Chihuahua, Chih.
La desaparición de los chihuahuenses Iván Escalante Tamez y de Raúl Roberto Treviño Leos, en la madrugada del pasado 16 de diciembre, en Mazatlán, nos ha retrotraído a un pasado que nunca se ha ido, al de la violentísima oleada de sangre y fuego presentada en Juárez y Chihuahua al término de la primera década y el inicio de la segunda del presente siglo.
Aunque lo más candente del enfrentamiento entre las facciones del Cártel de Sinaloa se presenta en Culiacán y sus alrededores, el puerto preferido de los chihuahuenses no ha escapado de la refriega. Ahí, el número de personas desaparecidas supera al de los homicidios.
Lo contrario sucede en Culiacán.
Quizá como nunca haya ocurrido, el popular malecón mazatleco se ha visto colmado, en varias ocasiones en estos 3 meses, por miles de sus habitantes exigiendo la presentación de sus familiares desaparecidos a manos de las bandas criminales.
Se acabó la “pax narca” existente durante décadas en Mazatlán y dos jóvenes chihuahuenses -al parecer- son dos víctimas más y su pronta presentación es, debe ser, exigencia de los chihuahuenses -gobierno y sociedad-, a las autoridades sinaloenses y a las federales.
En mucho ayudará que esa exigencia circule profusamente, lo que podría arrojar la aparición de la información acerca de su paradero.
Pasma el saldo de la guerra.
Al cabo de casi 100 días del enfrentamiento entre las dos facciones del Cártel de Sinaloa -‘Mayitos’ y ‘Chapitos’- el saldo «es de 631 muertes en diversos municipios de la entidad y la desaparición de 709 personas, según informes de la Fiscalía General del Estado. De estos desaparecidos, las organizaciones de búsqueda estiman que al menos 100 podrían ser menores de edad». (Nota del Staff, quierotv.com, 17/12/24).
Tan sólo en la última semana, el enfrentamiento arrojó un saldo de 41 personas asesinadas. El martes se registraron dos asesinatos, 5 vehículos robados y 4 personas desaparecidas.
La parálisis del comercio ha ocasionado pérdidas por más de 18 mil millones de pesos, de acuerdo con la Coparmex Sinaloa y hasta el 11 de diciembre se ha reportado ante el Ministerio Público estatal el robo de mil 482 vehículos, la absoluta mayoría a mano armada.
Como en aquellos años en Juárez-Chihuahua, la respuesta del gobierno federal se tardó en llegar ante el estallido violento.
No es lo único que asombra, sino su pasmosa incapacidad.
En la capital sinaloense se encuentran acantonados más de 11 mil efectivos de las fuerzas armadas (Guardia Nacional, armada y ejército) sin que el promedio de homicidios se modifique -5.8 personas diariamente- y la violencia continúe sin parar.
Ni la llegada del secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, a Culiacán a principios de diciembre, a donde fue enviado por la presidenta con la encomienda de que no se retiraría hasta en tanto no volvieran las cosas a la «normalidad» ha funcionado.
Su llegada coincidió con el decomiso más grande de fentanilo -tonelada y media- además de varias detenciones.
Nada cambió.
El Secretario se fue a México y ayer regresó a Culiacán.
El balance es brutal y la guerra avanza sin tropiezos, nada parece detenerla ¿De dónde sacan efectivos y dinero para abastecer a sus fuerzas armadas?
¿Dónde está la Unidad de Inteligencia Financiera que le dé seguimiento al movimiento del dinero del crimen organizado?
La 4T ya tiene su ‘Juárez’ sangriento, ahora es la tierra de la banda sinaloense.
El colmo.
Uno de los jefes del Cártel, Dámaso López Serrano, ‘El mini Lic’, acusado de ordenar el asesinato del periodista Javier Valdez -quien al igual que Miroslava Breach en Chihuahua, era el corresponsal de La Jornada, él en Culiacán- no tenía órdenes de aprehensión en Sinaloa.
*En caso de contar con información acerca del paradero de los jóvenes desaparecidos, favor de comunicarse al 911 y/o al 089.
Columna de Plata de la Asociación de Periodistas de Cd. Juárez (APCJ): 2008, 2015, 2017, 2022 y 2023
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