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Una agenda improbable

Debate en el PRI-Chihuahua

Una agenda improbable 19 de julio de 2018

César Cabello Ramírez*

Chihuahua, Chih.

El resultado electoral determinó por mandato democrático donde quiere el pueblo ubicar a cada una de las fuerzas políticas.

La votación que resolvió el destino de nuestro país por los próximos años tiene mensajes muy claros mas allá del resultado objetivo.

Por ejemplo, no hay duda que una gran parte del electorado no solo reprobó al actual gobierno, sino que catalizó toda su molestia y enojo en contra de un perfil de político que por medio del PRI se estableció en espacios de poder para enriquecerse, para hacer "negocios" para vivir una vida de lujos a cargo del erario.

Este tipo de político, generalmente superfluo, cosmético y envanecido por su posición y que ademas lleno de soberbia pensaba que su mundo, creado por el poder, debería permanecer para seguir disfrutando de sus privilegios, sin importarles ni tomar en cuenta lo que ellos mismos llamaron "incomprensible malhumor social”.

Lo mas próximo a lo cierto, es que ese "malhumor social" era un grito de rabia y coraje de la mayoría de un pueblo que se sentía humillado, traicionado y lesionado por el gobierno, que en lugar de servir para el desarrollo nacional, nos dió muestras de su apetito de dinero y poder, así como de su lejanía de los mas graves problemas de nuestra nación, no les importó escandalizar y herir, con asuntos como la casa blanca, Odebrecht, Ayotzinapa, la reforma laboral para el magisterio que nunca fue educativa.

Tampoco quisieron detener a tiempo a los gobernadores que saquearon a su propio pueblo, gasolinazos e incapacidad para contener y controlar la criminalidad en el territorio nacional, no les importó, tampoco, deteriorar a las instituciones, ni presentar al Estado mexicano como pusilánime frente a las agresiones de Trump contra nosotros como nación.

Nunca atendieron con una visión humanista el problema de los migrantes, ni velaron por el desarrollo nacional con una política económica de fortalecimiento al mercado interno y el combate a la pobreza lo vieron como el mercado electoral que funciona a partir del asistencialismo e, incluso, algo peor, que es el franco delito de intercambio de despensas y subsidios a cambio de votos.

Todo lo anterior se acumuló a una historia de errores y graves actos de corrupción que los gobernantes estatales emanados del PRI potencializaron, pues se convirtieron, sin escrúpulos, en un poder absoluto y dañino dentro de sus entidades, pasando a la historia como un grupo de personas que con sus comportamientos tan alejados del estadista, como aproximados a los de la delincuencia organizada, destrozaron la muy poca credibilidad que una parte de la población tenía en el PRI y en cambio desataron una especie de furia popular en contra de todo lo que representaba el PRI.

El gobierno de EPN no aprovechó 12 años del PRI fuera de la Presidencia de la República, para, con él, encabezando su retorno, actuar como un Presidente democratizador e impulsor del desarrollo nacional y como líder del priismo, darnos la oportunidad de constituirnos como una verdadera opción democrática de partido con una ideología progresista.

En este contexto, el PRI en Chihuahua tomó lo que en mi opinión fueron las peores decisiones.

Los protagonistas cupulares del PRI acordaron repartirse los pedacitos de poder (migajas) con la idea de que el resultado electoral del 2016 era irrepetible a nivel nacional y que, entonces, a partir de esos pedazos de poder se construiría un proyecto en el que ya se veían como beneficiarios de la próxima elección de gobernador en Chihuahua.

Con esa óptica pactaron imponer al actual dirigente del PRI en el estado, acordaron un método de imposición de dirigentes municipales a modo, impusieron un consejo político como el órgano que le diera validez estatutaria a esas y otras imposiciones, se repartieron candidaturas acomodadas al proyecto acordado, decidieron pactar con personajes cercanos de un exgobernador tan desprestigiado como perseguido por la justicia y alejaron groseramente a cada priista que les significaba oposición o simplemente no estaba considerado en su proyecto.

No contaron con que el pueblo votaría abrumadoramente por AMLO y MORENA como opción de gobierno, opción en la que por un lado los electores manifestaban esperanza en ese político opositor al gobierno por mas de 18 años, tanto del PRI como del PAN, opositor a lo que el mismo denominó la mafia del poder y también calificó como PRIAN.

