Chihuahua, Chih.
La decisión del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional en el Congreso de Chihuahua, de nombrar a Alfredo Piñera como su “asesor” en comunicación social, debiera ser un tema de honda preocupación para el grupo gobernante.
Puede ser que los actos realizados por Piñera y otros destacados panistas en el asesinato de la periodista Miroslava Breach, ubicados en muy importantes puestos gubernamentales, no encuadren en la comisión de ilícitos.
O tal vez sí, sobre todo en lo referente a la violación a la intimidad de la periodista, a la grabación ilícita de conversaciones telefónicas, etc., pero no es éste el tema a reflexionar ahora; sin embargo, la determinación de los diputados panistas, que beneficia a Piñera, vaya que sí es una muy grave vulneración a la ética política.
Alfredo Piñera, aprovechando su amistad con Miroslava, grabó una conversación sostenida con la periodista de La Jornada -a la postre asesinada el 23 de marzo del 2017-, sin que ella supiera.
La grabación le fue entregada al alcalde de Chínipas, el panista Hugo Amed Schultz Alcaraz, para que éste la hiciera llegar a Adán Salazar Zamorano, supuesto líder del grupo delictivo conocido como Los Salazar, grupo al que Miroslava señalara como impulsor de diversas candidaturas a las alcaldías, tanto del PRI, como del PAN.
La importancia de la conversación grabada consistía, en que Pîñera la fue orientando para que en ella, Miroslava afirmara que nadie le había proporcionado la información publicada días atrás y que exculpara a los panistas gobernantes en ese municipio, a quienes acusaba Salazar de hacerlo.
Nunca imaginaría la periodista que Piñera la estaba grabando, menos que la grabación fuera entregada a “Los Salazar”.
La petición de que Piñera -a la sazón encargado de Comunicación Social del Comité Estatal del PAN- “ayudara” al alcalde, fue hecha por José Luévano, entonces encargado de la presidencia del comité estatal y quien es el actual secretario particular del gobernador Javier Corral.
Los hechos relatados están asentados en los diversos juicios realizados con motivo del asesinato de Miroslava y nadie los ha refutado, por el contrario.
¿Con qué confianza podrán los reporteros de la fuente del Congreso del Estado relacionarse con Piñera, si en el aire subsiste un hecho que es incontrovertible, el de la grabación a Miroslava Breach, la que ha sido eje central en la acusación a Juan Carlos Moreno Ochoa, el Larry, de ser el autor intelectual del asesinato de la reportera? ¿Cómo puede una fuerza política, y más una gobernante, no actuar con un mínimo de sensibilidad y congruencia ética, en un asunto tan doloroso como lo es el asesinato de una reportera?
De ahí las numerosas críticas recibidas por el líder de los diputados panistas, Fernando Alvarez Monje, cuando, a preguntas directas sobre el nombramiento de Piñera en el Congreso, respondiese que el tema (sic) estaba “superado”.
Lo menos que pueden hacer los actuales gobernantes chihuahuenses es no colocar a Piñera en posición tal que los reporteros deban relacionarse, por motivos de trabajo, con él.
¿Cómo se les ocurre?
Y todavía se enojan cuando se les pregunta sobre el tema…
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