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“Sólo le da a los ricos”
Sin Retorno

“Sólo le da a los ricos” 21 de mayo de 2020

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Aún no se presentaba lo peor de la COVID 19 en México (ya lo presenciábamos con lo ocurrido en China y Europa), pero de todos modos las salvajes frases del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, golpearon a todo el país.

“Ustedes no se preocupen, eso del coronavirus es una enfermedad que sólo le da a los ricos; a nosotros, los pobres, no nos hace nada”. 

Casi parecía que hasta tenía razón. Varios de los integrantes de la élite financiera y bancaria de México se contagiaron de la enfermedad en el curso de unas vacaciones en la exclusiva ciudad de Vail, en Colorado.

El presidente de la Bolsa de Valores de México, Jaime Ruiz Sacristán, fallecería víctima de la epidemia y otros no menos poderosos hombres de empresa se enfermarían del COVID 19. Algunos de los asistentes a Colorado, luego asistirían a una boda en Guadalajara. Un buen número de ellos también resultarían contagiados.

Además, otros personajes de la empresa de Sinaloa, también asistentes a Vail, se contagiarían y con ello se sabría el porqué, además de la Ciudad de México, en Guadalajara y Culiacán se presentaron algunos de los brotes primarios de la enfermedad.

Luego, casi en abono de lo dicho por Barbosa, miles de europeos caerían enfermos ¡Ah, po´s son de países ricos también!

Varias semanas después el panorama es desolador. La COVID 19 es una enfermedad que ataca a todos por parejo, pero no mata igual; al contrario, se ceba en los pobres, como era de suponerse.

Así, Guayaquil, en Ecuador, y Manaos en Brasil, entre otros muchas ciudades latinoamericanas, sufren la tragedia casi del mismo modo que el mundo apreció, sobre todo, en Nueva York.

Lo ocurrido en aquellas latitudes latinoamericanas es peor y por momentos, en algunas zonas de la Ciudad de México, y para muchos de sus habitantes, el infierno provocado por el SARS -CoV19- es igual a aquellos.

Lo mismo sucede en Juárez en algunos segmentos de su población.

Si bien aún no se tienen las mismas proporciones (por el número de enfermos y decesos en relación al número de habitantes de la ciudad) lo que ya ocurrió en los días precedentes, especialmente en algunas plantas maquiladoras, que produjo decenas de muertos por COVID 19; que tensó seriamente la capacidad hospitalaria y atención especializada, además de las muy extendidas suspicacias de una parte de la población sobre el número de muertos en la urbe mayor de Chihuahua, hace que el regreso escalonado a las actividades se perciba con una más que justificada alarma.

Y es que, de acuerdo con un mapa de georreferenciación elaborado por el Comité Jurisdiccional de Seguridad en Salud, “prácticamente todos los cuadrantes de la frontera presentan contagios y decesos por Covid-19”. (Nota de Alejandro Vargas, El Diario de Juárez, 20/V(20).

Pero es en la zona suroriente de la ciudad en “donde se concentra la mayor cantidad de muertes por la nueva cepa Sars-cov-2, indica el mapa, que toma como base los casos PCR oficiales”. (Ibídem).

Aquí pareciera evidenciarse, al igual que en el sur del continente y lo ocurrido en Nueva York, ciudad en la que la enfermedad afectó más a la comunidad de origen hispano, la zona suroriente es, también, de las más pobres de la ciudad pues de cada 3 trabajadores muertos, “uno es informal”. (Mismo autor, fecha y medio, pero diferente nota).

Y es que de acuerdo con la investigación, 53 de los 163 trabajadores fallecidos (32% del total de muertos hasta ese día) fueron atendidos en el Hospital General y no en el IMSS puesto que, de haber contado con trabajo formal, ahí los hubieran atendido.

Como no fue así, entonces son quienes no contaban con un empleo estable, la mayoría con bajos ingresos económicos y, por desgracia, con una comorbilidad inherente que les hacía más riesgoso el contagio por el virus.

Ahora, al decretar el gobierno que la minería, la construcción, la industria automotriz y aeroespacial son actividades esenciales, los sectores más vulnerables serán precisamente el de la maquiladora, y el de los trabajadores informales, pues estosdeberán regresar a alguna actividad económica para sobrevivir.

¿Estaremos preparados para eso? ¿Habrá disminuido el ritmo de la epidemia? ¿Se habrá inmunizado una parte importante de la población? ¿Se aplicarán todos los protocolos para la prevención en esta nueva fase?

La sociedad necesita certeza a todo lo anterior.

[email protected]; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario