Chihuahua, Chih.
“Estoy parado donde todos me miran,
me queda claro nadie me va a ayudar.
Le pido a Dios que resistan mis piernas,
Y que la vida no me haga nocaut”: Ricky Luis, “Estoy de nuevo en el ring”, fragmento.
“En política, la forma es fondo” Jesús Reyes Heroles.
La víspera de este fin de semana, el senador suplente por Chihuahua (relevó a Cruz Pérez Cuéllar cuando pidió licencia para ser candidato, y, posteriormente, Alcalde de Cd. Juárez), Rafael Espino de la Peña, rindió su informe de actividades en el Salón Sunion, del Hotel Mirador, de acuerdo a la prensa local.
Cabe destacar, no me agrada mucho la manera en la cual se llevan a cabo este tipo de eventos. Esto porque, se supone, los diputados y senadores son representantes populares, motivo por el cual deberían rendir cuentas de sus decisiones a la ciudadanía, en lugar de a sus condiscípulos partidarios y opositores.
Algunos diputados (sobre todo del PAN) han alegado que esto es relevante, debido a que la rendición de cuentas es necesaria. En lo último estoy de acuerdo. Empero, hago la interrogante ¿Es necesario un evento fastuoso cuando el gobierno federal –y MORENA como coadjutor- esgrimen la austeridad republicana?
Personalmente creo que no. Menos, de un senador emanado de Morena. Claro que hay maneras de rendir cuentas rompiendo los viejos cartabones.
Empero, tomando en cuenta que el evento tuvo lugar, más allá de la grandilocuencia inherente al mismo, diré que, a pesar de todo, brindó algunos aspectos relevantes.
A decir de la prensa local, Espino estuvo acompañado por algunos integrantes del Senado, destacadamente la bajacaliforniana Nancy Sánchez y el veracruzano Ernesto Pérez Astorga, personajes poco conocidos en la esfera política local.
Sin embargo, la nota que se llevó los titulares, fue que Espino logró reunir en su evento a las más diversas personalidades de diversos partidos e ideologías, resaltando: el Presidente Municipal de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar (MORENA); la Presidenta del Congreso del Estado de Chihuahua, Adriana Terrazas (MORENA); la Secretaria del Bienestar del gobierno federal, Ariadna Montiel (MORENA); el Senador Ricardo Monreal (MORENA) y la gobernadora de Chihuahua, María Eugenia Campos (PAN).
De acuerdo a lo informado por El Diario, al lugar también concurrieron priistas de viejo cuño, como Leonel de la Rosa y Jorge Esteban Sandoval, teniendo este último vasos comunicantes con Morena, pues colaboró al inicio de la actual administración federal.
Aunque Ricardo Monreal robó cámara, y siguió deshojando la margarita públicamente, en su intención de contender –o no- por la Presidencia de la República, ya fuese “(convocado) por MORENA o por otro partido” (sic) el evento de Espino pudo enviar poderosas señales.
Para comenzar, se vio como un personaje moderado y dialogante, en una época en la cual esto no suele suceder mucho. El lograr reunir en su informe a tirios y troyanos; a oficialistas, opositores y rupturistas, manda el mensaje de que es un personaje que sabe tender puentes y dialogar, más allá de colores partidarios o ideologías políticas.
El viejo slogan de una desaparecida marca de películas fotográficas solía decir que “una imagen valía más que mil palabras” y, para muestra, las imágenes capturadas en un determinado momento, al ver a oficialistas y adversarios departiendo en la misma mesa, y, sobre todo, cuando la gobernadora felicita al Senador en mención ¡increíble y plausible tanta bonhomía!
Con todas estas actitudes, el mensaje brindado por Espino parece haber pasado a un segundo plano. No obstante, sí ha logrado cumplir un propósito esencial: hacerlo alguien conocido en Chihuahua.
Esto porque, tal y como referí hace un par de años en una colaboración similar, mencionaba que era un personaje poco conocido en el estado de Chihuahua, no obstante se barajara para ser el candidato de MORENA a la gubernatura en 2021.
Por ese lado cumplió su propósito, pues, la amplia difusión que ha tenido el evento le ha permitido forjarse un nombre en tierras chihuahuenses. Pienso que, eventualmente, podría refrendar la curul que ahora posee, en calidad de Senador Titular.
Aunque, de manera oficial, la sucesión presidencial se encuentra a año y medio de distancia, la misma ya empezó con suficiente antelación. Y, debido al extenso preámbulo, es que se han comenzado a realizar tempranos sondeos, los cuales arrojan que hay una cerrada disputa entre el PAN y MORENA por las curules del Senado.
Ahí, puntean los nombres de Juan Carlos Loera (a la sazón, delegado de los programas del Bienestar o “súperdelegado” en Chihuahua) y el de Espino de la Peña; mientras, por el lado del PAN, resalta la diputada y ex Presidenta del PAN estatal, Rocío Reza (en detrimento del actual Senador, Gustavo Madero, quien va detrás).
Esto nos deja ver la construcción de un temprano liderazgo, pues, si Espino no es reelecto en 2024, eventualmente podría ser una carta fuerte para alguna alcaldía, o, porqué no, para la gubernatura en el aún lejano 2027.
A pesar de lo acertado de su estrategia, hay un par de cuestiones que me parecen cuestionables. La primera que, junto con Ricardo Monreal y Nancy Sánchez (quienes, de manera coincidente, lo acompañaron a su informe) hayan suspendido la discusión acerca de la suspensión del glifosato, en aras de un gradualismo (cuando el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador y el ex Secretario del Medio Ambiente, Víctor Toledo, habían impulsado dicha medida); decisión que podría oscilar entre lo cuestionable y lo sensato.
La otra, que, mientras la obra “la Golondrina y el Príncipe” ha sido cuestionada desde la esfera local (y hasta nacional, por la Revista Proceso), el senador departiera y festinara la obra. Quizás tuvo que ver que su hermano (Alberto Espino) fuese el director escénico de la misma. Difícil decisión, pues separar la razón del corazón en ocasiones no puede ser sencillo.
Como cereza en el pastel, planteo lo siguiente: a pesar de las luces y sombras, Rafael Espino mostró “músculo” y punch en su multicitado informe de gobierno. Sin lugar a dudas es una carta fuente para los proyectos venideros de la 4T, considero.