Réquiem por Claudia

Réquiem por Claudia 17 de marzo de 2018

Mariela Castro Flores

Chihuahua, Chih.

"...yo no puedo creer la indiferencia con la que estamos viviendo tanto feminicidio en Ciudad Juárez, ni de ninguna clase social, ni de los pobres, ni de la clase media...no están matando perros, están matando mujeres..."

Susana Prieto Terrazas, abogada y activista de la lucha obrera.



El pasado 10 de marzo del presente fue asesinada Claudia Licona Valles y su hijo de 5 años. La sola enunciación no basta en una sociedad que ha naturalizado tanto el fenómeno del feminicidio que pareciera requerir los detalles escabrosos. Pero ella duele, cala hondo. Más, que muchas otras, más que las que se asesinan a diario –al parecer- en una cuota que este sistema asesino, cobra únicamente en las mujeres por el único hecho de serlo.

Claudia en vida fue una mujer perteneciente a los grupos de resistencia civil e incluso, formaba parte de la convocatoria de la Huelga General de Obrer@s Maquiler@s de Ciudad Juárez (en arrobas, por ser un movimiento incluyente) es decir, era una mujer en lucha. También era hondureña de nacimiento, legalizada mexicana por matrimonio del cual enviudó hace cinco años y del cual se procrearon 3 hijos.

Su feminicida, por el contrario a lo expresado por medios de comunicación que han replicado la versión otorgada por la fiscalía sin preocuparse en investigar más, era su compañero de trabajo en la maquila y también realizaba trabajos de albañilería; se encontraba en casa de Claudia poniendo unos tragaluces. Suponemos él hizo avances sexuales, ella no aceptó y en respuesta la mató brutalmente frente a su pequeño al que también dio muerte. Los cuerpos fueron encontrados por sus otros dos hijos menores. Su hijo mayor vive de manera ilegal sin documentos ni permiso de residencia en la ciudad de México, para el cual, la fiscalía general del estado zona norte está buscando conseguir una visa humanitaria para que pueda trasladarse a la frontera.

Hasta hace unos días, la compañía Lear que cuenta con un contrato colectivo de trabajo en el que se incluye una póliza de gastos funerarios y un seguro de vida no respondió; por alguna razón, el gobierno se puso en contacto con la familia de Claudia para asumir la responsabilidad de los gastos funerarios. Extraño que "el gobierno" releve de su responsabilidad a la empresa maquiladora, raro que desee acallar la polémica suscitada porque se sabe que, de seguir se abrirá una caja de Pandora que necesariamente a más de una instancia le quedaría la obligación de rendir cuentas.

Y es que si usted en redes sociales ha visto videos de explotación de niños, niñas y mujeres en países de tercer mundo que se acaban el cuerpo y la vida para empresas textiles, le recomiendo voltee a ver a su patio trasero porque esa explotación en la que se configura las nuevas formas de esclavitud humana, se encuentra en Ciudad Juárez hace tiempo y han tejido una serie de complicidades y pactos de impunidad al amparo del gobierno estatal que presume su derechohumanismo y combate a la corrupción pero es omiso cuando se trata de las condiciones de trabajo en las cuales se desempeñan obreros y sobre todo obreras a las que se les suma la violencia sexual que en esas fortalezas que semejan prisiones de alta seguridad, se cometen contra ellas aprovechando su situación de extrema vulnerabilidad y precariedad, que tiene como herramienta de sometimiento y control el tiempo extra que la gran mayoría de ellas requiere para completar sus gastos, los que eroga una familia de la que son jefas y que no cuentan con mayor ingreso.



Y nadie hace nada. Ni el gobierno estatal ni municipal.

Nadie que vea las condiciones en que trabajan, la nula seguridad social, la falta de guarderías, ni quien se asome a verificar que las denuncias por acoso y violación se les de seguimiento y no se conviertan en armas contra las mismas obreras, en que su alimentación sea adecuada al desgaste que padecen por su desempeño, que su trayecto a casa y que convierte en su jornada de 10 horas en 14 sea seguro, que no maten mujeres y menos a manos de sus propios compañeros, como fue el caso de Claudia.

Ella es el vivo ejemplo de que las mujeres no provocamos las violencias que padecemos. En vida fue una mujer dedicada a trabajar, a sus hijos(as), a la lucha y a mejorar las condiciones de vida para su familia y al tratar de hacer reparaciones en su hogar, un sujeto en quien confiaba por ser su compañero de trabajo la mató y no, ella no lo provocó. Fue la iniciativa de un hombre que consideró ella debía responder a sus deseos porque históricamente nos ha sido negado el derecho a decir NO. A sentirnos dueñas de nuestro cuerpo, aunque en ello nos vaya la vida misma.

Ahora, la familia de Claudia tendrá que definir qué hacer con los hijos menores de ella, que huérfanos anteriormente de padre, se quedan en el desamparo y que es muy probable, en unos años entren a esta vorágine de explotación que en la frontera, como bien dice la abogada laborista y líder moral del movimiento de obre@s en Ciudad Juárez, "...luego de haberles exprimido la vida, dejarles inútiles las extremidades, de las y los obreros solo quieren dejar el gabazo" y en el caso de las mujeres, sin la posibilidad de cargar nietos, picar fino, hacer tarea con sus hijos.

De aquí un abrazo sororo a Susana Prieto Terrazas.

A las obreras de la maquiladora, que ante el feminicidio de Claudia ven como una posibilidad real su propia muerte.

A las que luchan.

A la familia de la ahora víctima de feminicidio, de este sistema y de la actual administración "derechohumanista" de Javier Corral.

A todas las mujeres que nos duele que nos estén matando.

Y sobre todo, a las que no callan ante el exterminio de las pobres, explotadas e invisibles.





marielacastroflores.blogspot.mx

@MarieLouSalomé





Mariela Castro Flores

Politóloga y analista política especialistas en género y derechos humanos.