Chihuahua, Chih.
Que las fuerzas estatales sufran 9 ataques criminales en 8 días, algunos de ellos en sus instalaciones; que el alcalde de Cuauhtémoc, Carlos Tena, acuse -una vez más- a los policías estatales de estar involucrados en distintos hechos criminales y que el Fiscal de la Zona Occidente responda lanzándole “un reto” al alcalde para que le “compruebe” ese dicho, son solamente facetas de la extremadamente severa crisis de inseguridad pública existente en la entidad.
Pero que el mandatario chihuahuense se lance en una entrevista “banquetera” a desestimar las declaraciones del alcalde Tena y asentar que “solamente dará respuesta a las acusaciones que se sustenten en una denuncia”, en lugar de, como se presume ante un hecho tan importante, entablar una relación cercana con el edil y con los jefes de las corporaciones policiacas y militares necesarios para establecer una adecuada estrategia que permita enfrentar la ola criminal existente en la zona occidente de la entidad.
Más grave aún que el fiscal de esa región, en lugar de tomar al pie de la letra las denuncias realizadas por Tena, para tomarlas en cuenta, a fin de investigarlas, como es su obligación ¿Que se necesita la formalidad de la presentación de una denuncia? Obviamente, sí, pero las autoridades procuradoras de justicia en Chihuahua no están para, a bote pronto, acríticamente, salir en defensa de los elementos de la corporación estatal, ante las graves acusaciones de un presidente municipal que cuenta, además de la votación recibida en la elección de julio pasado, un amplio y luengo reconocimiento de la sociedad cuauhtemense.
Esos diferendos se dieron exactamente el día en que aparecieron 6 cadáveres decapitados en Creel que, aunque no se ubica en el municipio de Cuauhtémoc, forma parte de la, quizá, zona más devastada de Chihuahua por la violencia -durante años- y ante lo cual lo urgente, lo humanamente necesario, es que las autoridades, de veras, actúen coordinadamente y no escenifiquen los diferendos que ahora abordamos.
Porque los ataques a los policías -particularmente a los estatales- y sobre todo en Juárez, nos develan que estamos ante una escalada de la violencia delincuencial con un claro objetivo intimidatorio.
Sin duda podemos desestimar los dichos de la autoridad, en el sentido que las agresiones obedecen a los aciertos de las fuerzas de seguridad. Al contrario, el avance de las bandas criminales, los territorios que controlan, en constante crecimiento, las cifras homicidas, con incrementos verdaderamente preocupantes y el lento aumento de la mayor parte de los delitos concurrentes, o derivados, en el tráfico de drogas, nos obligan a rememorar la aciaga época del 2008-2011.
Más de un lector pudiera pensar que los ataques a los poliestatales no es un asunto tan serio, que finalmente son agresiones a los uniformados, pero nada más.
Lo sucedido es de la mayor gravedad, están pretendiendo sobajar la resistencia de las corporaciones -más allá de si están o no penetradas por las bandas criminales-. Los ataques son más que directos, a plena luz de día, hasta en los centros policiacos y eso conlleva un grave deterioro de la seguridad pública, situación que debería a las autoridades -a todas- a actuar con más mesura, a emitir posturas más reflexionadas y, por encima de todo, a actuar coordinadamente.
Y es que lo señalado por el alcalde de Cuauhtémoc es de la mayor seriedad: “la llegada del Mando Único (de las fuerzas estatales a Cuauhtémoc) solamente incrementó extorsiones y ataques contra los policías preventivos…”.
Y fue tajante: “No los necesitamos, mucho menos estarlos manteniendo”. (Nota del Staff, Diario de Chihuahua, 24/X/18). Al tiempo que reiteró que en el “levantón” de un policía municipal (Jesús Alejandro Andrade), los estatales “no quisieron apoyar, estamos investigando porque la línea de investigación que nosotros traemos, aún sin ser investigadores, indica que están involucrados ciertos policías y no son policías municipales”.
No fue lo único, dijo: “Sé que va a causar cierto cosquilleo lo que estoy diciendo, pero lo tenemos que hacer público porque los medios deben saber lo que está sucediendo y si se fueron sin avisar (los policías estatales salieron de Cuauhtémoc sin aviso alguno, sin notificar a la alcaldía que se iban, nada), tampoco se van a quedar con los brazos cruzados y van a buscar alguna venganza contra la corporación”.
¿Son palabras que se responden con bravatas oficiales?
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