¿Qué es lo que realmente ocurrió?
Sin Retorno

La captura de El Mayo Zambada

¿Qué es lo que realmente ocurrió? 29 de julio de 2024

Luis Javier Valero Flores

Chihuahua, Chih.

Ante las distintas versiones y las más diversas interpretaciones sobre esa captura, le ofrecemos una variedad de los artículos de analistas, publicados el día de hoy en distintos medios: Eduardo Guerrero y Mauricio Merino en El Universal;  Manuel J. Jáuregui, en Reforma y Raymundo Riva Palacio en El Financiero.

¿Habrá guerra?

Eduardo Guerrero

Con el arresto de ‘El Mayo’, el riesgo de que un nuevo rompimiento violento al interior del ‘Cártel de Sinaloa’ sacuda al país parece muy alto.

Desde que se conoció la extraña captura, o entrega, del Mayo Zambada y de Joaquín Guzmán López, han circulado versiones contradictorias sobre lo ocurrido. Más allá del interés morboso –quién traicionó a quién– hay una preocupación real: si a raíz de los arrestos habrá o no habrá un rompimiento violento al interior del Cártel de Sinaloa.

Es un asunto de vital importancia. Durante la última década, el mundo criminal mexicano se ha ido organizando en torno de dos grandes ‘coaliciones’: la del propio Cártel de Sinaloa, y la que encabeza el CJNG. La modesta reducción de la violencia que se ha logrado a partir de 2021 se debe en buena medida a la relativa estabilidad y el equilibrio de fuerzas entre ambas coaliciones. Sin embargo, el rompimiento en la cúpula del Cártel de Sinaloa podría dar lugar a una nueva ‘guerra’.

El antecedente más relevante es el conflicto que se dio a raíz del arresto de Alfredo Beltrán Leyva, El Mochomo, en enero de 2008. Este arresto, que los Beltrán Leyva atribuyeron a una traición de sus socios, desató una serie de represalias de alto perfil, incluyendo el asesinato en mayo de ese año de Édgar Guzmán, hijo de El Chapo, y de algunos mandos de la Policía Federal. En los siguientes meses los enfrentamientos y asesinatos se dispararon en Culiacán, en Ciudad Juárez y en Durango. No es una exageración decir que, con la escisión de los Beltrán Leya, estalló una espiral de violencia que se salió de control, y que dieciséis años después todavía no se ha logrado contener del todo.

Con el arresto El Mayo, el riesgo de que un nuevo rompimiento sacuda al país parece muy alto, sobre todo si Zambada efectivamente fue convocado a una reunión por Los Chapitos, donde fue secuestrado y luego llevado a la fuerza a Estados Unidos, como ha relatado su abogado, Frank Pérez. ¿Dónde y cómo sería el conflicto? De acuerdo con el monitoreo de organizaciones criminales de Lantia Intelligence, tanto Los Chapitos como Los Zambada tienen una presencia extendida en el noroeste del país, sobre todo en Baja California, Durango, Sinaloa y Sonora. Esas entidades serían el principal escenario de la violencia si se desata la ‘guerra’, y ahí se concentrarían los enfrentamientos entre comandos armados, bloqueos de vías de comunicación, e ‘incursiones’ armadas en las localidades que se identifiquen como ‘refugios’ o ‘bastiones’ de las facciones en conflicto. Por lo que sabemos, ya se tomaron previsiones, al menos para resguardar Culiacán. Sin embargo, será mucho más difícil evitar enfrentamientos en las vastas zonas montañosas del noroeste del país.

Cabe señalar que Los Zambada parecen tener una presencia territorial ligeramente más extendida. Tanto por las operaciones que realizan en el centro-occidente del país (Guanajuato, Jalisco, Michoacán, Querétaro y Zacatecas), como porque cuentan con al menos cinco grupos subordinados, incluyendo a Los Siete Demonios que dominan un buen tramo de la frontera entre Sonora y Arizona. Los Guzmán, y sus cuatro grupos subordinados de los cuales se tiene registro, parecen tener más fuerza al interior de Sinaloa, además de operaciones en el Valle de México y Quintana Roo.

