Chihuahua, Chih.
Como en muy contadas ocasiones da gusto, y mucho, decir que “se los dijimos”, que en los comicios presidenciales del pasado domingo la oleada electoral de López Obrador podría avasallar al régimen y que llevaría al partido de “Peña Nieto y de José Antonio Meade a una colosal derrota”. (“Se desfondó el régimen”, LJVF, El Diario, 23/VI/18).
Pero nos equivocamos, creímos que se presentaría una oleada electoral, pero no un tsunami.
Son impresionantes los resultados electorales, incluso antes de la revisión y la apertura de cerca del 80% de los paquetes electorales en el país, y de que en Chihuahua aún no tengamos -hasta el viernes, momento en que redactamos las presentes notas- certeza sobre los resultados en varios distritos y algunos municipios, especialmente en el caso de Juárez.
Además de convertirse en la principal fuerza política en el país, Morena lo es también en Chihuahua, uno de los reductos que más sobrellevaron la oleada lopezobradorista. Los otros fueron Guanajuato, Yucatán y algunos otros lunares en el país.
Contra todas las expectativas de los partidos del régimen, en Chihuahua, Morena se convirtió en la primera fuerza política de la entidad: En el estado López Obrador obtuvo más votos que Anaya y Meade; los candidatos de las dos fórmulas al senado de la república vencieron a sus adversarios en la elección estatal.
Además, los candidatos de la izquierda a las diputaciones federales triunfaron en la mayoría de los distritos. De las 9 diputaciones federales, Morena y sus aliados se alzaron con el triunfo en 5 y los candidatos del PAN ganaron en 4.
Y en la integración de la próxima legislatura estatal, Morena-PT-PES obtuvo 10 de las diputaciones de mayoría. La alianza PAN-MC ganó 10 y el PAN ganó en un distrito sin coalición. En total 11. Quedará pendiente la distribución de las diputaciones plurinominales, pero las diferencias entre un bloque y otro serán mínimas.
Ninguna coalición o partido por su cuenta serán mayoría en el Congreso del estado.
Si el candidato de Morena-PT-PES a la alcaldía juarense, Javier González Mocken, es ratificado como triunfador de la elección, a pesar de solamente ganar en 5 municipios de la entidad, Morena gobernaría al 45.62% de la población del estado.
A cambio, el PAN lo hará con un poco más del 35% de la población estatal y el resto se repartirá en el PRI -que obtuvo la segunda mayor cifra de municipios a gobernar- PRD, Panal, MC y Verde Ecologista, además del candidato independiente de Parral, Alfredo Lozoya.
Los grandes derrotados de la elección serán Enrique Peña Nieto, y Javier Corral en el ámbito local.
Enrique Peña Nieto fue el artífice de la descomunal derrota de su partido, el PRI. Es improbable que el partido fundado por Plutarco Elías Calles se reponga del golpanazo dominical. Nacido desde el poder, para mantenerse en el poder, vivió ejerciéndolo a plenitud; lejos del poder, es casi imposible que sobreviva.
En el sexenio de Peña Nieto perdió la mayoría en la Cámara de Diputados, en la Cámara de Senadores; la mayoría de los gobiernos estatales, la mayor cantidad de capitales de los estados, prácticamente todas las legislaturas en las entidades y sus grupos parlamentarios serán, casi, testimoniales.
Su candidato presidencial, otra vez, no triunfó en ninguna entidad y sus candidatos a senadores alcanzaron la mayoría solo en una. Además, los candidatos priistas a las 9 gubernaturas quedaron lejos del triunfo.
Por si fuera poco, fue barrido en las elecciones a diputados locales de 24 entidades. Morena será mayoría en 19-20 congresos estatales.
Al PAN no le va mejor, además de solo alcanzar el 22% de la votación presidencial, sus candidatos a senadores triunfaron solamente en 5 entidades y alcanzará alrededor de 33 legisladores de la Cámara Alta.
En la Cámara de Diputados le va poco mejor al blanquiazul y sus aliados: Obtendrá 67 diputados de mayoría relativa y alrededor de 36 plurinominales, para rebasar, por poco, la centena de diputados federales, 103.
A nivel de las gubernaturas, maltrecho, pero logra rescatar Puebla y Yucatán y mantiene uno de sus bastiones, Guanajuato; a cambio pierde la perla de la corona, Veracruz, ante Morena.
A su vez, los candidatos de Morena y sus aliados ganaron en 218 distritos. Puede alcanzar mayoría calificada, esto es, alrededor de los 300 diputados, ya incluidos los de representación proporcional.
