Chihuahua, Chih.

Sin duda, la inseguridad y violencia presentes en el país desde hace largo tiempo, es un problema estructural, que no se podrá resolver, ni al corto, ni al mediano plazo.

Solo lo lograremos con una completa transformación de la sociedad mexicana, en la que va implícito, por supuesto, el gobierno, así, en general. Esto es, que se necesita una auténtica transformación del Estado Mexicano.

Sostener lo anterior no va en el sentido de la 4T que promueve el actual gobierno federal.

Va más allá. Las raíces de la violencia presente en la sociedad mexicana rebasan, con mucho, los límites de los cambios partidistas en el gobierno de la república.

Pero que sea un problema estructural no le quita responsabilidades concretas a las autoridades del momento, de ningún nivel, las que están obligadas a realizar la mejor de sus tareas para combatir a la delincuencia, con denuedo y eficacia.

Tales valores están ausentes en las autoridades estatales, responsables de la seguridad pública en Chihuahua.

La más reciente de las masacres ocurridas en la capital del estado grande lo demuestra. Las explicaciones acerca de los responsables palidecen ante las frías estadísticas: El 95% de los homicidios presentados en la entidad, en los últimos 5 años, están sin castigo.

De nada sirve que nos digan que los autores de tal y cual asesinato pertenecen a una ú otra banda.

No agarran, ni a unos, ni a otros.

¿Por qué mejor no se van?