce solo lo que desea legitimar como valioso con un claro sesgo de clase, como afirma Hannah Arendt:  “los movimientos autoritarios que dieron lugar a estos regímenes políticos, se caracterizaron por un acento en la superioridad de la raza, no solo derivada de su pretendida singularidad biológica, sino también basada en la cultura e identidad nacionales…intensificaron aquellos elementos nacionalistas de la mediación estatal en la cultura, mediante la represión, la censura y la persecución de cualquier actor o expresión subalterna al ideal cultural originario. 

La promoción de la arquitectura monumental, el cine o las artes por parte de Hitler y también de Mussolini fueron relevantes para la construcción y legitimación del régimen, a través de la exaltación simbólica de la raza, el líder y el destino imperial.”

La elección de la obra no fue casual, hay elementos que políticamente se desean resaltar, adivine usted quién es el príncipe y quién su golondrina y lo que desean luego de migrar su posición, quizá por ahí sepa, para qué desean carretonadas de dinero público con urgencia.

@MarieLouSalomé

Mariela Castro Flores

Politóloga y analista política especialistas en género y derechos humanos.