Chihuahua, Chih.
“La cultura termina donde empieza la carne asada”: José Vasconcelos
Filósofo, ex rector de la Universidad Nacional de México y primer titular de la SEP (1921-1924)
Con la carrera por la Presidencia desatada encontrándonos a tres años de la culminación del sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el senador Ricardo Monreal, coordinador de MORENA en el Senado y aspirante a Palacio Nacional, hizo énfasis sin pudor de sus aspiraciones.
Más de una vez ha declarado públicamente que busca la nominación guinda. Sin embargo, ahora lo hizo de una manera distinta, rompiendo esquemas, tras deslizar que “ya le toca al norte (de México) tener un Presidente” (sic).
Los dichos monrealistas dan para un amplio análisis, pues, en la era contemporánea, pocos han sido los norteños que han pisado Los Pinos o, en este caso, Palacio Nacional. Al principio de la era contemporánea parecía no ser así. Luego de una larga era liberal dominada por Porfirio Díaz (Oaxaca), sus antecesores también habían sido del sur, destacando a Sebastián Lerdo de Tejada (Veracruz) y el propio don Benito Juárez (Oaxaca).
Empero, luego de la lucha armada, el norte parecía haber recuperado su dominancia y sus fueros. Don Francisco I. Madero, el sucesor de Díaz (conocido como el “apóstol de la democracia”) era coahuilense; al igual que Venustiano Carranza, temprano forjador de instituciones e ideólogo del constitucionalismo.
La tendencia siguió casi toda la década de 1920, con el predominio del denominado “Grupo Sonora”. Tanto el Gral. Álvaro Obregón (1920-1924); como su sucesor, el Gral. Plutarco Elías Calles (1924-1928) y Abelardo Rodríguez (1932-1934), eran oriundos de dicha entidad norteña.
La excepción a la regla fue Pascual Ortiz Rubio, michoacano (1930-1932); pues, aunque Emilio Portes Gil no era sonorense, sí era tamaulipeco, motivo por el cual, el dominio norteño en política nacional continuaba visualizándose.
Pero, a partir del Cardenismo (1934-1940) dicha preeminencia cesó. La mayoría de los mandatarios de México, a partir de entonces, han provenido de las entidades del centro y sur de la República. Destacadamente, el propio Gral. Cárdenas era michoacano; Ávila Camacho (1940-1946), poblano; Miguel Alemán y Adolfo Ruiz Cortines, veracruzanos; Adolfo López Mateos, mexiquense; Gustavo Díaz Ordaz, poblano; Luis Echeverría Álvarez, capitalino (Ciudad de México), al igual que su sucesor, José López Portillo; además de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo; mientras Miguel de la Madrid era originario de Colima.
Con la transición a la democracia no se rompió la tendencia, pues Vicente Fox -el “Presidente de la alternancia- es guanajuatense; Felipe Calderón, michoacano; Enrique Peña Nieto, mexiquense; y Andrés Manuel López Obrador es el primer tabasqueño que llega a la Presidencia de la República ¡casi noventa años y ningún norteño ha pisado la Casa Presidencial¡ ¡Increíble!
Empero, sí ha habido personajes que han aspirado a la postulación, misma que, por diversas circunstancias, no han alcanzado. Destacan el Dr. Ignacio Morones Prieto, connotado médico regiomontano quien, tras arribar a la Secretaría de Salubridad y Asistencia durante el sexenio de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958), se le llegó a mencionar como uno de sus probables sucesores, junto a Ángel Carvajal (a la sazón, Secretario de Gobernación) y Gilberto Flores Muñoz (de Agricultura).
Empero, la nominación no cuajó, y Morones terminó su trayectoria como director del Seguro Social en la década de 1960. De haberse cristalizado la nominación, hubiese roto los parámetros, pues, además de norteño, habría sido uno de los pocos mandatarios de esa industrializada entidad norteña, la cual sólo ha dado como mandatario a un poco conocido Melchor Múzquiz; y ha tenido promesas políticas que no han cuajado a nivel nacional, como el caso del Gral. Bernardo Reyes (Secretario de Guerra del Porfiriato, y quien aspiró, malogradamente, a la sucesión).
