Chihuahua, Chih.
El artículo del analista chihuahuense Leonardo Meza Jara titulado "La cruzada religiosa de Teresa Ortuño en el Colegio de Bachilleres"(16/03/2020), publicado en este mismo espacio me trajo recuerdos de cuando estudiaba en el Colegio de Bachilleres, Plantel Número 5 en Ciudad Juárez, Chihuahua.
Mi generación (2014-2017) se graduó hace casi 3 años en el verano de aquel año.
Aún recuerdo con nostalgia a mi escuela, a las amistades que hice y a los maestros que me ayudaron a formarme y a ser quién ahora soy.
Todavía tengo recuerdos de mi graduación y del clima de tensión del momento. Recuerdo que al finalizar el sexto semestre hubo un caso de homofobia en la escuela al haber sido reprendidas dos jóvenes por expresar su amor en el plantel durante un receso.
El director, incluso acudió a los distintos grupos para buscar explicar la situación, en un intento por calmar las agitadas aguas.
No obstante, también existía el rechazo por parte de los docentes, así como por parte de la sociedad estudiantil hacia la directora de los Colegios de Bachilleres en el estado, Teresa Ortuño porque quería imponer su ideología y cerrazón a las diversas formas de identidad y de expresión sexual.
En mi graduación, que tuvo lugar en el Gimnasio del Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua, ubicado a escasos metros del Parque Central de Juárez, a los jóvenes estudiantes nos recibían enormes mantas con la inscripción "Fuera Ortuño".
Como, además, la mayoría de todos los maestros de ambos turnos reunidos en el recinto incluida nuestra, tutora se decidieron a darle la espalda a la dirigente mientras otorgaba un discurso hacia nosotros los jóvenes graduados.
Un acto de valentía y de desafío sin lugar a dudas.
La semana pasada, la Directora Ortuño ofreció a estudiantes de Bachilleres un discurso cargado de ideología y de valores tradicionales del cristianismo negando la homosexualidad, así como la libre determinación y las diversas formas de expresión sexual, llamando además a las jóvenes lesbianas como "machorras".
Un comentario que no solo hiere y lastima a la sociedad chihuahuense, también repercute y lástima a los jóvenes que se encuentran en un proceso de maduración, de crecimiento y de identidad.
Los jóvenes estudian para superarse a sí mismos, con la ayuda de sus maestros, no para ser ofendidos y humillados de tal manera.
El meollo del asunto cobró tal fuerza que incluso comenzó a circular en portales de noticias a nivel nacional, incluyendo a MILENIO.
El medio de circulación nacional puso a disposición una nota con el siguiente título "Funcionaria en Chihuahua niega existencia de derechos sexuales" (12/03/2020).
Teresa Ortuño debería de replantearse su estrategia de formar a los jóvenes mediante la no imposición de sus principios, ya que eso podría pasarle factura en una sociedad cada vez más inclusiva e interconectada donde la libertad es el valor principal de cada miembro participante.
A mi consideración, la principal tarea de un maestro consiste en formar y educar, pero no en imponer y humillar.
Son dos cosas muy distintas.
La juventud chihuahuense, ante tal discurso se convierte en las más afectada y la más expuesta a las diversas formas de segregación y de expresión identitaria.
Con nuestros jóvenes no se metan.