Ricardo Monreal: Una trayectoria de luces y sombras

Ricardo Monreal: Una trayectoria de luces y sombras 30 de noviembre de 2022

Hernán Ochoa Tovar

Chihuahua, Chih.

“Tienen doble vida son sicarios del mal, entre esos tipos y yo hay algo personal”: Joan Manuel Serrat, “Algo Personal”, fragmento.

La noticia que ha trascendido la víspera, es la de un eventual acercamiento de Ricardo Monreal, coordinador de MORENA en el Senado, con la oposición; ello, en detrimento de su partido de origen, Morena, del cual pareciera cada vez más distante, conforme los días transcurren.

Sin embargo, si algo históricamente ha caracterizado a Monreal es su veleidad, al tiempo que ha sabido estar en el lugar y tiempo acertado, en aras de ganar posiciones. Justo esto le ocurrió en la década de 1990, cuando, luego de ser un priista de larga data (había comenzado su militancia en el decenio anterior) y de tener un acercamiento con el gobierno de Ernesto Zedillo cuando se desempeñaba como diputado federal (1997), Monreal rompió con el otrora hegemónico PRI. Esto, porque aspiraba a gobernar su natal Zacatecas, pero el tricolor no le otorgó la candidatura, la cual sí obtuvo de la mano del PRD, que a la sazón comandaba Andrés Manuel López Obrador. Para ambos, este acercamiento fue benéfico, pues el PRD extendió su área de influencia, mientras Monreal lograba su propósito a partir de un salto cuántico a las filas opositoras. 

Tras ser un gobernador medianamente reconocido y con buenos resultados, Monreal acarició la idea de ser candidato a la Presidencia de la República encabezando al PRD. Empero, al ver el liderazgo emergente del entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, Monreal, astuto como es, decidió no contender contra él, sino sumar filas en aras de que su proyecto saliera avante. 

El resto es historia: durante los sexenios subsecuentes, Monreal fue un cercano colaborador del tabasqueño y lo acompañó en sus diferentes causales y propuestas. Tanto que, como el propio AMLO, terminó distanciándose del PRD, y, a partir del 2008 fue acogido (siendo Senador) en la bancada del Partido del Trabajo. Al llegar 2012, y visualizarse MORENA como un incipiente movimiento social que propulsara la segunda candidatura presidencial de López Obrador más allá de las estructuras perredistas, Monreal fungió como un destacado integrante fundador. Tanto que, en un giro de 180 grados, terminó fungiendo como coordinador de campaña del tabasqueño. Y, aunque no ganaron los comicios, la tarea coordinadora le redituó en el ámbito personal, pues pudo ser diputado plurinominal ¡por Movimiento Ciudadano¡ (ese partido apoyó a AMLO en su primer y segunda campaña) a la par que se afianzaba como uno de los personajes fuertes en torno al naciente MORENA, el partido cuyo liderazgo notable era el de Andrés Manuel López Obrador.

 


El advenimiento de MORENA como partido, en 2014, le permitió aspirar a un puesto de elección popular en la naciente Ciudad de México: palomeado por AMLO, buscó ser candidato a jefe delegacional por Cuauhtémoc, la delegación que es asiento del Centro Histórico, así como de dos de los poderes de la República: la Presidencia (Palacio Nacional), la Suprema Corte, así como el gobierno de la CDMX (en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento).

 


Contra todo pronóstico, Monreal resultó electo jefe delegacional. Su pacífica coexistencia con Miguel Ángel Mancera, y su volátil relación con otros actores políticos, hizo que su nombre despuntara como una opción real para la Jefatura de Gobierno de la CDMX. Confió en sus suertes y, sin embargo, la fortuna no le sonrió, pues la ungida fue la Dra. Claudia Sheinbaum, a la sazón delegada en Tlalpan, y una figura de mucho más cercanía con el tabasqueño, ya que había sido Secretaria del Medio Ambiente tras el paso de AMLO por el entonces DF.