A su vez, en la Cámara de Senadores, Morena triunfó en 25 entidades y quedó en segundo lugar en 5 más, lo que le llevará, ya con los senadores plurinominales incluidos, a los 67 senadores, de un total de 128, con lo que alcanza la mayoría relativa y ganó las gubernaturas de Ciudad de México, Veracruz, Morelos, Tabasco y Chiapas.
Solo para tener una idea del verdadero tsunami electoral, recreamos los resultados de la elección de algunos congresos estatales: En Durango, Morena ganó 11 de 15 diputaciones; Sonora, 20 de 21; Veracruz, 21 de 30; en Baja California, 14 de 16; Chiapas, 13 de 24; Hidalgo, 18 de 18; Michoacán, 14 de 24; Morelos, los 12 en disputa; Estado de México, 41 de 45 (además de ganar casi todas las ciudades más pobladas del estado; Nuevo León, 10 de 26; Oaxaca, 24 de 25; Puebla, 16 de 25; Sinaloa, 18, de 24; Tabasco, las 21 del estado; Tlaxcala, 14 de 15.
A su vez, en Chihuahua, el partido gobernante ha sufrido una severa calificación; la que vale, la de las urnas.
Se debe, sin duda, a la evaluación realizada por los chihuahuenses a su gobierno.
¿La decisión electoral de la mayoría de los votantes se originó solamente por la Casablanca, los gasolinazos, los miles de ejecutados, los desaparecidos de Ayotzinapa, las corruptelas de los gobernadores, o implica todo eso y muchas cosas más, de muy larga duración y de una mayor afectación a la vida de los mexicanos?
Probablemente, algunos de los hechos más escandalosos de la corrupción si hayan precipitado el hartazgo y la consiguiente devoción por el tabasqueño, pero hay fenómenos más profundos, derivados de una política económica, aplicada a rajatabla, que ha causado tremendas y luengas heridas sociales en las últimas 5 o 6 generaciones de mexicanos, de tales dimensiones que produjo cientos de miles de familias fracturadas, de millones de emigrados; de más millones de marginados de los beneficios de un supuesto desarrollo social; de una miríada de jóvenes sin esperanza, aún egresando de alguna institución de educación social (la movilización social que producía en el pasado el acceder a una profesión, hace décadas que desapareció, en los niveles existentes todavía hasta la década de los 70’s) pues contar con un título universitario no es garantía de acceder a salarios por encima de los 10 salarios mínimos mensualizados (alrededor de 25 mil pesos al mes).
¿Qué cultivos generan más ingresos que los tradicionales en el campo?
El TLC incrementó la exportación de varios productos agropecuarios, pero básicamente de los sectores privados más poderosos en el campo, el resto de los productores dividen su tiempo en la producción y la protesta, o el abandono de las parcelas y la emigración a las ciudades, en las que ingresan a la escala inferior de las actividades productivas, con el consiguiente descenso de los niveles de bienestar económico y arrostrar la realidad, para sus jóvenes, del fácil e inquietante acceso al consumo de drogas.
¿O lo relacionado con la extrema criminalidad existente en el país? ¿De veras, creerán, quienes sostienen -y sostenían- que quienes decidirían sus preferencias electorales por el “hartazgo” hacia el régimen estaban equivocados, porque las razones para ese hartazgo eran superficiales?
No, son harto profundas y explican el llanto de no pocos mexicanos en el extranjero al preguntarles, el mismo domingo, a sus familiares, por teléfono, acerca de los resultados de las elecciones presidenciales, o las inmensas muestras de cariño que López Obrador recogió a carretadas a lo largo de todo su recorrido, de un pueblo esperanzado en un hombre, en una causa, en una terquedad centrada en echar del gobierno a tan malos gobernantes.
Como nunca, ese pueblo se desbordó y produjo cifras electorales inéditas en la historia del país. Probablemente la candidatura de Francisco I. Madero habrá recibido semejante apoyo popular, pero lo ocurrido una semana atrás supera a lo presentado en la campaña de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988.
La decisión de quienes fueron a votar es contundente. Es una enorme descalificación hacia el régimen, es un portazo a la mayoría de los partidos, especialmente al PRIAN y es, sobre todo, la vívida imagen del hartazgo social.
Contra las tímidas explicaciones de no pocos y destacados priistas, los resultados adversos a su partido y régimen no se circunscriben a la crítica o al rechazo de una parte de la ciudadanía a las corruptelas cometidas por algunos de los gobernantes y funcionarios de los gobiernos emanados del PRI.
Implica eso también, pero no solo, sino el más extendido rechazo a un régimen y a su política económica.
Fue, además, una descalificación a sus privilegios y derroches.
Como nunca, los ciudadanos le mostraron a la clase política su profundo desprecio.
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