Cabe señalar también que, en el escenario de una ‘guerra’, lo más probable es que algunas de las otras facciones que históricamente han conformado el Cártel de Sinaloa, busquen alinearse con Los Zambada. Tal es el caso de Los Salazar, la mafia con mayor control territorial en Sonora, que ya está en abierto conflicto con Los Chapitos. De acuerdo con Lantia Intelligence, Los Salazar tienen presencia registrada en 18 municipios de dicho estado, incluyendo Hermosillo y las principales ciudades.

Hay dos factores que, en mi opinión, serán decisivos en el potencial conflicto entre los Guzmán y Los Zambada. El primero es el CJNG. Es posible que, si dicho cártel es percibido como una amenaza común, las facciones del Cártel de Sinaloa busquen llegar a un arreglo. De esta forma evitarían debilitarse mutuamente y perder terreno frente a la organización del Mencho Oseguera y sus aliados. Por el contrario, el CJNG podría buscar aliarse con alguna de las dos facciones (probablemente con Los Chapitos, que prácticamente no tiene presencia en el occidente del país), lo que potenciaría el conflicto.

El segundo factor es la respuesta del gobierno, que en años recientes ha tenido ‘gestos’ con el Cártel de Sinaloa. ¿La buena voluntad demostrada por las autoridades servirá de algo para evitar que en los próximos meses estalle una nueva guerra o, por el contrario, convertirá a las propias autoridades en blanco de los ataques, como ya ocurrió durante la ‘guerra’ con los Beltrán Leyva?

*El Universal, 29 de julio de 2024.

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Exhibidos

Manuel J. Jáuregui

Si existiera en México un sano equilibrio de poderes ya estaría el Legislativo exigiendo explicaciones, tanto al Presidente como a su secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, del por qué LA ÚNICA información que dieron en la mañanera del viernes sobre la detención de "El Mayo" y de "El Güero" en El Paso, Texas resultó ser FALSA, totalmente falsa.

Esta la referente a un piloto y un avión monomotor que despegó de Hermosillo y que NADA tenía que ver con el Turboprop en el que arribaron los capos referidos al Aeropuerto de Santa Teresa en Nuevo México, muy cerca de El Paso. Quedó demostrado con esta FALSA información "oficial" que el Gobierno mexicano no SABÍA -ni sabe aún- NADA DE NADA respecto a esta detención. Quedando exhibido -una vez más- que las autoridades norteamericanas NO CONFIAN en las autoridades mexicanas. Por cortesía les avisaron de la Embajada a grosso modo, pero sin detalles.

Al mismo tiempo, en la campaña del candidato republicano a la presidencia, Donald Trump, Ken Cuccinelli, asesor y Jefe del "Centro para la Renovación Americana", afirma que el gobierno mexicano no sólo era tolerante de los Cárteles, sino que era SU CÓMPLICE. Repitiendo lo que ha dicho el candidato mismo, que al llegar a la presidencia ATACARÍA militarmente los laboratorios de los cárteles y que acabaría con todos y cada uno de los capos, así como con aquellos que facilitan su ilícita actividad, mandando a México "Kill Teams" para acabar con los Cárteles y quienes les ayudan.

Habrá que analizar que la exhibida que le dio el Procurador Merrick Garland al Gobierno del illuminati tabasqueño provino de Joe Biden, esto es de los Demócratas. Mientras que las amenazas de intervenir militarmente en México, para combatir la epidemia de fentanilo que cobra ciento cuarenta mil vidas al año en el vecino País, provino de los Republicanos.

Conclusión: nuestros vecinos hablan en serio -BIPARTIDARIAMENTE- cuando afirman que quieren ver del Gobierno mexicano una papel más activo en el combate del trasiego de metanfetaminas hacia Estados Unidos. 

Con la advertencia de que si no lo hacen nuestras autoridades lo harán ellos, bajo el paraguas de la Orden Ejecutiva, mediante la cual eliminaron al líder Talibán (ISIS), Abu Bakr Al Baghdadi, en 2019. Y ésta es que "representan una amenaza existencial para al seguridad de los Estados Unidos".