Aunque en un principio rezongó, Monreal acabó alineado a las designaciones. Los astros volvieron a sonreírle, pues, aunque no fue llamado al gabinete, sí obtuvo la coordinación de MORENA en el Senado. Esto le granjeó la posibilidad de ser un actor clave en la aprobación de las reformas presidenciales, lo cual le dio un halo de credibilidad, tanto en la oposición como en un parte del grupo parlamentario guinda. Dicho rol, permitió que tuviera el aprecio presidencial (aparecían en las redes sociales fotografías de ambos departiendo o desayunando). 

Empero, las elecciones de 2021 fueron un parteaguas. Tras la derrota de MORENA en diversas alcaldías de la capital del país, particularmente en Cuauhtémoc (asiento de Palacio Nacional) comenzó a circular el rumor de que Monreal había apoyado a la oposición (particularmente a Sandra Cuevas), con el final de derrotar a los emisarios de su propio partido, con especial énfasis al grupo de René Bejarano, el cual había tenido un dominio en los tiempos del PRD y había querido volver de la mano de la ex senadora Dolores Padierna; esto, en detrimento de Néstor Núñez, quien era el delegado y era cercano al propio Monreal. De tal suerte que, comenzó a rumorearse que Monreal había operado contra la estructura de MORENA, debido a que no tenía una buena relación con el grupo bejaranista, y ante el soslayo que había recibido su alfil.

Esto le acarreó a Monreal aciagas consecuencias. Aunque formalmente ha seguido siendo el “pastor del rebaño” de la 4T en el Senado, se ha visto que no todos los senadores le guardan lealtad y, en cambio, ha emergido un grupo radical el cual, subrepticiamente, ha pedido su deposición como coordinador. Aunado a ello, Claudia Sheinbaum ha roto lances con él de manera indirecta, pues ha avalado las declaraciones brindadas por la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, en su contra. Y lo que es peor: aunque Monreal ha dejado entrever que desea ser el candidato presidencial de MORENA, esta posibilidad se ha ido diluyendo, pues sólo una vez fue referido por el Presidente López Obrador como uno de los “probables” (corcholatas) y reiteradamente es soslayado por el ocupante de Palacio Nacional. Mientras Sheinbaum, Ebrard y Adán Augusto tienen estructuras y apoyadores en mayor o menor magnitud, Monreal pareciera ser un convidado de piedra en el seno de la lucha morenista en pos de la candidatura presidencial. 

La Marcha del pasado 27 de noviembre pareció ser el parteaguas de dos rumbos que se bifurcan, pues, mientras Sheinbaum, Ebrard y Adán Augusto acompañaron a AMLO en la caminata, Monreal se excusó alegando que tenía que acudir a España a la Reunión Interparlamentaria. Esto no tendría nada de raro, pues una reunión entre parlamentarios de diversas partes del orbe es un ejercicio público de deliberación. Sin embargo, tras desdecirse de sus palabras iniciales –Monreal, de inicio, había afirmado que acompañaría al Presidente en su “glory day”-, pareció vérsele muy confortable acompañado de diversos liderazgos de la oposición, y al día siguiente salió la nota contundente: Monreal analizaba la posibilidad de ser el candidato presidencial de la coalición “Va por México”. Contrario a 2018, cuando reculó a tiempo, pareciera que hoy está jugando con fuego, en aras de cumplir sus metas y torcer el destino.

En suma, creo que Monreal es una figura de luces y sombras. 

Alguien que, contrario a la tendencia mayoritaria, ha prodigado el diálogo entre oficialismo y oposición, lo cual se agradece en estos tiempos de creciente polarización. Empero, su rol de incomprendido pareciera haberle calado, pues, en más de una ocasión ha navegado en contra de la corriente mayoritaria, y ahora parece no hallar salida a un juego de creciente contradicción. 

Hasta ahora ha sabido dar Jaque Mate en el momento adecuado. Ha sido un buen y audaz lector de la realidad política nacional. Sin embargo, en un momento en el cual MORENA y el liderazgo político y social de Andrés Manuel López Obrador se afianzan, ignoro si Monreal pudiera estar jugando a perder, pues, prácticamente ninguna encuesta le da posibilidades a los partidos de oposición: tanto los de la coalición “Va por México” (PRI, PAN, PRD); como Movimiento Ciudadano, que le ha tirado a ser una especie de jugador solitario. Veremos.

Hernán Ochoa Tovar

Maestro en Historia, analista político.