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Propuesta “reparadora” a los diputados

Propuesta “reparadora” a los diputados 17 de noviembre de 2016

Luis Javier Valero Flores

Uno de los problemas para disminuir los salarios de los funcionarios de los primeros niveles del gobierno es el de que nada puede legislarse retroactivamente.

Ahora que estamos en la tendencia que las leyes se pueden retorcer, si se aplican en el sentido de lo “bueno”, de lo necesario para la sociedad, visto desde la óptica de quienes ahora conforman la mayoría de las simpatías electorales, a pesar de que no se le puede imponer a nadie una disminución de su salario, si es que ya lo recibió en un monto mayor, como estaría en el sentido de lo bueno, podría lograrse al fin y al cabo es una medida “reparadora”.

Así, los salarios del gobierno federal y de los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), por ejemplo, no los podemos disminuir porque ya están devengando uno de monto previamente determinado.

Si acaso llegáramos a lograr que el Congreso de la Unión determinara la disminución de los salarios en esos niveles de gobierno tendría que aplicarse para los nuevos funcionarios, no para los actuales… porque una ley que perjudique a alguien no se puede aplicar retroactivamente, bueno, eso dice la Constitución, aunque en el caso de los ministros de la SCJN podrían inconformarse por aquello de que algunos ganarían más que otros y eso también está prohibido constitucionalmente, aunque ya sabemos y vemos, en los gobiernos hay funcionarios que ganan más que otros a pesar de que se encuentran en el mismo nivel.

Bueno, pues la propuesta a los diputados locales, a todos, es que aprueben una disminución de sus salarios para el año 2017 (ya que deberán aprobar el presupuesto para ese año en las próximas semanas), a niveles de lo que gana un maestro de tiempo completo de la Uacj o de la Uach con una antigüedad de 5 años en ese empleo (por aquello de los estímulos que alcanzan los maestros de nuestras dos universidades públicas), que deben percibir entre 25 mil y 40 mil pesos mensuales (y estos últimos serían los que hicieron una buena cantidad de actividades para alcanzar tales niveles salariales, como cursos, diplomados, investigaciones, etc.).

Compárense los 108 mil pesos que ganan los diputados de Chihuahua al mes (los locales) con los alrededor de 60-65 mil pesos que obtienen los maestros mejor pagados de nuestras universidades, aquellos que están en el “top ten”, es decir, los que son masters o doctores, que son miembros del Sistema Nacional de Investigadores, con trabajos publicados en infinidad de publicaciones científicas y académicas, etc.

Entonces, si aprobaran una medida como la propuesta, notoriamente retroactiva, pues nuestros legisladores ya percibieron un ingreso superior a los 100 mil pesos por el mes de octubre y la primera quincena de noviembre, tendríamos un ahorro significativo y, claro está, habrá diputados que se inconformarán.

Estarán en su derecho a acudir a los tribunales.

¿Pero cómo se verán los diputados que litigaran una disminución de su salario y alegaran que se está aplicando una legislación, retroactivamente, en su perjuicio?

¿Cómo podrían presentarse nuevamente ante los electores, en busca de su reelección en 2018?

Y lo mismo se podría aplicar a los funcionarios de los primeros tres niveles del Gobierno del Estado.

No pueden salir a desestimar tales propuestas, del modo que lo hicieron sus antecesores; podrán decirnos que la disminución de los salarios de esos niveles no implica un ahorro mayor, pero sí les podremos decir que sería una de las mejores evidencias acerca de la buena voluntad que tienen de hacer las cosas de manera distinta a la de quienes ocuparon el gobierno de Chihuahua tan de mal modo.

Hablaría de una conducta ética, nueva, mejor, radicalmente distinta a la de la mayoría de quienes han ocupado carteras en los gobiernos y podría decirle al pueblo de Chihuahua que sus nuevos gobernantes no ven a la administración pública como el botín sexenal.

¡Ah, y si argumentan, como muchos lo han hecho, que los funcionarios públicos (y cuando dicen lo anterior, cambian el tono de voz, y en lugar de funcionarios se llaman a sí mismos “servidores públicos”) deben tener los mismos niveles salariales que en la empresa privada, les podemos decir, entonces, que vayan y busquen esos puestos en las empresas y se les puede poner de ejemplos a la mayoría de los funcionarios gubernamentales de los Estados Unidos, cuyos salarios son notoriamente inferiores a los de los ejecutivos de las empresas!

[email protected]; Blog: luisjaviervalero.blogspot.com; Twitter: /LJValeroF

Luis Javier Valero Flores

Director General de Aserto. Columnista de El Diario