Chihuahua, Chih.
“En las guerras los 3 factores más importantes son: el tiempo, el espacio y la voluntad. El más importante es el tiempo”:
Ho Chi Minh (El que ilumina, el patriota) – Presidente de Vietnam (1890-1969)
Nadie está obligado a lo imposible, la delegación mexicana ante el gobierno norteamericano, encabezada por el Secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, aprovechó muy bien el mínimo margen de acción, frente a un ultimátum de un presidente soberbio, poderoso, truculento y mentiroso: Donald Trump.
Ultimátum en política internacional, es un acuerdo definitivo, no negociable, que un Estado, en este caso USA, impone a otro: México, fijándole un tiempo límite para cumplir un objetivo determinado unilateralmente.
El gobierno norteamericano le informó a la Delegación Mexicana, que si no querían que en 3 días se impusieran aranceles del 5% a todas las mercancías exportadas de México a Estados Unidos, deberían de comprometerse a que en un plazo de 45 días, controlar, impedir el flujo de migrantes centroamericanos y de otros países a través de México, que sólo en el mes de Abril de este año, fueron 150 mil con cifras del gobierno norteamericano.
Andrés Manuel logró 45 días más, es decir un total de 90 días para tomar acciones de cualquiera de las 2 partes, en relación con la evaluación de resultados obtenidos, por una barrera de 6 mil elementos armados de la guardia nacional, en la frontera sur mexicana.
El truco de este acuerdo, es que no establece una cuota fija o un número fijo de migrantes, con el cual el gobierno norteamericano acepte que el objetivo ha sido cumplido.
Al ser así, es evidente que a Trump no le interesa resolver el problema migratorio, que sí es un problema real, que de continuar la tendencia actual de 150 mil migrantes mensuales detenidos en Estados Unidos, en un año serian 1.8 millones, mismos que el Gobierno de México tendría que proporcionarles alojamiento, salud, educación, vivienda y trabajo, por el tiempo en que su juicio esté pendiente en Estados Unidos, lo que sí le interesa es administrar el conflicto de flujo migratorio, con el objeto de alargarlo hasta las elecciones, como elemento central de su campaña electoral y la elección presidencial a efectuarse en Noviembre del año que entra.
¿Qué opciones tiene México?, solo una, establecer alianzas estratégicas con los países del continente latinoamericano y del Caribe y con las potencias mundiales, factores reales de poder: China, Rusia y los países integrados en ese bloque, con el objeto de cambiar la relación de fuerzas de una asimétrica a una de equilibrio.
Lázaro Cárdenas vendió petróleo a Alemania en la Segunda Guerra Mundial, después de la expropiación petrolera cuando el imperialismo yankee se negó a comprarnos petróleo, nada impide y todo indica que el gobierno de Andrés Manuel debe y puede aliarse con potencias mundiales como China y Rusia.
La batalla: migratoria/aranceles es parte de una guerra política más amplia, entre un México que quiere ser independiente, soberano, y un imperio como el de Trump, que no le conviene esa independencia y soberanía.
Lo que le gusta, lo que le encanta, lo que le fascina a un imperialista como Donald Trump son los gobiernos títeres, como lo fueron los del PRIAN.
Ese tiempo se acabó, con la llegada de Andrés Manuel y la 4T.