Queda obvio y evidente que esa política blandengue y tolerante de "abrazos, no balazos" no puede continuar. La Presidenta Electa deberá escoger si coopera y deveras combate a esas organizaciones violentas que en varias zonas del País han rebasado a las autoridades.

La actual situación -sobre todo este último golpe en el que el Gobierno mexicano no intervino- provoca una comparación con los acontecimientos en COLOMBIA, con Pablo Escobar, cuando se convirtió en una amenaza para el ESTADO colombiano y para la estabilidad de la región. En ese caso, pero ahí sí con la ayuda del Gobierno colombiano, Estados Unidos intervino fuerte y acabaron con la amenaza.

CONSTE: este articulista comenta los acontecimientos y sus posibles consecuencias, de ninguna manera hacemos juicios respecto a lo que ocurre más allá de nuestra frontera. Cada uno analizará y tendrá su conclusión. Nuestra modesta misión es tratar de hacer sentido de los acontecimientos recientes, contradictorios, confusos, opacos e increíbles.

Por ejemplo, "El Mayo" se inició en las drogas a los dieciséis años: hoy tiene setenta y seis: es decir lleva SESENTA AÑOS en el negocio. En ese tiempo NUNCA "El Mayo" fue detenido: era cuidadoso, guardaba muy bajo perfil, además estaba distanciado de "Los Chapitos", NO SE SUBÍA a los aviones, no le gustaba, y además de estar enfermo, contaba con la protección de un sistema de seguridad impresionante. ¿Y a este viejo lobo de mar, desconfiado y sagaz, lo engañó un Güerco de treinta y seis años, de quien de por si desconfiaba, lo secuestró y se lo llevó a Estados Unidos? Este cuento suena inverosímil.

En teoría nuestro Gobierno debería de saber que sucedió, pero ya nos dimos cuenta que no sabe nada, y además, lo poco que cree saber resultó TOTALMENTE FALSO. Quizás algún día la opinión pública sabrá la verdad: qué realmente pasó, o quizás, quedará como otro misterio más sumado al de ¿Quién ordenó la muerte de Colosio?

*Publicado en REFORMA, el 29 de julio de 2024.

 

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Humillados y noqueados

Raymundo Riva Palacio 

La operación para la extracción de Zambada comenzó hace un año y medio, reveló el procurador general Merrick Garland, y se hizo de manera clandestina, comenta Raymundo Riva Palacio.

Después de más de 50 horas de que Ismael el Mayo Zambada y Joaquín Guzmán López fueron puestos bajo custodia por el Departamento de Justicia de Estados Unidos, el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gabinete de seguridad siguen sin tener ninguna idea de lo que sucedió. Lo más que han llegado a concluir es que se trató de una burla del gobierno de Joe Biden, la peor, se puede añadir, que se recuerda en las relaciones bilaterales. Hasta el fin de semana los estadounidenses no habían tomado las llamadas de los mexicanos, y la secretaria de Relaciones Exteriores, Alicia Bárcena, no había podido presentar el proyecto de respuesta a la afrenta que le pidió el Presidente. En realidad, no hay forma como puedan salvar la cara.

Biden, probablemente por las mismas razones electorales por las que volteó los ojos ante todo lo que hacía López Obrador en México –asalto a los órganos autónomos, ataque al INE, cruzada contra la Suprema Corte, linchamiento contra sus críticos, por citar algunas acciones que en otros momentos habrían sido consideradas abuso de poder– a cambio de frenar la migración, dejó de cerrar investigaciones que pudieran afectar al Presidente mexicano, y detuvieron al máximo jefe del narcotráfico en el mundo en una operación de extracción que violó la soberanía mexicana. En Palacio Nacional se enteraron por los medios.

Le cobraron a López Obrador cuatro años de desdén y nula cooperación, en algo equivalente a una burla. La operación para la extracción de Zambada comenzó hace un año y medio, reveló el procurador general Merrick Garland, y se hizo de manera clandestina. Lo que explica la humillación al gobierno obradorista es haber ignorado una ley para que todas las acciones de la DEA fueran informadas al gobierno –que pasó con prontitud el Congreso–, propuesta por el Presidente tras la detención en Los Angeles del general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa, en 2020.

