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Sí por México: claroscuros de un movimiento opositor

Sí por México: claroscuros de un movimiento opositor 11 de noviembre de 2020

Hernán Ochoa Tovar

Chihuahua, Chih.

Un nuevo grupo opositor pareció gestarse hacia finales del mes de octubre: se trata de “Sí por México”, agrupación que pretende darle un nuevo rumbo al país, y cuenta con la conducción de diversos liderazgos, siendo, de sus representantes más conspicuos el fundador de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Claudio X. González Guajardo; así como el director saliente de la Confederación Patronal de la República Mexicana, Gustavo de Hoyos. 

A contrapelo de FRENAAA (Frente Antiamlo), conglomerado con una narrativa en las antípodas de la retórica presidencial, cuyo líder, Gilberto Lozano, tenía ideas radicales con tintes de ultraderecha y era apoyado por un pequeño de grupo de personas (algunas de ellas con un discurso igual de incendiario y fanático); Sí por México pretende confrontar al gobierno a través de las ideas, dando cobijo a ciertas perspectivas que han sido desestimadas por la 4T; o por grupos que han tenido una relación ambivalente para con la administración obradorista.

También, contrario a FRENAAA, que se caracterizó por su virtual uniformidad discursiva, Sí por México pretende vender una conjunción de ideales y pluralismo, cuyo cemento es la oposición al gobierno de López Obrador. 

Prueba de ello es que, en su seno no sólo convergen los liderazgos empresariales anteriormente mencionados; sino algunos liderazgos ecologistas, feministas y campesinos, aunque, tal vez, de segundo orden. 

De igual manera, algunos políticos se han adscrito a dicha agrupación (Beatriz Pagés Rebollar, directora de la Revista Siempre, ex priista y ex directora de cultura del CEN del tricolor); además de grupos conservadores (Provida); y de acuerdo a De Hoyos, algunos que tienen una visión diversa de la familia: tanto los que defienden la tradicional; como aquellos que enarbolan su constitución y su conformación moderna, anclada en la diversidad y en el mundo de las posibilidades.

Hasta aquí, todo bien. 

Resulta interesante que contingentes tan diversos puedan unificarse en pos de una causa; pues, si algo ha caracterizado a la política nacional -y estatal- en determinados estadios de tiempo, ha sido la mezquindad de sus miembros, así como las rivalidades frontales que no han permitido articular causales duraderos. 

El hecho de ver a sujetos tan disímiles como Beatriz Pagés, Gustavo de Hoyos y Claudio X. González en un mismo frente nos hace ver que privilegian un ideario, más allá de coyunturas, lo cual viene a ser positivo, por lo menos, analizado a vuelapluma. 

Asimismo, coincido con Raúl Trejo Delarbre en que algunas de las causas defendidas por “Sí por México” son pertinentes, pues con la eliminación de las estancias infantiles; la extinción de fideicomisos; la descoordinación en el sistema sanitario; la centralización de la toma de decisiones; y la utilización de energías fósiles (cuando, la tendencia global es la opuesta); ha implicado que el gobierno de la 4T abra frentes simultáneos, mismos que no ha podido cerrar completamente; pues, la toma de estas decisiones, lastimaron a sectores diversos (algunos, de los cuales, incluso, apoyaron a la cuatroté en su etapa de gestación); y su resolución no ha implicado un satisfactor para los segmentos mencionados. 

Todo lo contrario, las síntesis germinadas, luego de un complicado proceso tesis/antítesis, no ha dejado del todo satisfechos a los actores y actrices en mención, pues, han percibido, las alternativas convocadas no han resultado pertinentes. 

 
Ese hueco pretende llenarlo “Sí por México” y es una tendencia que, periódicamente, se presenta en política, pues, en el sexenio pasado, los frentes abiertos por la administración de Enrique Peña Nieto (con las reformas energética, fiscal y educativa) que terminaron enemistando al PRI con sectores que les habían sido históricamente leales, como los trabajadores petroleros, el empresariado nacional y hasta una parte del magisterio mexicano; fueron absorbidos por MORENA y López Obrador, pues tenían un discurso alterno al neoliberalismo asfixiante que fagocitó a la pasada administración, y terminaron siendo parte del “voto de castigo” que auxilió a que se gestara la tercera transición el año 2018. 