Años después, la tendencia no se ha repetido (la de Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, ex gobernador de Nuevo León, pareció ser la “crónica de una candidatura fallida”).
Y aunque Salinas de Gortari y Zedillo tenían ciertos vasos comunicantes con el norte (el padre de Salinas era regiomontano y Zedillo radicó durante su infancia en Ensenada) eran personajes más cercanos al centro que al norte de la nación.
Y si el norte ha dado pocos Presidentes durante la era contemporánea, Chihuahua queda más lejos de la tendencia aún. Aquí se repite aquel viejo adagio que, si bien nuestra entidad fue de las pioneras en la lucha armada, no le tocó recoger los frutos ¡pues ningún mandatario de la era contemporánea ha sido oriundo de Chihuahua!
El caso más próximo es el de don Abraham González, quien, tras el arribo de don Francisco I. Madero a la primera magistratura de la nación (1911), fue su segundo a bordo (Secretario de Gobernación).
De ahí en fuera, ninguno ha llegado a tan alta posición, aunque sí ha habido connotados miembros del gabinete como Manuel Bernardo Aguirre (Secretario de Agricultura, durante parte del sexenio de Luis Echeverría); Óscar Flores (titular de la PGR en tiempos de López Portillo); Francisco Barrio (titular de la Contraloría durante el foxismo) y Arturo Chávez (uno de los tres procuradores del calderonismo).
Presumiblemente, Fernando Hiriart Balderrama (Secretario de Energía durante el salinismo) también era chihuahuense; pero debido a que salió muy joven de la entidad, probablemente estaba distante de la dinámica que se seguía en estos lares norteños.
Como podemos ver, el norte -y más Chihuahua- han estado lejos de las decisiones y del concierto nacional. Muchas veces podemos ver que algunos mandatarios, cuando piensan en México, lo hacen desde la óptica del sur y del Bajío; pero pocas contemplan la distinta realidad norteña. Me atrevería a decir que, ni siquiera López Obrador, con el conocimiento del terreno que le otorgan las giras que constantemente realiza al interior de la República, comprende cabalmente nuestra realidad; pues algunos aspectos los contempla desde el ideal centralista, el cual difiere, algunas veces, del provinciano.
Por lo anterior, considero que sí sería positivo que alguien del norte contendiera por la presidencia de la república con posibilidades de éxito. Vislumbrando la historia, esto podría contribuir a darle un giro y una nueva visión, tanto a la administración pública, como a la forma de hacer política ¡esto ya pasó con el grupo Sonora, con Carranza y Madero!
¿No podría volver a ocurrir? Probablemente sí, pero eso dependerá de lo que determinen las cúpulas partidarias, y, sobre todo, el electorado nacional, mismo que, en sus diversas regiones, determinará el resultado de los comicios venideros.
Solamente hay un pequeño detalle. El senador Monreal es oriundo de Zacatecas; y hay una álgida discusión en torno a si el estado natal del poeta Ramón López Velarde, pertenece al centro o al norte de la República. Pero eso, ya sería materia de otra colaboración. Mientras tanto, Monreal puso sobre la mesa, una discusión en ocasiones soslayada: “¡que el norte también existe! (dando vuelta al verso de Mario Benedetti).
NORTE COMPLEJO
Hasta hace poco tiempo, parecía haber una división entre el norte y el sur, cual línea arqueológica que dividía Aridoamérica de Mesoamérica. Empero, ahora parece haberse complejizado, pues mientras el noroeste se unió con todo a la ola morenista; Chihuahua se replegó de la misma; Coahuila le apostó al PRI (que a nivel nacional destila decadencia); Nuevo León parece un microcosmos con nueva política alejada de la vieja partidocracia y Tamaulipas, otrora bastión del PRI, parece encaminarse a una victoria de MORENA en las elecciones del año entrante ¡mucho que pensar!