La mofa está en la sutil ironía. La DEA no participó en la extracción, por lo que, técnicamente, no engañó al gobierno mexicano. La operación fue coordinada por el área de Investigaciones del Departamento de Seguridad Territorial, que se coordinó con el FBI. Este pequeño detalle, que es monumental, ha pasado desapercibido por López Obrador y su gabinete de seguridad. Si tan sólo recordaran que el tráfico de fentanilo –por lo que acusan a Zambada y a Joaquín Guzmán López, uno de los cuatro hijos de Joaquín el Chapo Guzmán–, fue clasificado por la Casa Blanca desde hace más de un año como un tema de seguridad nacional, entenderían que la captura de Zambada es sólo el principio.

El que haya encabezado la operación el Departamento de Seguridad Territorial muestra en qué nivel de prioridad se encuentra el combate al fentanilo. Si la captura se dio en el marco de seguridad nacional, la probabilidad de que participaran varias agencias de inteligencia estadounidense –como la CIA y la Agencia de Seguridad Nacional, para vigilancia electrónica y de telecomunicaciones durante la operación–, es altamente probable. El FBI, que tiene capacidad legal para actuar en México en tareas de inteligencia, fue utilizado para ver los asuntos legales de la captura, posiblemente para establecer salidas plausibles en caso de que México acusara a Estados Unidos de haber intervenido ilegalmente en su territorio. Lo que probablemente no esperaban es que el gobierno obradorista se quedara mudo.

El spin estadounidense, reflejado en sus medios viernes y el sábado, que cuenta que Guzmán López, actuando para lograr beneficios para su hermano Ovidio –detenido tras la presión de la vicepresidenta Kamala Harris durante un desayuno con López Obrador en su residencia en Washington poco antes de ver a Biden en 2022–, engañó a Zambada para que lo acompañara a ver unas pistas clandestinas en el norte de México, generó dudas entre algunos funcionarios, los más sofisticados y conocedores, como el fiscal general Alejandro Gertz Manero, que le dijo al Presidente que creía que se había entregado.

En México se tomó la versión de Washington a ciegas, pero el sábado por la noche, Keegan Hamilton, el informado editor de justicia de Los Angeles Times, reveló nuevos elementos a la captura de Zambada que contradicen la versión de las autoridades estadounidenses, pero dejan peor parado al gobierno mexicano. Hamilton habló brevemente con Frank Pérez, abogado de Zambada, quien le dijo que su cliente fue secuestrado por un comando de seis personas en uniformes militares, amarrado de pies y manos, con una bolsa negra en la cabeza para evitar que viera nada, y lo subieron a un avión contra su voluntad. Los uniformes militares, de confirmarse la versión, no necesariamente pertenecerían a unidades del Ejército; el FBI y la CIA también utilizan uniformes tácticos, que parecen militares, en operaciones especiales.

La posibilidad de que haya sido secuestrado y llevado a Estados Unidos tiene más sentido que la hollywoodesca operación contada sobre el engaño a Zambada, toda vez de las medidas de seguridad extremas del principal narcotraficante del mundo, que vivía en la sierra de Durango y nunca usaba dispositivos móviles, para evitar que lo ubicaran, comunicándose solo por radio. Cuando tuvo una extraordinaria aparición en la prensa, hace unos 13 años en una entrevista con el periodista Julio Scherer, para enviar un mensaje al presidente Felipe Calderón de que las familias quedaran excluidas de su guerra, no fue el director de Proceso quien lo encontró, sino los abogados de Zambada quienes lo buscaron.

Las revelaciones de Los Angeles Times le abren la posibilidad a López Obrador de romper la parálisis en la que se encuentra y hacer algo sustantivo, como reclamar airadamente al gobierno de Biden por la operación secreta, ilegal y violatoria de los acuerdos bilaterales y de las leyes mexicanas. No resolvería nada de lo sucedido ni lo que vendrá, pero se podría quitar la bota que le pusieron a su gobierno en el pescuezo y recuperar algo de la dignidad, aunque sea tantas horas después de que se la mancillaron.

