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Que la tierra tiemble porque el mundo para

Que la tierra tiemble porque el mundo para 7 de marzo de 2017

Mariela Castro Flores

¿Quién dice que mujeres juntas ni difuntas? El próximo 8 de marzo se ha organizado la más grande movilización de mujeres de la que se tenga registro a nivel mundial de manera simultánea en 40 países.

El antecedente es el movimiento #24A realizado el pasado 24 de abril que fue apoyado por el movimiento feminista argentino “Ni Una Menos” que llevaron a paro general aquel país del cono sur bajo la consigna #MiércolesNegro ya que se detuvieron todos los sistemas productivos en aquellas latitudes obteniendo solidaridad de mujeres en varios países, 15 para ser exactas –incluido México- y con Polonia sumándose respaldando las acciones.

En aquella ocasión la intención fue paralizar las actividades productivas y económicas de tantos países como fuera posible para generar conciencia sobre la inmediata urgencia de reconocer el trabajo que las mujeres aportamos al desarrollo de los países ¿A que me refiero con esto? ¿Qué se supone que las mujeres aportamos además de barrer, trapear y limpiar colitas?

Bien, pues mire usted: las mujeres para empezar, parimos. Existe la preconcepción de que en nosotras es una cuestión natural, incluso socialmente se nos ha impuesto el deber de hacerlo como realización personal; para confirmar que así es, las mujeres que se niegan a la maternidad son estigmatizadas y finalmente, ¿quién provee de ciudadanos a una nación si no somos nosotras? Eso convierte a la maternidad en una función social.

Por otro lado la crianza no es asunto menor. En pos de ella se nos ha culpado por ser las grandes causantes de todos los males de la humanidad y se glorifica a aquellas que sobreviven a todas las violencias y agresiones impuestas por el sistema que ni siquiera reconoce la labor como trabajo.

Y desde luego que lo es, uno de 24 horas porque en la primera infancia no es fácil hacer sobrevivir a una criatura de acuerdo a lo establecido: sano, limpio y funcional socialmente de acuerdo a su edad; eso implica un enorme desgaste físico, emocional y mental.

Hacerlo requiere no poder desarrollar otras actividades que nos agradan o bien, pudieran permitirnos crecer profesionalmente.



El cuidado de las y los vulnerables es otro tema intocado e indispensable para que esta sociedad funcione.

Las personas tenemos padre, madres, abuelos, hijos(as) menores con quien se requiere tener relación; sin embargo cuando estos son mayores, padecen alguna enfermedad que requiere supervisión y cuidado, los hijos(as) poseen alguna discapacidad, cursan procesos de adicción, están internos en centros de readaptación social o peor aún, los tienen desaparecidos(as) las madres son sobre exigidas porque son las únicas que asumen la responsabilidad de su cuidado y protección.

El trabajo doméstico sin profundizar en teorías ideológicas –porque las hay- es la gran asignatura pendiente de todos los gobiernos en todos los países. ¿Por qué es tan importante? Porque nada más ni nada menos porque cada peso que se produce o se gasta en el espacio público es posible porque hubo al menos de 1 a 3 mujeres involucradas en su generación.

La esposa que lavo, planchó, preparo desayuno o puso lonche para que el señor fuera a trabajar, un ejecutivo requerirá la labor de varias mujeres para cumplir con su función y atender sus citas, atender a la familia y generar toda la infraestructura doméstica y de cuidados para que ese señor o quien sea, pueda específicamente realizar su trabajo sin dificultades.

Y conste que los ejemplos que estoy utilizando solo los estoy enfocando en el modelo de familia heternormativa.

Imagine un día que su escuela, periódico, empresa, agencia o cualquiera que sea su sitio de trabajo no opere porque las mujeres no asistieron a trabajar. Que su esposa o compañera de vida se negó a cuidar a los críos y cuando usted fue a dejarlos a la guardería está cerrada porque quienes trabajan ahí son mujeres, que llegando a su empleo no haya quien responda los teléfonos o atienda a los clientes, que en las tiendas o supermercados no haya cajera, dependienta o personal de limpieza.

Imagine eso, ¿qué harían los jefes, directores o presidentes sin las trabajadoras?

Eso sucederá el próximo 8 de marzo y si no lo cree, piense en que si no paramos, no lo hacemos porque las mujeres somos las primeras afectadas cuando se precariza la oferta laboral (somos las últimas en ser contratadas y las primeras en ser despedidas), padecemos la feminización de la pobreza (somos las que trabajamos más y las que ganamos menos), cubrimos hasta triples jornadas (crianza, cuidados, trabajo fuera del hogar y el doméstico) y según cifras del PIB, somos las que realizamos a nivel global 2/3 del trabajo productivo y somos dueñas de tan solo el 1% de la riqueza mundial. Eso no es agradable ni lo tenemos que soportar porque a muchas les cuesta la vida.

Hay muchas formas de unirse al paro. La más importante es no asistir a laborar en casa o centros de trabajo. PARO TOTAL (en casa no hacer labores domésticas y de cuidado. En caso de no poder faltar al trabajo, vestir de negro y/o morado o llevar consigo elementos de esos colores. Cesar las compras por toda la jornada y si es imposible, comprar lo menos que se pueda durante ese día y finalmente, juntarse con otras mujeres a platicar con las múltiples formas en que nos afecta que no se reconozcan nuestras aportaciones a la económica de las casa, nuestra comunidad y el país.

Las mujeres no solo somos indispensables en nuestra casa para con nuestras familias, somos pilares fundamentales de la economía de las naciones; por tanto, el estado tiene obligación de reconocerlo de esa manera traduciéndolo a políticas públicas adecuadas y efectivas que garanticen nuestra seguridad, tranquilidad y vidas.

Si al Estado no le importamos, que produzca sin nosotras.

#NiUnaMenos #VivasNosQueremos

Este 8 de marzo #YoParo

marielacastroflores.blogspot.mx

@MarieLouSalomé

Mariela Castro Flores

Politóloga y analista política especialistas en género y derechos humanos.