No contaron tampoco con que un gran sector de personas que no ve en AMLO Y MORENA la opción del gobierno de regeneración nacional que dicen ser, decidieran de todas formas votar por ellos, tan solo por el hartazgo y la furia en contra del actual gobierno y de todo lo que significara PRI e incluso PAN.

Así llegamos a ser testigos de como el pueblo acomodó las cosas con su voto, de una forma que el PRI por la poca votación obtenida se coloca como un partido casi sin representación y si esta se hubiera medido de forma proporcional el partido, no sólo hubiera perdido como pasó, sino que hubiera perdido también su registro como partido político.

Ante lo anterior ¿que hacer? ¿Que queda para un priismo que quisiera participar en política por medio del PRI? ¿Que opciones existen y que oportunidad hay de recrear o refundar lo que quedó del PRI? ¿Y para qué hacerlo? ¿ Tiene sentido?

¿Hay un propósito u objetivo de desarrollo nacional y, por supuesto, estatal que justifique un esfuerzo de tal magnitud? ¿Hay manera de volver a contar con la confianza del pueblo?



Creo que esas preguntas y otras más requieren respuestas profundas y amplias pero sobre todo honestas. No me toca a mí, individualmente, dar una categórica solución a cada uno de las anteriores cuestiones.

Pero sí puedo opinar sobre lo que se puede hacer y eso haré.

Creo que el PRI debe desarrollar una agenda de actos políticos que justifiquen su existencia futura.

Una agenda que quise llamar improbable pero vital.

Entendiendo que hay factores de orden nacional, como el contexto antes expuesto y que impactan severamente en el PRI, hasta el punto de casi hacerlo inviable como entidad política, aun así, de momento esto no forma parte de una propuesta de agenda nacional porque me quiero circunscribir al análisis del PRI en el estado de Chihuahua.



AGENDA IMPROBABLE DEL PRI EN CHIHUAHUA.

1. Como punto de partida se requiere la separación de las personas que se asumen como dirigentes del PRI estatal.

2. La disolución del actual comité directivo estatal y la instalación de un comité convocante para elegir una nueva dirigencia.

3. El reproche público del PRI al exgobernador prófugo, y la exigencia de su comparecencia a los juicios por los cargos que le imputan.

4.Un reconocimiento público de corresponsabilidad política del PRI por el daño ocasionado por el exgobernador que fue postulado por el PRI y una disculpa solicitando el perdón de la sociedad a la cual lastimamos y dañamos como partido político por ser corresponsables de lo ocasionado, ya por actos y/u omisiones de quienes formamos parte del priismo, que con disciplina abyecta aceptamos todo lo que ese exgobernador hizo.



5. La exigencia de que tanto el propietario como el suplente de la diputación de representación proporcional de la primera fórmula no tomen protesta como diputados, por mera rectitud y rectificación de la forma en que se apropiaron de esa representación ya que fue a partir de la mentira.

6. Rechazar de forma absoluta el hecho de que al PRI lo represente ningún diputado de los que fueron postulados por el partido en la nueva integración del congreso por su comprobada participación en el gobierno del exgobernador prófugo y por representar de forma por demás emblemática una corriente de comportamiento político que podría definirse como "duartismo" y del cual el PRI debe separarse de forma total.

7. Exponer una definición ideológica claramente progresista y con un programa de acción de interés para los Chihuahuenses.

8. Establecer procesos democráticos y abiertos para elegir dirigencias municipales con certidumbre estatutaria para los participantes.

9. Apartarse de las alianzas sectoriales que significan mas negativos que positivos y han demostrado mas de una vez su anacrónico y antidemocrático funcionamiento.

10. Establecer a la ética como la base rectora de todo nuestro actuar político y como supremos e irrenunciables objetivos, el desarrollo social, los derechos humanos, la democracia y a la Constitución como norma suprema a la que nos debemos sujetar para nuestra justa convivencia social.

Como mínimos en esta agenda se contienen los puntos que podrían justificar la vida jurídica y política del PRI.

Faltarán otros pero no creo que sobre alguno.

Porque sé como funcionan los protagonistas cupulares creo que esta es una agenda improbable, por no decir imposible, sin embargo, la expongo porque creo que son los puntos esenciales que justificarían continuar siendo priista y justificarían al PRI en su vigencia desde una perspectiva ética.

En caso contrario, creo que la conclusión es que el PRI es un hecho histórico-político que puede haber llegado a su término.

*Publicado en su muro de Facebook