Hoy, “Sí por México” pretende lo mismo: jalar “agua a su molino” a través de acarrear a los afectados por las decisiones de la Cuarta Transformación, y llevarlos a un frente alternativo. Aún parece una tarea titánica, pues, aunque López Obrador ha tomado algunas decisiones polémicas a lo largo de sus casi dos años de gestión, su popularidad sigue siendo alta, y MORENA sigue endosando, aún, su popularidad, no obstante sus reyertas internas y sus luces y sombras (como el caso de las pasadas elecciones de octubre, cuando MORENA perdió los comicios locales de Hidalgo y Coahuila, y el tricolor se llevó el carro completo, como en los viejos tiempos). 

Sin embargo, con una plataforma convincente, podrían acercar a estos sectores y llevar a cabo un debate de altura en torno a las decisiones políticas nacionales, hecho que, huelga aclarar, hace bastante falta en este país y en este contexto de polarización.

Por otro lado, los bemoles que le observo a “Sí por México” es que, en ciertas partes, su conformación parece tener un cierto tufo de continuismo. Esto, porque, al ser abrazada su plataforma por los liderazgos del PRI, PAN y PRD, suena más como un “Pacto por México recargado” que como una renovación. 

Y, no nos confundamos: el Pacto por México era una buena idea. Remitía al Pacto del Punto Fijo (Venezuela) y al de la Moncloa (España), etapas, en las cuales, los políticos venezolanos y españoles, dejaron de dividirse ideológicamente y signaron una agenda política a largo plazo. 

Ese parecía ser el germen del “Pacto por México”; empero, terminó siendo pervertido, y acabó como una colusión de la clase política para aprobar reformas impopulares y, en ciertos casos, solapar negocios turbios. La impopularidad de Enrique Peña Nieto terminó salpicando a la clase política nacional, toda; y su corrupción fue una enredadera que la sofocó. Si eso ya pasó con un buen intento ¿Qué nos garantiza que esta vez no ocurrirá lo mismo -pues muchos de los actores y actrices de aquel entonces, siguen ahí-? ¿No nos decía Albert Einstein que si queremos resultados distintos, debemos de dejar de hacer lo mismo? Para reflexionar.

Por otro lado, deberíamos meditar si la plataforma de “Sí por México” no entraña un eventual retorno al neoliberalismo. Los directores de orquesta de la agrupación en mención, no comentan nada al respecto; señalando, tácitamente, querer seguir una tercera vía entre el pasado reciente y la coyuntura de la 4T. 

Empero, si quieren convencer indecisos, deberían ser más enfáticos en ese sentido. Es cierto que la administración obradorista debería dar un golpe de timón en algunos aspectos; pero querer volver a recetas que han mostrado su agotamiento, no creo que sea una buena idea, máxime cuando el modelo neoliberal está dando de sí en todo el mundo. Querer recuperar privilegios por medio de mascaradas -si así fuese-, no lo considero una buena idea. Deberían de acotar, para dejar que sea el electorado nacional quien decida.


Finalmente, citando a la revista Proceso, no creo que “Sí por México” sea un grupo conservador (como sí lo es FRENA, enmarcado en la ultraderecha). 

Es un intento de bloque opositor bastante serio. Ya dirá el tiempo si germina, o si termina como la fallida MUD (Mesa de la Unidad Democrática Venezolana) que terminó consumida por sus propias ambiciones y demonios. Hasta ahora, AMLO ha tenido adversarios escasos, con una narrativa desigual y a cuentagotas. 

Está por verse si “Sí por México” juega una carrera parejera con MORENA y, sobre todo, con el ocupante de Palacio Nacional. Los intentos, hasta ahora, no han fructificado cabalmente.

Hernán Ochoa Tovar

Maestro en Historia, analista político.