Chihuahua, Chih.
¿Cuántos chihuahuenses han accedido a los videos del retén ubicado cerca de Badiraguato, rumbo a Guadalupe y Calvo, que el presidente López Obrador minimizó y que constituyó el asunto más connotado de su más reciente visita al Estado de Chihuahua?
“Hay en algunos lugares del país, no solo en Sinaloa, personas que están actuando, pensando que se debe cuidar una región… que no lleven armas, y a veces hay confusiones, pero en general todo bien”, dijo el presidente ante los cuestionamientos de los reporteros.
Semejantes expresiones lanzó en todas las ocasiones en las que abordó el tema, para terminar acusando, como es costumbre, al expresidente Calderón y a su jefe policíaco, Genaro García Luna; quienes, por supuesto, son parte de los responsables de la situación que ahora sufrimos, pero ante la cual el gobierno de la 4T muy poco hace para cambiarla.
¿Cuántos de los habitantes del occidente chihuahuense, y otros de la zona sur, habrán reaccionado con una mezcla de indignación, incredulidad e impotencia ante las frases del mandatario?
¿Cómo aceptar que grupos de delincuentes mantengan el control férreo, asesino, violento, irracional y permanente en zonas de nuestra entidad y que, no es una cosa aventurada afirmar, son los responsables de la mayor parte de los más de tres mil chihuahuenses desaparecidos, y de la mayoría de los homicidios en nuestra entidad?
Es espeluznante.
Pone los pelos de punta inferir los gravísimos mensajes que uno de los grupos criminales con mayor poder de fuego, con mayor inserción social y de mas larga data le envía, no solamente a la sociedad, sino al mismísimo presidente:
-Nosotros aquí mandamos.
-En nuestros dominios nosotros somos los que garantizamos la seguridad del presidente y decidimos quienes pueden acceder a esa región.
Peor lo podremos catalogar si reflexionamos acerca de las reacciones, no solamente del presidente, sino de los mandos militares más altos del país, que son, al mismo tiempo, jefes de la Guardia Nacional y, también, la de la responsable formal de la seguridad pública en el país, la Secretaria de Seguridad Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, es decir, ninguna.
A los que podremos añadir las de Rubén Rocha, gobernador sinaloense, y Maru Campos, mandataria de Chihuahua.
¿Acaso no pudo decir el presidente que, en coordinación de los gobernadores pondrían un alto a la insostenible situación prevaleciente en esa zona y en otras en las que el crimen organizado efectúa lo mismo?
¿No pudo decir que ordenaba la puesta en vigor de un operativo para encontrar a los responsables, no solamente del retén, sino del dominio ejercido en la región?
López Obrador es un hombre con un afinado sentido político ¿Habrá hecho evaluaciones sobre las consecuencias que desataría el deferente saludo a la mamá de El Chapo Guzmán, meses atrás, y ahora sus palabras sobre el retén?
¿Que no entiende el preocupante mensaje enviado a los cientos de miles, quizá millones de mexicanos, cuya existencia implica la constante peligrosa relación con los hombres del narco, porque estos son, finalmente, el poder realmente existente ahí en donde viven?
Y es que, de acuerdo con el articulista Héctor De Mauleón, fruto de una “revisión hemerográfica… los retenes del narco son comunes en Nayarit, Nuevo León, Guerrero, Puebla, Veracruz, Sinaloa, Guanajuato, el Edomex, Hidalgo, Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, Tamaulipas y Zacatecas”. (“En un retén: 'Tengo orillado al mismísimo Peje”, El Universal, 1/VI/22).
¡Casi la mitad de las entidades sufren este flagelo!
Frente a esa realidad, el presidente bajo cuyo mandato han asesinado, hasta el lunes, más de 122 mil personas, sólo se le ocurrió calificar-descalificar a la prensa que dio cuenta del retén, que habían escandalizado.
“Un escándalo por un retén, esa es la nota principal”, se quejó.
¡Pues cómo no escandalizarse ante un hecho tan preocupante!
Y si debemos escandalizarnos, el gobernador de Sinaloa nos dio sobrados motivos pues aseguró que a él mismo lo habían detenido en otro retén -en ocasión distinta- ¡Y lo habían dejado pasar! para, a continuación, y casi sin respirar, sugerir que a lo mejor el retén de marras lo pudo haber enviado el expresidente Calderón, para arruinar la gira de AMLO!
¡Híjole! ¿Se acuerdan de la senadora morenista que afirmó que “a lo mejor” las fuerzas conservadoras pudieron “mover” las trabes del Metro, en el accidente de la Línea 12, “que no se podía descartar”?
¡Cómo se parecen en las justificaciones!
¿Podremos esperar algo distinto, en materia de seguridad pública, en lo restante del sexenio?
¿Lo podrán hacer? ¿Lo querrán hacer?
Porque no basta sólo apostarle a medidas de mediano y largo plazo; los muertos y desaparecidos son de ahora, ya, en este momento.
¿Tendremos esperanza de que en esas zonas, y otras ubicadas en Chihuahua, reine la auténtica normalidad, aceptada y tolerada por el presidente López Obrador y no la ordenada por las bandas del crimen organizado?
[email protected]; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF
Fuente de citas hemerográficas recientes: Información Procesada (INPRO)