*Publicado en El Financiero el 29 de julio de 2024.

 

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Salió uno y llegaron tres

Mauricio Merino

No hubo que esperar hasta (la todavía posible) elección de Donald Trump para atestiguar la intervención del gobierno de Estados Unidos en territorio mexicano. El presidente Biden se le adelantó —buscando quizás entregar algunos votos de los conservadores a su candidata Kamala Harris— demostrando que también ellos pueden actuar directamente en el desmantelamiento de los cárteles mexicanos, sin previo aviso y sin pedir permiso. En la conferencia matutina del viernes, la secretaria de Seguridad Pública (y futura secretaria de Gobernación) acuñó la frase que quedará para la posteridad: “Lo único que sabemos es que salió uno y llegaron tres”.

Se agradece la franqueza. Sin darle vueltas al asunto, Rosa Icela Rodríguez reveló entre líneas mucho más de lo que dijo. Ignoraba cómo fue que dos de las cabezas principales del Cártel de Sinaloa cayeron en manos del gobierno estadounidense: si fue por una entrega pactada, si fue por engaños bien ejecutados o si fue un secuestro. Solo confirmó que, en efecto, Ismael Zambada y Joaquín Guzmán López salieron de Sonora, en un avión privado, gracias a las gestiones de un señor apellidado Ibarrola que engañó (o corrompió) a las autoridades migratorias y a la policía mexicana: “Salió uno y llegaron tres”.

En esa conferencia se nos dijo, también, que la comunicación con el gobierno de Estados Unidos fluye a través de su embajada en México. La única excepción que se informó a los medios fue la de una supuesta llamada telefónica entre los fiscales generales de ambos países, cuyo contenido también se desconoce. La secretaria de Seguridad Pública se enteró, a través de la embajada, de la captura (negociación, secuestro) seis o siete horas después de que aquel avión privado despegó de México. Dijo también que se comunicó de inmediato con los secretarios de la Defensa Nacional y de Marina para darles la noticia, pero éstos ya estaban enterados: la misma embajada, informó, les había avisado antes que a ella. No me pasa inadvertido el dato: la cabeza civil del sistema de seguridad pública no fue informada por sus supuestos subordinados, jefes de las fuerzas armadas. Pero tampoco el presidente: López Obrador lo supo hasta después de las cuatro de la tarde.

Dice Rosa Icela Rodríguez que la información entre los dos gobiernos es fluida y confiable. Empero, el “Mayo” Zambada no había sido detenido nunca por autoridades mexicanas, porque nunca lograron localizarlo. De eso se jactaba el propio “Mayo” desde aquella entrevista que el capo decidió otorgarle a Julio Scherer (padre) hace ya casi tres lustros: en 2010. Se ocultó con éxito de los gobiernos mexicanos, pero no de Estados Unidos. Si de veras hay tanta información cruzada como la que presume Rosa Icela Rodríguez, ¿por qué los americanos prefirieron una operación secreta, violando la soberanía de México? ¿Tanto desconfían de nuestras autoridades?

“De acuerdo a la Estrategia Nacional de Seguridad Pública (DOF 16/05/19) y al Plan Nacional de Desarrollo (DOF 17/07/19) (dice la página oficial del Gobierno de México), se entiende a la seguridad nacional como una condición indispensable para garantizar la integridad y la soberanía nacionales, libres de amenazas al Estado (...). La seguridad nacional se encuentra definida —con un enfoque práctico— en la ley de la materia como: las acciones destinadas de manera inmediata y directa a mantener la integridad, estabilidad y permanencia del Estado mexicano, tanto en su vertiente de seguridad interior como de defensa exterior (...)”

Amenazada desde dentro por los cárteles y desde el exterior por Estados Unidos, la seguridad nacional está en crisis. Por eso, los mal dicientes andan repitiendo que al gobierno mexicano le pasó lo mismo que al avión mágico: salió uno y llegaron tres.

*Publicado por El Universal el 29 de julio de 2024.

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario